Y una vez más allí estaba ella. Su pálido y suave cuerpo enredado en la blancas mantas de mi cama, sus brazos alzados sobre su cabeza inmovilizados por una cuerda. Sus piernas ligeramente abiertas, lo suficiente para escurrirse en aquella mojada, cálida y apretada cavidad que sin duda era como ingresar al mismo cielo. Su cabello, ocultando delicadamente esos magníficos botones rosas que me volvía completamente loco, esa larga subida entrelazada en mi dedos mezclaba su puro olor a rosas con la fina capa de sudor dejándome aún más excitado. "Dio" Escuchaba la dulzura de su voz entre suspiros y leves gemidos mientras su espalda se arqueaba por mi toque, y una vez finalizado necesite relamer aquellos fluidos que se deslizaban por mi mano. Nectar, algo completamente delicioso que haría lo que fuera por beberlo una y otra vez. "No hagas eso idiota." Hablo entre jadeos.
Una sonrisa se asomo entre mis labios, sus piernas temblaban un poco por la reciente estimulación que había recibido. Tenerla aquí, debajo mío en esta posición era simplemente algo de ensueño.
Acerque mi boca a sus labios, al ver su desesperada acción por juntarlos tube piedad de ella y cumplí su anhelo. Aquel angelical rostro con facciones tan degeneradas, sumidas en la desesperacion al no recibir mas de mi parte, era divertido jugar con ella. "Mi querida _____(Violeta), si quieres algo tienes que pedirlo." Su ceño se frunció y luego volvió a esa -normalidad- a la que quería acostumbrarme. Tenerla rogando por mi, doblegarla a mi voluntad, que mis manos sea en lo unico que podia pensar a partir de ahora, que desee el llegar de la noche para sentirme dentro de ella. Miro apenada hacia otr dirección, sus labios temblaban levemente mientras que crecía la lujuria y el deseo en sus ojos al sentir otra vez mis dedos despejando aquella zona tan sensible que tenía. Un gemido algo melancólico salió de sus labios al ya no tenerme allí dentro, luego su voz sonaba desesperada mientras me rogaba por más, lágrimas de placer caían por sus ojos cegadas por la lujuria. "¿Como se pide, cielo?" Hable sosteniendo sus caderas mientras mi virilidad jugaba traviesa con su entrada.
"Por f-favor Dio." Volví hacia su cuello a besar, lamer y morder aquella suave zona. Mientras me deslizaba en sus piernas oyéndolo reprimir un gemido que poco a poco se escapaba de sus labios. mientras la velocidad aumentaba mi nombre era repetido varias veces por aquella hermosa muchacha. "Di-Dio . . . Yo te-te. . Te amo-"
"¡BUENOS DÍAS DIO!" Jonathan entró de pronto a mi cuarto, despertándome de golpe. "¿Dormiste bien? Es que te quedaste dormido, no es normal en ti ¿Te duele algo? ¿Te sientes enfermo?"
Dio tomó entre sus manos un libro de derechos que había estado estudiando ayer a la noche, y se lo lanzó al peliazul que se encontraba en la puerta. Jojo logró esquivarlo, siendo que ya estaba acostumbrado al mal humor matutino de su -hermano- "Vete a la mierda Jojo, estamos en vacaciones. ¿Que te va a importar cuando me levante?" Y como se levantó volvió a enrollarse en las sabanas de su cama, intentando ignorar al muchacho que lo sacudía.
"Vamooooooos, levántate Dio, hoy es el último partido. Tenemos que estar listos." El rubio lo miro de reojo, a lo que el joven de cabellera azul le hizo tener una gran sonrisa en el rostro.
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Me encontraba listo ya, al frente de las escaleras listo para ir al comedor a desayunar una vez por todas y luego irme al -inolvidable juego del siglo- de hoy en la tarde.
"Buen dia padre." Dije al entrar y ver a aquel hombre que me había adoptado hace un par de años. Me dedico una sonrisa e invitó a sentarme. "¿Jojo aun no ha bajado? Y eso que fue el quien me despertó." Aquel hombre estaba apunto de contestar pero oímos un fuerte ruido venir del pasillo. Jonathan entró jadeando al comedor y otra vez fue reprendido por George. "Parece emocionado hoy ¿Verás a -ya sabe quién- en la tarde?"
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Eres lo que más odio
Random¡El verano! La mejor época del año. Puedes estar junto a Jonathan, tu primo, y disfrutar de los hermosos paisaje de un fino pueblo. Aunque los días de paz terminaron con la llegada de un maldito rubio que solo parece divertirse con el sufrimiento aj...