Prison Love ➳ Camren

s i e t e

Una semana ha pasado ya desde que Camila fue ingresada a 'Rickers'.

Ni una llamada. Ni una visita. Nada. 

Todos le habían dado la espalda, cuando ella más lo necesitaba. 

No faltaba una noche en donde no llorara silenciosamente, maldiciendose, pensando en ¿Qué había hecho mal? ¿Qué hizo para merecer aquello? 

No tenía a nadie ahora. Y encima, su compañera de celda la odiaba. O eso creía ella.

Era Jueves por la mañana y, con una sonora alarma, despertó abruptamente. Frunció el ceño, eso se le hizo raro. Normalmente las despertaban con altavoces y diciendoles de cosas. 

Asomó su cabeza ligeramente para ver a la chica debajo de ella. 

La rubia había despertado ya, de un no muy buen humor mañanero. Soltó un gruñido y se revolvió en su incómoda cama, tallandose los ojos con sus manos.

"Cassie" susurró Camila. Escuchó a la chica gruñir como respueta. Trató otra vez. "Cassy." espetó en un tono más fuerte esta vez.

La rubia gruñó nuevamente y Camila tomó eso como señal para seguir. "¿Por qué está sonando esa alarma?" preguntó sobre el estruendoso ruido. Cassie bufó y tapó sus ojos con su antebrazo.

"Siempre es así." murmuró simplemente, con su voz ligeramente ronca por haberse despertado recien. 

Camila frunció el ceño. Ella nunca había escuchado eso.

"Pero yo n–"

"Antes de que llegaras era así. Se habían averiado, por eso los guardias nos despertaban." contestó con una voz floja. El ceño fruncido desapareció del rostro de Camila y, rápidamente se levantó para comenzar a cambiarse. 

Cassie no se había movido de su posición.

Tomó su no tan variada ropa –la cual consistía simplemente en ropa interior y su oberol naranja– y se fue a la esquina del cuarto, dandole la espalda a Cassie. 

Se cambió lo más rápido posible, tratando de evitar que Cassie la viera. 

Cuando estuvo lista, se sentó en el piso, esperando a que Cassie decidiera pararse de una vez por todas. Camila ni siquiera sabía porque tenía tanto sueño. Usualmente, ella era la primera en levantarse. 

Finalmente, Camila se sorprendió al oír a Cassie suspirar y levantarse abruptamente. Una vez que estuvo sentada, se estiró y se tronó los huesos. Cosa que hizo que un escalofrío recorriera a Camila de pies a cabeza. ¿Cómo podía hacer eso?

Tenía su mirada atenta en ella, viendo como se movía por el cuarto y hacia exactamente lo mismo que Camila hizo. 

Como último toque, recogió su largo y seco cabello en una coleta despeinada, como siempre. Una vez lista, extendió su mano a Camila, para que esta la tomara y se levantara. Camila, algo extrañada por el gesto, tomó su mano titubeando un poco y se levantó rápidamente, debido a la fuerza que poseía la rubia.

Ambas se encaminaron hacia la cafetería. Camila aún podía notar el cansancio en el rostro de Cassie. Y se seguía preguntando: ¿Qué la tenía tan cansada?

Llegaron a la cafetería, siendo las últimas en entrar al lugar. Hicieron su rutina diaria –hacer fila para tomar su desayuno y Camila, finalmente había aprendido a no dirijirle la palabra a Gretta– y fueron a sentarse a alguna mesa vacía. 

Todas las demás internas seguían dedicándole a Camila extrañas miradas que, Cassy auyentaba con miradas asesinas, sin que Camila lo notara. 

Comieron las dos en silencio y cuando terminaron, siguieron con aquel silencio que, aunque no era del todo cómodo, estaba bien para ellas.