Mirror Maiden

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*3:00 de la mañana, fin de semana*.

Caminaba tranquilamente por los pasillos vacíos de su escuela, tenía las manos escurriendo de sangre junto al pedazo de vidrio que sostenía en la mano izquierda, mientras que con la derecha tenía colgando de los cabellos una cabeza cercenada. Su gesto cínico y sonriente helaba la sangre y el ambiente a su vez. Ella seguía caminando sin prisa, después de todo no corría peligro alguno. Comprendía que ahora su vida no sería la misma de siempre, pero en gran medida eso ya no le importaba. No iba a resignarse ante la idea de un futuro incierto y cruel, sobre todo injusto, ella lo controlaría todo, tenía la habilidad y el poder para hacerlo, aunque por eso solo quedara en ella un ser retorcido y hambriento del hediondo "sabor" de la muerte, no dejaría que nada la detuviera, ella controlaría su propio destino y el de las demás personas. Camino un poco más, su ojo seguía sangrando y derramando a su vez un líquido negro, soltó la cabeza y entro en uno de los salones, miro dentro por unos momentos.

"abre tus ojos... y mira tu destino..."- dijo en la soledad del salón.

*años atrás*

Una pequeña niña se encontraba jugando en el patio trasero de su casa, era de apariencia muy adorable, cabello negro y rizado, sus ojos eran grandes y de color café oscuro, llevaba puesto un vestido azul con holanes blancos un poco manchado por la tierra. Aquella niña se encontraba jugando con un par de muñecas, cuando sintió sed, se levantó y entrando a la casa fue directamente a la cocina, se sirvió un vaso con jugo y lo tomo rápidamente.

Dejó el vaso en la mesa y se sentó en la silla continuando con su diversión junto a su muñeca, pero hubo un momento en que solo paro, de la nada comenzó a escuchar un susurro, muy tenue y seco, incomprensible para ella, mirando a todos lados, percatándose de que no había nadie a su alrededor, luego se quedó viendo el vaso fijamente, raramente su cabeza se puso en blanco al mirar aquel vaso, concentrándose cada vez mas, poco a poco logro ver como el vaso comenzaba a crujir débilmente hasta que arrastrándose aparentemente por su cuenta, callo del borde de la mesa, destrozándose en el suelo. La pequeña se quedó mirando con asombro, realmente lo había hecho ella?. Ante el estruendo su madre llego a la cocina y al ver el vaso roto actuó con enfado reclamando:

-me puedes decir como sucedió esto?

-lo... lo siento mamá...-dijo victoria bajando la cabeza algo triste

-cuantas veces te he dicho que no juegues con los vasos de vidrio, porque no dejas de hacer travesuras?-

-no era mi intención mami...

-está bien... ya no me digas más, vete a tu cuarto, yo limpiare esto- dijo tomando una escoba y un recogedor para limpiar los pedazos de vidrio que habían por el suelo. Victoria se retiró a su cuarto y se quedó sobre su cama por el resto del día. Sin embargo, durante la noche, mientras dormía abrazando a sus peluches, escucho de nueva cuenta como esa voz extraña parecía susurrarle nuevamente.

Se despertó y miro a su alrededor, y a pesar de la oscuridad que se atenuaba por el brillo de la luna pasando a travez de las cortinas, ella quedo inmóvil viendo sombras que se formaban en toda su habitación, estas sombras eran inhumanamente altas, tenían formas extrañas y en lo que parecía que era su cara, tenían muecas y gestos demoniacos, victoria estaba aterrada, no podía dejar de mirarlos mientras estos se acercaban a ella, cuando los tuvo demasiado cerca, grito de terror y de la nada los vidrios de las ventanas en su cuarto reventaron. Su madre entro corriendo preocupada por el ruido, pero solo encontró a su hija llorando del terror y los vidrios regados por todo el lugar, mas lo extraño, era victoria se encontraba ilesa.

Desde ese día, victoria tenía mucho miedo de estar sola, no quería que su mama se fuera a trabajar y la dejara sola en casa, ya que esas visiones se estaban volviendo más aterradoras, pero era más aterrador el hecho de que, cada que se asustaba, las ventanas y cualquier cosa hecha de vidrio comenzaban a crujir y rechinar.

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