Capítulo 14

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Ya estaban a un par de hora del  amanecer y Katheryn se sentía sofocada, agotada e irritada. Luke había quedado profundamente dormido un par de horas atrás sobre sus piernas. Había intentado reanimarlo pero estaba frito al igual que ella.

Y Thorsten ni si quiera había aparecido.

Bostezó y cerró los ojos con la intención de dormir.

Y sintió que solo había pasado dos segundos cuando abrió los ojos de repente y se dio cuenta que el sol ya había salido por completo. Consultó la hora en su teléfono, siete con diez minutos de la mañana.

Sus huesos crujieron al estirarse, Luke gruñó y le dejó libre las piernas para poder dormir con mayor comodidad sobre la hiedra seca.

-¡Por qué demonios no me dijiste que vendrías a verme! ¡Te he buscado en el hotel como un demente hasta que se me ocurrió regresar!—detrás de ella apareció Thorsten con el rostro rojo y contraído de furia— ¿Por qué viniste? ¡Por qué! ¡Pensé que algo te había ocurrido!

Paralizada, intentó retroceder pero tropezó con los pies de Luke y cayó de espaldas sobre rocas filosas. Le sorprendió que su amigo no reaccionara ante la profunda voz de Thorsten y el traspié de ella.

Ahogó un grito cuando Thorsten se le fue encima. La sujetó de los hombros y la zarandeó de arriba abajo en el suelo.

Dejó de lastimarla y se agarró los cabellos con frustración.

-¿Pensaste que algo me había ocurrido solo por no haberte hablado en estos días que pasó? ¿Piensas devolverme el dinero y no saber nada de mí?—bufó. Sus ojos estaban enrojecidos y tenía orejas—debí haberte leído el pensamiento desde un principio.

Se tranquilizó por un segundo pero su mirada se desvió para toparse con Luke. Apretó los dientes y Katheryn se encogió.

-Me llevaré a Greenwood a su casa y de que yo regrese, hablaremos.

Se inclinó a él y ambos desaparecieron.

Aprovechó para sentarse y respirar hondo para tranquilizarse. Thorsten estaba hecho una fiera por que se había ido del hotel sin explicación. Pero, ¿Por qué tenía que decirle a dónde iba? No tenía por qué.

Dos minutos después, él ya estaba de regreso. Su atractivo seguía deslumbrándola como la primera vez, y sus ojos rojos y sus ojeras le provocaron lástima.

-¿Por qué quieres deshacerte de mí tan fácilmente?—preguntó tras un segundo de reflexionar la pregunta.

Katheryn tartamudeó.

-He leído tu mente, hasta el último pensamiento que tuviste de hace dos días hasta hoy. Sé lo que has pensado y lo que estás pensando justo ahora—le espetó—no pienso recibir ese dinero. Es tuyo. Y no pienso obedecerte en anular el muto acuerdo.

-No mandas sobre mi vida, Thorsten.

-Fui yo quién te creó.

-Pero no me trajiste a este mundo.

-Sin mí no estarías en este momento aquí, disfrutando la buena vida eternamente.

Puso los ojos en blanco y abrió su bolsa, extrajo los sobres amarillos y lo depositó en la hiedra, cerca de sus pies.

-Aquí te dejo el dinero, está casi completo. Fue un verdadero placer conocerte pero aquí queda nuestra “amistad”—hizo comillas con los dedos—no necesito nada de ti. Y no quiero saber nada de mi pasado ni nada que tenga que ver contigo. Estoy con mis hermanos y no necesito nada más. Ethan me importa un carajo, por si tenías el pendiente—se alisó los pantalones y se acomodó el cabello antes de inflar sus pulmones de aire y alzar la barbilla en su dirección—adiós, Thorsten Staggs, espero tengas una buena vida. Tu martillo del rayo te necesita para que conviertas a más Elegidos.

La Llave del SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora