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Jaebum seguía observándose a sí mismo sobre la camilla. Estaba evidentemente pálido, parecía estar muerto, pero ambos sabían que no era así.

Las lágrimas seguían cayendo por las mejillas del azabache. No podía creer que algún día se vería en una situación así, parecía una pesadilla.

Aún con la vista fija en el cuerpo, estiró lentamente su brazo para acariciar su propio rostro, mas su mano acabó atravesando su cabeza. Aparentemente no podía tocar a nadie que no fuera Youngjae.

—N-no puedo sentirme... — YoungJae miró con tristeza a Jaebum y casi inmediatamente desvió su vista a la inscripción en la pared.

Im Jaebum. 20
26/10/2018
23/11/2018

YoungJae frunció el ceño luego de ver las fechas, no entendía su significado. Afortunadamente la enfermera llegó en ese momento.

—Enfermera Jung... ¿Qué son esas fechas?

—Ah, eso. La primera es la fecha en la que ingresó Im, y la segunda... — hizo una breve pausa antes de continuar — La fecha en que será desconectado — YoungJae abrió los ojos como platos y negó con rapidez.

—¡No pueden! Él no está muerto.

—Clínicamente lo está... Y sólo podemos esperar cuatro semanas.

—P-pero sólo queda una semana para esa fecha... ¡No pueden hacerlo! N-necesitan aprobación, ¿no?

—Es así, pero como ningún familiar se ha hecho presente, y tú no eres legalmente un familiar suyo aún... No hay nada que hacer.

—Puedo contactarme con un familar de Jaebum, ¿no?

—Claro, pero primero debo investigar dónde está. Sólo un día más, YoungJae, te llamaré apenas lo sepa.

—Está bien, muchas gracias.

YoungJae arrastró apenas a Jaebum por los pasillos del hospital. Había estado muy callado mientras la enfermera Jung hablaba, después de todo estaba más que aterrado pensando en su destino.

—Jaebumie... — murmuró YoungJae a su lado, apretando con fuerza su mano — No dejaré que lo hagan, no tengas miedo.

El camino a casa fue también extremadamente silencioso. A YoungJae le preocupaba mucho que Jaebum estuviera tan pensativo, pues nada bueno salía de pensar tanto en algo así de triste.

Jaebum tampoco había dejado de llorar. De vez en cuando parecía calmarse un poco gracias a las suaves caricias que YoungJae le proporcionaba en su mano con su pulgar, pero luego nuevamente comenzaba a suspirar con tristeza para acabar rompiendo en llanto.

Apenas llegaron al hogar del menor, corrieron escaleras arriba. YoungJae necesitaba consolar al azabache.

Sentado sobre su cama observó a Jaebum pensativo en un rincón de su habitación.

—Jaebum, ven aquí — el nombrado levantó su vista y asintió, acercándose a paso lento al castaño. Se detuvo frente a éste con los ojos aún llenos de lágrimas y casi inmediatamente se lanzó a sus brazos.

—N-no quiero morir, YoungJae. Quiero caminar tranquilamente por las calles, quiero hablar contigo siempre, quiero hablar con tu madre, presentarme como tu novio... Quiero hacer muchas cosas. ¡No puedo morir!

—No morirás. Me encargaré de que eso no suceda. Iré... Bueno, iremos a visitarte todos los días. Tomaré tu mano, acariciaré tu cabello, besaré tus mejillas... Porque no estás solo, Jaebumie, ni en cuerpo ni en alma.

Jaebum se aferraba con fuerza al cuerpo del castaño. Su llanto comenzaba a cesar gracias a las suaves caricias que repartía por toda la extensión de su espalda y también en su cabello.

Finalmente, como si de un bebé se tratara, Jaebum acabó dormido entre los brazos de YoungJae. Éste último no podía dejar de pensar que Jaebum se veía tan indefenso como un niño pequeño, y la necesidad de protegerlo crecía cada vez más.

Protegerlo. Era exactamente lo que haría, y no sólo eso, sino que también se encargaría de hacerlo sonreír durante esa semana, y por supuesto intentaría evitar a toda costa que lo desconecten, pues él sabía muy bien que Jaebum no estaba muerto.

Fue una mañana tan radiante como YoungJae, aquella en la que el mismo recibió una llamada de la enfermera Jung.

—¿Buenas?

Buenos días, Choi. Tengo, hum... Buenas y malas noticias. Las buenas son que logramos saber como fue que Jaebum llegó aquí y de hecho puedes venir hoy mismo. La mala... Lo sabrás cuando llegues aquí.

¿Puedo ir en una hora?

Por supuesto. Te estaremos esperando.

Muchas gracias. ¡Adiós!

Jaebum había despertado al mismo tiempo que él, y lo observaba con un poco de miedo y gran interés.

Ambos sabían muy bien que quizás al conocer la historia de cómo Jaebum llegó al hospital, éste recordaría todo.

No sabía por qué, pero el castaño tenía un mal presentimiento sobre las razones. Aún así decidieron ir ese mismo día.

La enfermera recibió al castaño con la misma sonrisa de siempre, pero esta vez su expresión cambió rápidamente a una de tristeza.

—El doctor Park hablará contigo en la misma sala donde está Jaebum — YoungJae asintió y retomó su camino.

Tal como la enfermera Jung había dicho, el doctor lo esperaba en la habitación de Jaebum. Su mirada era seria, pero amable. Aparentemente sabía muy bien que la historia no sería bonita de oír.

—Tome asiento, Choi — YoungJae obedeció y se sentó en la silla frente al doctor — Iré directo al grano. Sobre la historia específica de Im Jaebum no sabemos mucho, pero sí como llegó aquí.

—Escucharé atentamente.

—Hace poco más de tres semanas una mujer junto a su marido, de aproximadamente unos cincuenta años de edad, llegaron acompañando a un pobre chiquillo recostado sobre una camilla. Su ropa, sus brazos e incluso sus piernas estaban llenas de sangre, y de hecho hasta llegar a la sala de emergencias seguía escurriendo. Descubrimos después que la sangre provenía de sus brazos. Estaban completamente cortados... Además, ese chico no estaba sólo empapado en sangre, sino también en agua. Las personas que llegaron con él no eran familiares, eran sus vecinos, quienes después de haber escuchado un gran estruendo en la casa de al lado corrieron a ver qué sucedía. No vieron a nadie, pero un casi inaudible sonido en el baño les dió a entender que había alguien ahí. Ellos nos contaron todo, y nos dijeron también que los padres de Jaebum eran la peor basura que podría existir. No logramos conocer las razones por las que afirmaban tal cosa, pero comenzamos a creerlas. Los padres de Jaebum no han venido siquiera un día a visitarlo. De hecho nadie, aparte de tí, ha venido a visitarlo... Éste chico está completamente solo.

YoungJae estaba totalmente sin palabras después de haber oído tal historia. Secó sus lágrimas y apretó con fuerza la cálida mano de Jaebum.

Luego de agradecer al doctor, caminó junto al azabache a la sala de espera. Ambos necesitaban pensar un poco.

—¿Estás bien, Jaebumie? — acercó su mano al nombrado y tuvo la intención de acariciar su cabello, pero la expresión horrorizada en su rostro lo detuvo — ¿J-jaebumie?

—R-recuerdo todo... YoungJae, no puede ser... Recuerdo todo.







El próximo será un flashback de lo que sucedió con Jaebum y a la vez como él lo recuerda.

Gracias por leer ❤

¡Despierta, estúpido Jaebum! [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora