Prólogo
-Aún recuerdo lo ocurrido hace tanto tiempo, las pesadillas que rondan en torno a ello no se desvanecen-Le dije en voz baja a mi compañero que estaba frente a mi- Aun puedo escuchar esos desgarradores y aterradores gemidos.
Mi compañero, un hombre alto, de aspecto rudo y fornido, que tenía la cabeza rapada como si fuera un motociclista, bebió un trago de su cerveza e insistió:
-Sé que te es horrible recordar--Me dijo tratando de ser amable-- pero debo oír esa historia.
Procedí a beber la cerveza que quedaba en mi vaso y le pedí que me siguiera. Salimos del Bar y entramos a mi auto.
-Está bien --le dije susurrando a su oído-- pero será en otra parte, y nadie debe saberlo.
Asintió con la cabeza y encendí el auto para ponernos rumbo a las afueras de la ciudad. Nos detuvimos a la mitad de un camino poco transitado, rodeado por una maleza que me llegaba hasta las rodillas, salimos del vehículo y una vez más, le pedí que me siguiera. Lo guié a través de la maleza hasta adentrarnos en una arboleda cercana, allí, nos sentamos en un tronco.
-Bien, quieres oír la historia?
-Si-dijo el con entusiasmo-
Así, proseguí a contarle la historia a detalle.
Arribando en el Desierto
Era un //////////////////////////// yo y mi escuadrón, autoproclamados los Jinetes, un escuadrón veterano formado por cinco hombres, todos con apodos, a uno lo llamábamos Bulldog, era el más grande del grupo, media un metro noventa centímetros, además era robusto y fuerte, pero siempre alardeaba de sus músculos y tenía mal genio. Chad llamábamos a otro, era algo bajo, solo media un metro cincuenta, pero era astuto como un mapache y ágil como un gato, le confiaría mi vida si no tuviera miedo de que me vendiera. Will era como llamábamos a nuestro médico, tenía buen ojo para las heridas y una mano que no temblaba aunque lo sacudieras, por desgracia ya era algo viejo y se retiraría pronto. X era el más joven, y también el más novato, era su primera misión con nosotros y mostraba mucho entusiasmo. Y yo, Zorro me decían no es por alardear pero yo era el más listo del grupo, me encargaba de todo lo que implicara una computadora o alguna pieza mecánica. Nos encontrábamos rumbo a ////////////////////. Eran las siete de la mañana, y aun así, el calor era abrasador, parecía que nos desmayaríamos.
-Espero no derretirme --dijo Bulldog, que estaba a mi derecha--
X soltó una leve carcajada y añadió:
-Tranquilo, solo te rostizarás y nos comeremos tus restos.
Todos dentro del transporte rieron a carcajadas excepto yo, que estaba muy pensativo como para reír.
-¡Hey Zorro!--Grito Chad-
-¿Qué?--Dije algo irritado mientras volteaba mi cabeza hacia el para escucharlo bien--¿Qué quieres?
-Oh vaya Zorro, no hace falta ponerse en ese plan.--Dijo Will tratando de calmarme, lo que me irrito más por cierto-- Así conseguirás un ataque al corazón.
Me hubiera abalanzado sobre el si no fuera por los arneses de seguridad que nos mantenían en nuestros asientos.
-Cállate Will -dije realmente irritado- puede que este algo viejo, pero yo me preocuparía mas por tu corazón.
Antes de que yo y Will pudiéramos comenzar a Blasfemar el rugido del motor se detuvo y nos avisaron que habíamos arribado. Se liberaron los arneses y no levantamos esperando a que la compuerta que nos separaba del desierto se abra, también aproveche la oportunidad para empujar "cariñosamente" a Will con el hombro.
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Creepypastas
Misteri / ThrillerUna recopilación de creepypastas conocidas y poco conocidas