Un día común como cualquiera, el viento soplaba con una leve brisa moviendo mi largo cabello castaño algo desordenado. Perdida en el azul cielo, mis pensamientos se encontraban flotando como aquella blancas nubes, jamás me había considerado de pensar en algo tan poético, normalmente me bastaba con escuchar las conversaciones con mi adorado primo Jonathan Joestar. La mañana sin duda era encantadora. Me dedicaba a dibujar lo que veía del paisaje, mientras bebía lentamente mi taza de té favorito y hacía que las hojas en su interior bailaran para predecir mi futuro. Con algo de duda en los ojos tras leer lo que ponía, nuevamente moví aquellas hojas de té que quedaban de la taza casi vacía, las cuales me indican que algo terrible estaba por llegar.
"¡______(Violeta)!" me llamaba el rey de roma asomándose desde una pequeña colina. Mi vista se dirigió hacia él, y con un leve suspiro fastidio me levante.
"¡Oi, Jojo!" Respondí con tranquilidad. A diferencia de él, no era tan extrovertida, nunca tuve esa facilidad en creer en todo el mundo como él lo hacía. "Pareces emocionado ¿Es que has conocido a alguien?~" Hable un poco provocadora. "O tal vez salvaste a una princesa de un dragón y-" Calle casi mordiendo mi lengua, mire su rostro e instintivamente me acerqué a él. Tomé su rostro entre mis manos para verlo más de cerca. "Jonathan ¿Acaso has peleado con alguien?" Mi tono era serio y molesto, se que siempre había querido hacerse el héroe.
Aparto mis manos suavemente con cierto descontento."Tranquila ______(Violeta), no ha pasado nada ¡No tienes por qué defenderme siempre! ¡Soy un hombre, tendría que ser al revés!" Me atreví a reírme un poco, no podía evitar preocuparme por él, desde que eramos niños siempre lo he defendido, siempre he cuidado su espalda. Mi querido Jojo tenía un corazón demasiado dulce y noble para este mundo.
"Yo, ______(Violeta) Ludenberg, única hija bastarda de Cormac Ludenberg, jure protegerte en las buenas y las malas Jonathan Joestar. Y más ahora que siento que una gran sombra se cierna en tu casa, nombre y apellido." He de admitir que exagere bastante, pero normalmente me da la razón cuando esto sucede.
"¿Una sombra?" Preguntó algo asustado. "¿Qué especie de sombra?"
"Así es Jojo." Dije lo mas seria posible, mientras que lo apuntaba con una mano, la otra estaba cerca de mi falda haciendo señas sin que el peliazul las viera. "La sombra de un monstruo, enorme, peludo y sediento de sangre" Tras decir la última frase Danny salto a su espalda.
Incrédulo por lo que acababa de suceder se retorcía debajo del juguetón perro mientras que mis carcajadas inundaron todo el espacio del jardín. Aunque rápidamente fueron calladas por el imponente trotar de los caballos.
Silencio, lo único que se escuchaba, mientras que mi pecho comenzaba a sentir una enorme presión ejerciendo sobre el.
Recuerdo muy bien aquel momento, la valija en el suelo, aquellos cabellos dorados que envidiaría hasta el sol y una silueta masculina que saltaba y caía con tanta gracia como una bailarina pero aterraba como el más bravo de los guerreros que jamás se haya visto. Al levantarse observe bien su rostro, pálido como una muñeca de porcelana, con unos ojos tan llamativos y tristes a la vez.
"¿Quien. . . .eres?" Pregunte con un fino hilo de voz que me sorprendió bastante, mas que asustada era cautelosa, este hombre, este muchacho no me inspiraba ninguna confianza.
"Oh" Hablo Jojo en su lugar. "Debes ser Dio Brando." Insinuó con una tierna sonrisa.
"Y tu debes ser Jonathan Joestar, es un placer." Me observó unos momento pero no dijo nada, a lo cual solo lo ignore para comenzar a alejarme en compañía del canino.
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Eres lo que más odio
Random¡El verano! La mejor época del año. Puedes estar junto a Jonathan, tu primo, y disfrutar de los hermosos paisaje de un fino pueblo. Aunque los días de paz terminaron con la llegada de un maldito rubio que solo parece divertirse con el sufrimiento aj...