Alicia

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Era la única persona que quedaba en la sala de espera ese día, una pequeña de unos siete u ocho años de edad, con unos ojos obscuros inundados en lágrimas, encogida en una de las sillas del rincón, al parecer su papá había sufrido un ataque de catalepsia mientras se encontraba en el trabajo; me acerqué a ella para explicarle lo que le pasaba a su padre pero, justo cuando me aproximaba su madre salió de uno de los cuartos contiguos llorando histéricamente, mientras abrazaba a su hija. Esperé un poco hasta que se separaran por un momento y enseguida llamé a la madre en privado para tener una charla con ella, se acercó a mí mientras se secaba un poco las lágrimas, la pasé a mí oficina, el hospital me había pedido que hablara con ella. Comencé por preguntar acerca de su situación económica ya que la enfermedad de su esposo le impediría trabajar por el temor a que algún accidente le pudiera suceder.

Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, me explicó que ella no podría sostener a su familia debido a que nunca había terminado sus estudios y la única ocupación que ella tenía era la de ama de casa, me sentí peor que nunca ¿Cómo ciertas circunstancias de la vida dejan a las buenas personas en las peores condiciones? todo en un instante, en un segundo su vida se había vuelto demasiado complicada para que sus mentes pudieran resolver cualquier cosa, lo único que pude hacer fue sugerirle que consiguiera un trabajo y desearle la mejor suerte del mundo. Tomando en cuenta los escritos en el diario de la pequeña de nombre Alicia, relato los sucesos acontecidos después ...

Era un día lluvioso, su madre había salido en busca de trabajo para sostener a la familia, a ella le había quedado el trabajo de cuidar a su padre, contaba apenas con 8 años de edad, al principio la situación era muy fuerte para ella, a veces podría estar platicando con su padre e inesperadamente a éste le daría un episodio catatónico, la escena era grotesca para una niña de esa edad verlo tendido en el suelo, inmóvil, con los ojos abiertos y desorbitados sin saber si esta vez no era sólo un ataque y podría ser que en verdad había fallecido, pero a falta de otra opción tuvo que ser ella la que tomara el control y ayudara a su padre en todo lo que fuera necesario.

Pasaban los días y la señora regresaba siempre con gesto de frustración y angustia, no le otorgaban trabajo en ningún lugar, carecía de la preparación necesaria para desempeñarlos. Uno de esos días encontró un trabajo que llamó su atención, tenían un anuncio de parte de la perrera municipal "se solicita empleado para trabajar con los animales" pensó sería perfecto para ella ya que desde pequeña amaba trabajar con las criaturas y entusiasmada fue a solicitarlo de inmediato. Cuando llegó al lugar se encontró con el dueño quien le pidió sus datos, y al estar conforme con estos le ofreció el trabajo, ella aceptó de inmediato, ni siquiera le interesó preguntar de qué se trataba.

Su primer día de trabajo, caminaba rápidamente para no llegar tarde a la primera impresión, uno de los empleados la encaminó al cuarto donde ella trabajaría; era un escenario horrible, paredes sarrosas debido a la gran humedad, azulejo de baja calidad y enmohecido en el piso, en una de las esquinas un horno muy amplio seguido de una plancha de metal y del lado contrario una silla de madera junto a una pequeña mesilla con periódicos viejos y revistas pasadas de moda, estaba observando todo cuando de pronto un hombre corpulento entró al lugar, sostenía un costal negro en los brazos, se acercó a la plancha bruscamente y descargó el contenido; ¡era el cadáver de un cachorro!, estaba completamente ensangrentado, el olor fétido inundó el cuarto, el hombre de facciones fuertes y hasta cierto punto grotescas sonrió con esa boca a la que le faltaban varios dientes, mientras le dijo que le traía su primer trabajo, no faltó mucho para que ella averiguara cuál era, tendría que deshacerse de los cuerpos de las criaturas sacrificadas; se acercó con miedo al animal, y al lado de la plancha vió un memorando para ella, explicaba con exactitud el procedimiento: guantes de látex en ambas manos para evitar tocar la sangre, primero tendría que rasurarlos para evitar que el olor al quemarlos fuera peor, luego cuidadosamente para que no saltaran brazas abriría la oxidada portezuela del horno e introduciría el cadáver, cerraría y esperaría el siguiente cuerpo... un horrible trabajo en verdad, sobre todo para ella que amaba a los animales, pero era necesario para sacar adelante a su familia.

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