【1.10】No me olvides.

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A partir de aquel día, los únicos que veían todos los días al albino eran su nuevo maestro, Orin, y Shoichi.

Porque sí, Masaru iba todas los atardeceres a la casa de su amigo. Cenaba, dormía y desayunaba muy temprano allí para que nadie lo echara en falta en la posada. El único que sabía esto era Orin, al cual Masaru le había contado toda la verdad sobre su amigo. Éste no comprendía por qué no se lo podía contar a los demás, pues no había nada de malo, pero el albino se negaba.

Alguna vez había visto al otro gato de Shoichi, pero muy pocas. Al menos sabía su nombre.

—¡Kim!-Lo abrazaba Shoichi.

El felino gris era menos cariñoso que Kai. Toleraba menos mimos y prefería observar la situación desde lejos. A Masaru le fascinaban ambos gatos. Se imaginó teniendo uno, pero era consciente de que era un sueño que no podría cumplir.

Le iba contando al azabache todos sus avances, y le mostraba algún que otro hechizo. Además, a veces los utilizaba para adornar sus bailes, los cuales Shoichi observaba con admiración.

Shoichi fue avanzando con sus clases de baile, al igual que Masaru con las de laúd. A veces se intercambiaban los puestos para practicar, y cada vez se les daba mejor el puesto del otro.

Tras un mes, Masaru ya era un mago muy poderoso, y según le había dicho su maestro, igualaba a los demás magos del reino. Dominaba hechizos de los cuatro elementos, de elementos menores, y por supuesto, los Hechizos Iris. Su favorito era un Hechizo Iris llamado "Sōzō". Consistía en crear cualquier cosa, y tenía más uso práctico que para ataque o curación. Podía crear efectos para sus bailes, objetos que necesitara en esos momentos -su poder aún no era suficiente como para crearlos permanentemente-, o cosas por el estilo.

Solo veía a Zakogon, Ren y Neb a la hora de comer y los días de entrenamiento con la espada. Sin que él lo supiera, los tres estaban preocupados por él. Lo echaban mucho de menos, además de que Oyu nos les quería contar a dónde iba durante todo ese tiempo que no lo veían.

Después de aquel mes, Ren sabía algo de magia pétrea, pero le gustaba más utilizar la katana. Era su especialidad: atacante directa.
Neb, por su parte, era un mago de apoyo. La magia que más utilizaba era la magia natural, pero también se manejaba bien con el puñal.
Zakogon era atacante de dos tipos, ya que se manejaba bien con las dagas y con la magia ígnea. A veces incendiaba sus dagas para ser más letal aún.

Ninguno de los tres sabía cuál era la verdadera especialidad de Masaru, no sabían la cantidad de poder que poseía. Lo único que Oyu les filtró era que era un gran espadachín y aún mejor mago, pero no concretó el elemento.

—•—

Al día siguiente partirían a la capital.

No quería despedirse de Kai, de Kim... de Shoichi. Lo echaría muchísimo de menos...

Las miles de canciones que se enseñaban el uno al otro...

Sus lecciones de baile o laúd...

Quería mucho a Shoichi y no quería separarse de él. Junto a él estaba cómodo y era feliz, ¿qué más podía pedir?

Pero primero debía encontrar las respuestas a numerosas preguntas, algunas las había tenido toda la vida, otras eran más recientes. Quería encontrar respuestas para todas y cada una de ellas. Y, después... Volvería con Shoichi.

—Shoichi...-El albino miró al azabache.

—Masaru...-El azabache miró al albino.

【王|: Rey.】[Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora