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Cassie no le había caído del todo bien a Camila; era ruda, grosera, despreocupada y muy sarcástica por lo que pudo notar, justo el tipo de personas que Camila trataba de evitar. Pero no habían sido tan mala con ella. 

Después de su corta y extraña plática del día anterior, le había explicado como funcionan las cosas allí y, aunque no haya entendido la mayoría de lo que le dijo, estaba mentalmente agradecida por la consideración que tuvo la rubia al tratar de explicarle.

Ese día las habían despertado a las 6:30 en punto. Habían entrado en su pasillo con un megáfono gritando '¡ARRIBA FLOJAS!' y algunas otras cosas a las cuales Camila no le había prestado atención. 

Al abrir los ojos esa mañana, se había llevado una gran decepción al descubrir que todo eso no había sido un sueño. Todo era real. 

Tardó un poco en despertarse, pero Cassie la apuró, con una forma no muy agradable, a levantarse. Se subió en su cama y, prácticamente la arrojó al piso. Camila reaccionó justo a tiempo para poder caer en sus pies, y solo se tambaleó un poco ya estando en el piso. Miró a Cassie con una expresión de sorpresa y reproche.

La rubia la miró con una con falsa inocencia y confusión. Se encogió de hombros. "¿Qué?" preguntó. Camila rodó los ojos y se acomodó el cabello lo más que pudo. 

"¿Qué hay que hacer ahora?" cuestionó. 

"Primero, iremos a comer." indicó, tomando su banda y amarrando su cabello en una alta cola de caballo. Camila asintió y esperó a que Cassie saliera de la celda para ir tras ella. 

Celda. Esa palabra sonaba horrible en su cabeza.

Su compañera salió rápidamente y a paso firme del lugar, dirijiendose al comedor, Camila creía.

Siguieron su largo camino a través del pasillo, pasando por una amplia habitación la cual Camila desconocía pero no se molestó en preguntar. 

Finalmente, llegaron al comedor. Esta, al fondo tenía un gran ventanal, en donde se podía ver un patio. Había mesas esparsidas por todo el lugar y varias mujeres sentadas en ellas o haciendo fila para obtener su comida.

Y fue hasta ese momento en el que Camila pensó por primera vez en la comida. Dudaba que en la prisión les sirvieran platillos gourmet.

Siguió los pasos de Cassie hacia donde estaba lo que se veía como la cocina. Al pasar, la mayoría de las mujeres allí presentes, miraban a Camila con curiosidad, sus miradas eran diferentes que las del día anterior, cuando la habían ingresado. Ella no pertenecía allí. Y eso todas lo notaban. 

"¡Hey, Crack! ¿Te divertiste anoche?" una interna le gritó a Cassie, señalando con su cabeza a la chica que caminaba cabizbaja a su lado. La rubia bufó y rodó los ojos. Volteó hacia ella, dándole una falsa sonrisa muy amplia y le enseñó el dedo de en medio, ocasionando que la mujer se soltara a reír junto con su grupo.

Tratando de ignorar eso, Camila siguió a Cassie hasta la fila de comida. La ojiazul tomó una charola de plástico y Camila copió su acto, esta contenía tres espacios, en donde ella supuso que iría la comida, y un espacio a un costado más largo y delgado.

Esperaron a que la fila avanzara sin decir palabra. Esta avanzó rápidamente y pudo ver como Cassie tomaba una naranja y la ponía en el espacio más pequeño. Luego, tomó un bote de jugo -o eso parecía- y lo colocó en el espacio mediano, agarrando una cuchara en el último segundo. Camila hizo lo mismo, tomando una manzana en vez de una naranja, pero tomando el mismo jugo.

Cassie paró un momento a que le sirvieran a la chica en frente de ella. Posteriormente, fue su turno y la no tan simpática cocinera le sirvió de mala gana su desayuno. Camila entornó los ojos para tener una mejor vista de que era lo que servían, pero Cassie se volteó casi inmediatamente.

Caminó unos pasos y se posicionó en frente de aquella regordeta mujer. Ella, sin si quiera mirarla, tomó un cucharon lleno y, prácticamente, lo aventó a su plato, en su espacio más grande. Amplió los ojos cuando vio lo que tenía en su plato.

Eso ni si quiera se veía comestible.

Era un tipo de pasta blanca, viscosa. Era muy parecida al arroz, pero dudaba que lo fuera. 

Anodada, preguntó a la cocinera. "Uh- ¿Qué es esto?" su voz era nerviosa, confundida y baja. La señora le lanzó una mirada fulminante y en ese momento, sintió una mano tomar su brazo.

"No pasa nada, Gretta. Es nueva." dijo Cassie dirigiendose a la señora, sonriendo falsamente. La mujer asintió y desvió su mirada. Cassie borró su sonrisa y su expresión se convirtió en una mueca de disgusto hacia la mujer. Jaló a Camila y la arrastró hacia su mesa, la cual estaba casi al centro el recinto.

"Nunca en tu vida hagas enojar a Gretta o cuestiones su comida si no quieres que haya veneno en ella." murmuró Cassie duramente y la sentó en la banca cuando ya estaban en la mesa. Camila abiró sus ojos de asombro.

"¿Veneno?" su voz irradiaba miedo.

La rubia asintió y se encogió de hombros. "Solo ha pasado un par de veces, pero te lo advierto. Solo no le hables." le advirtió mirándola a los ojos. Camila asintió cohibida y la rubia empezó con su comida. 

Camila tomó su cuchara y comenzó a revolver su pasta enigmática, aún tratando de adivinar que era. "De todas formas, ¿qué es esto?" preguntó, aún con su vista en la comida. 

"Solo come." contestó Cassie con la boca llena, mirándola con ojos duros y  Camila se preguntó si esa era la única mirada que podía tener. 

Camila se encogió de hombros y se llevó una cucharada a la boca. 

Inmediatamente lo escupió e hizo una mueca de asco. 

«¿Qué es esta basofia? ¿Le llaman comida a esto?» 

Dejó la cuchara en el plato y rápidamente, abrió su jugo y tomó una gran cantidad de este desesperadamente, deseando que le quitara el feo sabor de boca que esa 'comida' le había dejado.

Bajó la botella cuando ya estaba casi a la mitad y lo dejó en la charola. Se dispuso a comer su manzana.

Levantó su vista y notó que Cassie la miraba divertida. "No está tan mal." se burló, llevándose una cucharada a la boca haciendo un sonido de placer. Camila la miró mal por unos segundos y después le dio un mordisco a su manzana, la cual descubrió que estaba muy jugosa.

Ambas terminaron su comida y Camila notó que Cassie comía realmente rápido. La rubia se levantó, tomando ambas charolas y caminó hacia la esquina del lugar, donde tiró las botellas a la basura y depositó las charolas en un bote alto. 

Regresó a su lugar en la mesa, saludando a algunas chicas que conocía por allí. 

Escuchando como la llamaban, Camila frunció el ceño y la duda se implantó en ella.

Cuando Cassie se sentó de vuelta en su lugar, preguntó. "¿Por qué te llaman 'Crack'

El rostro de la rubia se tornó serio por un momento pero soltó una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes. "Te recomiendo no preguntar ese tipo de cosas por aquí." le guiñó el ojo y sonrió descaradamente.

Camila se indignó. "Oh, bien. Gracias. ¿Alguna otra recomendación, Crack?" preguntó con sarcasmo y poniendo un tono burlón en el apodo.

Cassie la miró por unos segundos, no había rastros de aquella sonrisa suya.

Suspiró. "Hay una cosa más." Camila alzó ambas cejas hacia ella, incrédula. Cassie se acercó a ella sobre la mesa, recargándose en sus codos y susurró. "Aléjate de Jauregui."

*****

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«Andy»

Prison Love ➳ CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora