Soy unos pervertidos ¿Lo sabían? ¡Estoy orgullosa de ustedes! XD se parecen a mi, eso motiva a cualquier escritor(? Bueno, este. . . . No les voy a mentir, no se escribir lemon, pero haré lo posible. Pd: si llegamos algún día a los 3k, haré el VioletaxDana así que no estén tristes ¿Si? Los amo, y espero que disfruten.
Era extraño en realidad, todo el pueblo aquí en la mansión celebrando una fiesta, una unión. La música se escuchaba alta incluso en el más pequeño rincón escondido de la mansión. Las risas de las personas al escuchar una anécdota de ya hace muchos años, las taconeadas contra el hermoso piso de madera del salón a la par de danzas conocidas al ritmo de una alegre y festiva melodía. El ver como mí querido primo era rodeado y codiciado por barias solteronas del pueblo, mientras que el avergonzado pedía socorro con sus ojos azules a su amada Erina y a mí, aunque ambas queríamos saber cómo el grandioso Jonathan Joestar salía de este apuro el solo. Por supuesto que poca gracia le había hecho al muchacho de elegante atuendo, quien fue rescatado por su rubio hermano que fingiendo estar borracho logro comvenser a las mujeres que necesitaba salir a tomar aire y el único que podría ayudarlo en ese entonces era el inocente Jojo.
Erina y yo reímos a la par, tenía que admitir que cuando esos dos trabajaban en equipo no había nada que no pudieran lograr.
La charla seguía con fluidez, mientras más de uno se dirigía a nuestra mesa para felicitarme por mi casamiento. "(Casamiento)" Repetí aquellas palabras en mi cabeza cada vez que las escuche. Seguía sin creerlo, como mi corazón latía con fuerza ante la emoción de aquella idea. Finalmente era la esposa de Dio, y ese simple y complicado hecho lograba que la felicidad de mi corazón desbordara por mis ojos. Detrás de mi apareció Dana, con una dulce sonrisa decorada con unos tristes ojos, me hizo entrega de un pañuelo que utilice para secarme. Estaba algo avergonzada, y mi pecho no dejaba de dar brincos.
La joven sirvienta me abrazo con todas sus fuerzas, mientras pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas para caer en el blanco vestido que estaba usando. Su mentón apoyado en mi hombro, me dejaba tranquilamente colocar mi mano sobre su cabeza. "Sea feliz, por mí, mi amada señorita." Dijo con una voz algo quebrada que casi parte mi alama en dos. Pero al separarme de ella sus ojos ya no reflejaban aquel pequeño pedazo de tristeza, sino orgullo. Orgullosa de que finalmente me case, orgullosa de que haría todo lo posible para seguir adelante sin mirar atrás.
Mi padre se acercó a mí, el moño en su cuello torcido y sus cabellos despeinados me decían claramente que no se había aburrido ni un poco a pesar de que esta mañana no podía evitar llorar al verme en un altar.
Unos brazos me rodearon por detrás sin saber de donde habían salido y un ligero olor a vino penetro los orificios de mi nariz. Dio había desaparecido por un largo periodo de tiempo lo cual me había preocupado un poco. "¿Dónde te habías metido?" Pregunte al mismo tiempo que tomaba sus manos en las mías.
Besando mi mejilla con una sonrisa tan característica de él termino por contestarme sin soltar mi cintura. "Parce que Jonathan no soporta nada. Después de unas cuantas copas cayó dormido como un borracho." Termino riendo al recordar que ahora su –querido- hermanito tenía el rostro pintado de principio a fin.
No pude evitar reír ante aquel pensamiento, como dijo Dana una vez –los chicos siempre serán chicos- realmente creo que no lo pueden evitar.
Y eso realmente me recordó, que mi yo de 12 años se mataría si alguien le dijera que está enamorada de Dio, o peor aún, se casó con él por amor. Aquellos pequeños momentos de discusiones, aquellos desafíos que nos hacíamos entre nosotros, y aquellas veces que realmente disfrutaba su compañía se adherían a mi mente colocándome una sonrisa algo boba en el rostro que el rubio no tardó en hacerme notar. "(No me arrepiento de nada.)" Exclame para mis adentros. Y era verdad, no me arrepentía ni siquiera de las tragedias que han venido ocurriendo hace ya un tiempo, solo quería disfrutar de la fiesta sin prestarle de más atención a la fuerte lluvia que caía afuera.
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Eres lo que más odio
Diversos¡El verano! La mejor época del año. Puedes estar junto a Jonathan, tu primo, y disfrutar de los hermosos paisaje de un fino pueblo. Aunque los días de paz terminaron con la llegada de un maldito rubio que solo parece divertirse con el sufrimiento aj...