En el viaje en carro hacia la capital, Ren y Neb le hacían numerosas preguntas a Masaru mientras Zakogon lo miraba como diciendo «Luego me lo vas a contar todo y lo sabes».
—¿De dónde has sacado el laúd?
—¿Por qué estás tan desanimado?
—¿Por qué solo entrenabas con nosotros una vez cada dos días?
Masaru solo tocaba unos acordes con el laúd mientras dejaba en el aire aquellas preguntas que no iba a responder. Entonces, vio a lo lejos un gato gris. Le recordó a Kim, y por lo tanto, a Shoichi.
Decidió cantar un poco, en parte para acallar las preguntas de Ren y Neb, y por otra parte para desahogarse.
—Sería fantástico que todo esto fuese un sueño. Aún continúo soñando contigo.-Neb y Ren callaron al fin.-Me gustaría regresar para recuperar lo que he olvidado. Y limpiar esos viejos recuerdos empolvados.
No pudo continuar. No pudo porque se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Shoichi... No llevo ni unas horas sin verte y ya te echo muchísimo de menos...-Susurró.
—•—
Tras unas horas, llegaron a la capital. Masaru y los demás observaban las tiendas, las casas... Pero luego levantaron la vista hacia el frente y pudieron ver el majestuoso palacio del rey. Parecía que era tan alto que tocaba las nubes, y tan grande como para poder alojar a todo Omur en él.
«A Shoichi le hubiera gustado verlo...»
«¡No pienses en eso! Le verás cuando acabes tu cometido. Al pensar en él debes estar feliz, no triste.»
Y lo intentó. De veras que lo intentó.
Mientras Masaru estaba sumido en sus pensamientos y Ren y Neb observaban el palacio al mismo tiempo que conversaban, Zakogon discutía con Oyu. Intentaba conseguir que le cambiase las dagas por una lanza, ya que en el entrenamiento había demostrado que se le daba mejor que el arma que tenía actualmente.
Como se puso pesado, Oyu aceptó. Pero se tuvo que quedar con una de las dagas como condición. Zakogon era feliz con su lanza, por lo que no le importaba tener una daga con tal de poseer aquel arma.
El carro paró en una casa. Era lo suficientemente grande para los 6, pero no tenía pinta de tener muchas comodidades. Al menos tenían un techo bajo el que dormir.
Aquella era la casa de Oyu y Orin, donde iban a pasar un largo tiempo viviendo allí. Masaru deseaba que fuera el mínimo posible.
Cenaron, y Oyu les dijo que podían pasear por la capital a sus anchas hasta medianoche. Por la mañana les explicaría lo que iban a hacer.
Oyu les permitió salir, sí, pero armados.
Salieron los cuatro juntos. Neb con su puñal es escondido en la bota, Zakogon mostrando su lanza sin miedo a la espalda y Ren, al igual que Zakogon, llevaba la katana a la espalda. Masaru llevaba la espada en su funda, con el tahalí ajustado en su cintura. Él prefería llevar a la espalda su laúd, en vez de su espada.
Llegaron a lo que parecía ser la plaza principal de la capital. Había bastante gente como para ser de noche, pero aquello era la capital, la gente estaba de fiesta o dando un paseo nocturno, ya que no había que trabajar tan duro como en los pueblos.
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【王|: Rey.】[Hiatus]
FantasíaLos habitantes del reino de Omur no saben lo que hay más allá de las fronteras. El rey y sus amigos más cercanos son los únicos que conocen el secreto que escondían aquellos terrenos desconocidos. A Masaru lo mataba la curiosidad. Quería salir por...