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Los guardias arrastraban a la chica por el extenso pasillo, de una manera ruda y sin cuidado. 

La castaña recibía atención de las demás internas, le decían cosas obsenas y unas cuantas le chiflaban. Le guiñaban el ojo también, pero ella no se dignaba a levantar la vista del piso. 

Odiaba estar en ese lugar. No se lo merecía. Odiaba vivir en ese país de mierda en donde no se buscaba la justicia. 

Los guardías la 'escoltaban' a su celda, en la cual pasaría los próximos 10 años. Pero haría todo lo posible para salir antes de ahí. Costara lo que costara.

Finalmente, llegaron a una celda casi al final del pasillo, identica a las otras. Esta marcaba el número 311B. Debía recordar eso.

Ambos guardias se pararon a un lado de la celda y uno de ellos, sacó la llave para abrir. Una vez abierta, el guardia que aún la sostenía la volteó para liberarla de sus esposas. La volteó y la empujó bruscamente dentro de la celda. Ella rodó los ojos y vio con incredibilidad al hombre detrás de ella. Este le guiñó el ojo, antes de que su acompañante cerrara la reja y ambos desaparecieran de su vista.

Camila trataba de mostrarse fuerte ante la situación. Había sido inculpada y al parecer nadie le creía. Incluso sus padres le habían dado la espalda, las personas que prometieron siempre ayudarla y apoyarla en todo...

Sintió sus ojos arder y un pequeño nudo se formó en su garganta. Parpadeó varias veces para evitar que las lágrimas que estaban por venir salieran y se aclaró la garganta para eliminar el nudo en ella. 

Ya no lloraría más. Había llorado y sufrido demasiado ya. No podía seguir mostrandose débil ante lo que ocurría. 

Cuando se calmó, observó la pequeña habitación en la que se encontraba. Las paredes eran grises y había una litera a un costado. Tenía una pequeña mesita, en la cual, habían algunas cosas ajenas. Entonces, se dio cuenta de que no estaría sola allí. Compartiría con alguien. Solo esperaba que no fuera una psicópata o algo por el estilo.

Sus ojos volaron a unos artefactos de metal que estaban sujetos al piso y abrió los ojos a más no poder. 

«¿Es en serio?» pensó con incredibilidad al ver un escusado y un lavamanos a simple vista. Si alguien pasaba, podría verla haciendo sus necesidades...

Eso solo empeoró más las cosas. Sólo llevaba unos pocos minutos ahí y ya quería esfumarse de ese lugar. ¿Cómo se supone que sobreviviría los próximos 10 años allí dentro? 

 «Quiero morir.» 

Las ganas de llorar regresaron y esta vez no pudo contenerlas más. Se sentó en la litera de abajo, llevó sus manos a su rostro y se echó a llorar. No tanto como había estado llorando los úlitmos días, pero probablemente este era un llanto más significativo. 

Ya estaba en el infierno... y dudaba poder salir. 

Su llanto no duró más de 5 minutos. Cuando se logró calmarse, limpió sus todo rastro de lágrimas de su rostro y sorbió la nariz hasta eliminar cualquier señal de haber llorado. Aunque ella bien sabía que eso no era cierto.

Se quedó sentada en el mismo lugar por unos minutos más. No sabía que hacer. No sabía que haría cada día. Ella solo quería ir a casa.

Desvió su mirada a su atuendo, aquel típico oberol naranja.

«Al menos me veo bien de naranja.» trató de bromear en su cabeza pero luego, se dio cuenta de que no era momento de bromas y solo se deprimió más. 

Con un pesado suspiro, se acomodó en la pequeña e incómoda cama y se recargó en la pared, viendo hacia arriba encontrandose con la parte de abajo de la cama superior. Suspiró nuevamente y cerró los ojos, tratando de relajarse. Tratando de ir a un mundo diferente y olvidarse del horrible lugar en donde estaba por un momento.

Se perdió en sus pensamientos los siguientes 15 minutos.

"Estás en mi cama." una dura voz la hizo volver en sí. Se sobresaltó y se incorporó rápidamente, ocasionando que se diera un fuerte golpe con la base de la cama superior. 

Hizo una mueca y un gemido salió de sus labios. Se llevó sus manos a su frente, sobandose cuidadosamente. 

Abrió los ojos para conocer a la fuente de aquella voz. Era una chica. Una chica rubia. Estaba parada en la entrada con los brazos cruzados. Se tomó unos momentos para escanearla bien: era rubia y tenía muchos tatuajes por todo su cuerpo, al menos en las partes que eran visibles. Su mirada era dura y dominante. Llevaba el mentón alzado, dando un aire intimidante. Tenía el cabello recogido en una cola y ligeramente desordenado. Su piel era muy blanca.

La rubia, al ver que Camila no se movía de su cama, rodó los ojos y volvió a hablar.

"Estás en mi cama. Te quitas o te quito yo." disparó y un estremecimiento recorrió todo el cuerpo de Camila. Rápidamente se levantó del lugar y se hizo a un lado, observando como la desconocida ignoraba su prescencia y se recostaba en esta, cerrando los ojos.

Camila se quedó allí parada, incómodamente. Suponía que esa era su compañera. Hasta ahora no se veía tan mala, solo un poco... ruda.

No sabía que hacer o decir, así que no hizo ni dijo nada. Se quedó ahí parada, observando a la chica dormir, o descansar, o lo que sea que estuviera haciendo.

"¿Te vas a quedar observandome todo el día?" al oír la voz de la chica, Camila se sobresaltó y vio que ella tenía los ojos cerrados. No supo como contestar a eso. La rubia suspiró. "Supongo que eres la nueva interna." eso no era una pregunta. Ella se incorporó lentamente, estiró sus brazos, se tronó el cuello y luego abrió los ojos. Camila pudo notar que era de color azul cielo. Eran en realidad muy bonitos.

"¿Cómo te llamas?" preguntó. Su tono se había suavizado ligeramente, pero eso no evitaba que Camila se siguiera sintiendo intimidada. La rubia al ver que ella no contestaba, gruñó. "¿Eres retrasada o que? ¿Tengo que repetirte todo dos veces? ¿Cuál es tu jodido nombre?" espetó alzando la voz y recuperando su tono duro.

Camila finalmente, olvidandose de todo nerviosismo que la dominaba ese momento, contestó.

"Ca-camila." se dio cuenta de que eso salió muy poco audible y la rubia la vio con las cejas alzadas. Se aclaró la garganta y trató otra vez. "Camila Cabello." dijo esta vez con más seguridad, tanta, que hasta ella misma se sorprendió. "¿Y tú?" curioseó.

La ojiazul alzó la ceja con diversión y soltó una sonrisa ladeada. "Cassie Miller." dijo "Pero llámame Crack." 

Camila frunció el ceño. Estaba segura de que 'Crack' no era un nombre. "¿Por qué?" preguntó intrigada.

Cassie sonrió maliciosamente. "Bienvenida a 'Rickers', Camila."

*****

Hola :D como estan? Bueno, me presento, soy Andy :) hi! Bueno este es mi nuevo fic! espero que les guste, a mí me está gustando escribirlo ja

'Rickers' se supone que es el nombre de la prisión. Honestamente, no sé si hay una prisión que se llame así en la vida real, pero bueeee! 

¿Qué les pareció el primer cap? ¿Les gustó? Dejenme saber sus opiniones ;)

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«andy»

Prison Love ➳ CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora