Malheur

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El dolor en su cabeza no tardo en dispararse hacia todo su cuerpo en solo cuestión de unos segundos, estremecía y temblaba sin control, de no ser por los amarres que lo sujetaban a la cama, este estaría convulsionando en el lugar de manera estrepitosa. A su alrededor un equipo de médicos administraban una carga eléctrica "prudente" para tratar los males, claro, era una terapia de electro shocks y aquel joven era sometido a una de tantas que se aplicaban a gente con trastornos. Entre sus dientes era apretada la mordaza que cubría sus gritos y absorbía su saliva que brotaba en forma de espuma, llego a tener reflejos que intentaron tomar forma de golpes, mas los amarres seguían cumpliendo su labor de mantenerlo lo mas quieto posible.

-suficiente- dijo una voz tosca que supervisaba la terapia, y una vez dicho esto, el joven fue liberado de la corriente eléctrica que impacto su cuerpo, este abrió nuevamente los ojos y observo directamente a la lampara suspendida sobre el, aquel brillo reluciente solo le generaba ganas de vomitar. Un vez terminada la tormentosa sesión se dejo al chico descansar sobre la cama acompañado de las enfermeras que le monitoreaban hasta que este volviera a recuperar su estabilidad.

Como y porque fue que llego a esta situación tan extrema, ¿solo porque el no puede encajar con las demás personas fue que se vio sometido a esta tortura?, en brazos lo llevaron a una recamara común de hospital para una mejor recuperación, con la mirada perdida y vacía aun miraba al techo como si de manera suplicante buscara un "¿porque?" a todo lo ocurrido. De manera miserable, sus cabellos café oscuro cubrían parte de su rostro, y su piel pálida de poco en poco se recupero del dolor, tratando de usar su mente aun sumida en agonía, solo podía recordar las cosas por partes vagas ahora, simples imágenes que no duraban ni cinco segundos en su memoria para poder enfocarlas bien. Una voz logro hacer eco en sus oídos, volteando su carente visión hacia la puerta, aquella bestia que tanto le había hecho sufrir había regresado, alta, fría, tosca y robusta, mujer que parecía rondar los 30 años se presento en el umbral de la puerta con su postura firme y seria.

-entonces, cuanto mas habrá que realizar este tratamiento? no tengo mucho tiempo antes de que mi cliente regrese y le prometí resultados inmediatos- con aquella voz ronca y prepotente, veía al medico quien hojeaba algunos papeles de su libreta.

-no muchos, con dos sesiones mas y el sera aun mas fácil de manejar, claro, puede que haya algunos daños colaterales- respondió el hombre viendo de reojo al miserable muchacho de apariencia demacrada.

Meses antes nada de esto era asi, nada....

Durante la fria tarde, un otoño en 2003, aquella mujer estaba preparando un almuerzo en su cocina de manera tranquila, cuando el sonido del teléfono de casa llamo su atención, limpio sus manos en el delantal para después atender la llamada.

-diga?- con tranquilidad escuchando a la otra persona en linea, poco a poco su gesto amable fue cambiando a uno preocupado y entristecido, con un simple "gracias por llamar" corto la conversación para retirarse le delantal y salir de inmediato al auto, una vez en el, condujo sin descanso ni contratiempo hacia el colegio de niños especiales, pues de nuevo había ocurrido.

-donde esta el?-dijo apenas entro al lugar con paso apresurado y acomodándose el abrigo, viendo a la recepcionista percatándose del mal estado en el que esta estaba, arañada y despeinada, con la ropa ligeramente rota.

-lamento haberla molestado señora Lucia Dumond, esta por aquí, venga- la señorita guió a la mujer por un largo pasillo hasta llegar a la puerta de un cuarto que había sido atrancada con una silla en la manija.

-Gracias, yo me encargo desde ahora- dejando que la jovencita se retirara, quito la silla de la puerta y entro lentamente al cuarto mientras observaba el desastre que había dentro; cortinas rasgadas, sillas, mesas, materiales derribados y hechos pedazos, entre el caos y los destrozos logro encontrar al niño arrinconado en una esquina del salón, apoyado sobre sus brazos y piernas como un perro en posición de ataque, gruñía y llegaba a salivar un poco mas de lo normal.

CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora