"¿Una daga?" Pregunte levemente confundida mientras recibía el extraño obsequio que me ofrecía Dio.
Se trataba de un cuchillo de plata con alguna que otra pequeña piedra preciosa en ella como decoración, esta a su vez se encontraba en perfectas condiciones y contaba con un filo que sería capaz de cortar con simplemente verla. "Quedatela, y nunca te separes de ella ¿Entendiste?" Y al finalizar su oración su mirada se fijó completamente en mi, como si tratara de recordar cada detalle de mi rostro o cuerpo. De cierta manera me sentía desnuda con sus ojos carcomiendo cada detalle de mi ropa, mi piel o incluso mi alma.
"¿Como esta ella?" Pregunte mientras guarda la daga en mi mesa de noche pero la fría mano de Dio me detuvo haciendo que lo mirara a los ojos.
"Primero, quedatela. Guárdala en un media si quieres pero nunca te separes de ella." Al escucharlo remarcar el -nunca- en aquella oración solo supuse que había descubierto algo que podría ponernos en peligro. Guarde aquel objeto, con funda, en una de mis medias como el me lo había pedido u ordenado. "Y ella está relativamente bien. Tiene algunos golpes y marcas, además de un grave daño psicológico. Pero dentro de todo, bien."
"Sinceramente no creo que nadie esté bien despues de eso." Respondí al recostarme. Estaba enojada, frustrada y muy triste. Mi mejor amiga, la chica que se había enamorado de mí había sido violada durante los tres días que desapareció. Me sentía impotente, deseaba protegerla desde siempre y no pude, le fallé.
Dio pareció notar mi malestar, ya que volvió a sentarse en mi cama para jugar nuevamente con mi mano. Lo mire en silencio mientras veía como pasaba sus dedos por los mios, como inspeccionaba cada línea de ella, cada pequeño movimiento. Terminó por sacarme una pequeña y curveada sonrisa gracias a su infantil actitud.
Al cabo de unos cinco minutos pareció aburrirse así que simplemente permaneció recostado a mi lado, casi ronroneando al sentir mi mano en su rubia cabellera, enredándose de vez en cuando con su alborotado pelo. La mano que tanto había estado observando recorría tranquilamente su cabeza, explorando con delicadeza y precaución para no lastimarle. Esto de cierta manera lograba tranquilizarme, por más bobo que parezca.
La puerta fue tocada un par de veces lo que hizo saltar un poco a mi acompañante del susto. No logre evitar reír al verlo enojado en el suelo a la par que la puerta se abría para mostrar una silla de ruedas perteneciente a mi padre impulsada por mi tío. "¿Interrumpimos?" Preguntó con un serio rostro mi progenitor al alzar un ceja.
Dio se levantó casi de un brinco para poner uno de sus brazos en el aparador de mi habitación pero al hacer esto terminó por tirar un par de frascos de perfume al suelo. Lleve una de mis manos a mi boca para taparla, si llegaba a sospechar que me estaba riendo de sus nervios estoy segura que estiraba mis mejillas sin dudarlo. "Buenas tardes." Logró articular con un tono levemente emocionado por la carcajada que retube, llamando la atención del rubio mientras me miraba de forma seria.
"Buenas tardes mi dulce niña." Respondió mi padre con una sonrisa mientras acercaba aquella silla a mi cama para tomar mi mano. "'Has logrado dormir bien?" Pregunto levemente preocupado.
"Estaba preocupada por Dana, pero si, logré dormir bien." Respondí acariciando el dorso de su mano a lo que este me regaló una tierna sonrisa.
"Me alegro que hayas dormido bien, bella durmiente." Me cargo el tío George al tomar mi nariz entre sus dedos para apretarla y dejarla colorada. "Dio, es raro no verte en el pueblo. Creí que ya te había marchado." Respondió un tanto confundido pero feliz mientras estrechaba su mano en señal de buenos días. "Mi querido amigo Cormac y yo queríamos decirles algo." Hablo el de cabello azules mientras se sentaba en el sillón de la habitación.
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Eres lo que más odio
De Todo¡El verano! La mejor época del año. Puedes estar junto a Jonathan, tu primo, y disfrutar de los hermosos paisaje de un fino pueblo. Aunque los días de paz terminaron con la llegada de un maldito rubio que solo parece divertirse con el sufrimiento aj...