CAPÍTULO 13

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Me preocupaba que Evan estuviera solo afuera, pero la abuela me insistió en que él estaría bien.

—Escucha Leander lo que te voy a decir es muy importante, ya que me temo que ahora te afecta a ti también—Estaba muy seria, me estaba empezando a inquietar.

—Abuela antes de eso, de verdad me gustaría saber que paso cuando éramos niños, ¿por qué negarnos el regresar aquí?—aun me sentía algo ofendido por eso

—Todo a su tiempo, primero quiero contarte la verdadera leyenda de la bestia

—¿La verdadera? ¿Y que hay con la que nos contaba? ¿Era falsa?

—No, simplemente que me limite a contarles lo más básico, ya que ustedes solo eran unos niños, y ahora es tiempo de que sepan la verdadera, con todos sus detalles, pero primero, tengo que ir por el libro en donde está escrita, ven conmigo

La abuela me llevo con ella hasta el sótano, y se detuvo justo frente a la puerta de aquella habitación de la que yo hasta ese momento conocía su existencia.

—Antes de entrar aquí, no quiero que me hagas preguntas, yo te diré un poco y al contarte la historia sabrás el resto, ¿Entendiste?

—Si—respondí confundido

Jalo la pequeña cadena que colgaba de su cuello para sacar de su pecho el dije que colgaba de ella, el cual era una llave, y con ella abrió la puerta, al entrar la abuela encendió todas las velas, yo mire todo muy sorprendido, nunca me imaginé que la abuela tuviera ese tipo de cosas ahí.

Ella tomo un libro de entre algunos cajones y lo puso sobre la mesa. Era un libro con un aspecto muy antiguo de color gris, no tenía título ni nada en la portada, y tampoco era muy grueso.

—En este libro está escrita la leyenda original, y lo mejor es que la escribió la misma persona que la inicio

—¿Enserio? ¿Pero quién? ¿Y qué es todo esto?—la abuela me miro y levanto una ceja, y recordé lo que me había dicho—Cierto, no debo hacer preguntas, lo siento

—Está bien, sólo te diré que este lugar es muy importante, ahora vamos arriba, tengo que contarte esto— La abuela tomo el libro, salimos de la habitación y la cerro de nuevo con llave.

Una vez que volvimos a la sala me senté de nuevo en el sofá, la abuela fue a la cocina y preparó té de limón, el cual aromatizaba todo el lugar, llevo dos tazas y las puso sobre la mesa, y antes de empezar a leer el libro me dijo.

—Fue una bruja quien escribió este libro, ella misma creo la maldición, aquí es como su diario y nos narra todo lo que vivió hasta su muerte, así que voy a empezar

Ella abrió el libro en la primera página y empezó a leer con una voz algo ronca.

Soy Annely, he vivido 19 inviernos, pero los más fríos han sido los últimos 3, ya que no tengo con quien compartir calor.

Solía vivir con mi amada madre, Merelyn, y mi hermana mayor, Denid, en una aldea conocida como la aldea de los campos de nieve, ya que esta yacía al pie de una montaña nevada, y la mayoría del tiempo pequeñas ráfagas de nieve congelaban los campos, haciendo que se cubrieran de un manto blanco. Las personas que vivían ahí eran muy tradicionales, solo aceptaban sus propias costumbres y rechazaban todo lo que fuera diferente, adoraban a un dios que ellos llamaban El Cálido, decían que él les ayudaba a sobrevivir en estos campos fríos. Para nuestro mal augurio nosotros tenemos un don, lo que nos hacía distintos a los demás aldeanos, por lo que debíamos ocultarlo para evitar ser rechazados por ellos, o peor, castigados.

Nuestro don ha sido heredado desde hace tiempo, es muy antiguo y poderoso, este don nos permite saber usar e interpretar de una forma muy especial a la naturaleza y su fuerza espiritual, las personas comunes lo conocen como brujería, ya que no lo entienden, creen que solo sirve para hacer el mal. Pero no tiene que ser así, depende de quien lo use, y nosotros no lo usamos con ese propósito, pero por toda la mala interpretación que se ha creado por todos lados, nadie confía en los y las brujas.

Es una lástima que nadie la pueda entender, es por eso que la hemos ocultado durante mucho tiempo, pero un día mi familia fue descubierta por los habitantes de aquel tranquilo y justiciero pueblo, mi madre acostumbraba hacer un ritual de agradecimiento a la naturaleza cada vez que había luna llena, lo hacía adentrada al bosque para evitar ser vista por los pueblerinos, pero una noche una mujer la vio salir de casa a media noche hacia el bosque, le pareció extraño y la siguió, mi madre sin darse cuenta inicio con el ritual, la mujer observo todo y corrió de regreso al pueblo para alertar a todos de la bruja.

Se armó un escándalo, las personas empezaron a encender antorchas, tomar sus hachas y cuchillos para cazar a la bruja y su familia. Mi madre al darse cuenta corrió de regreso a casa para protegernos a mi hermano y a mí, atranco las puertas y ventanas, había un pequeño pasadizo por debajo de nuestra casa, mamá lo abrió para salir, mientras los pueblerinos comenzaban a golpear las puertas y quemar nuestra casa, entre yo primero al pasadizo, pero antes de que alguien más pudiera pasar las personas entraron, mi hermano cerro el pasadizo para evitar que alguien me viera, y los pueblerinos se los llevaron, pude escuchar sus suplicas para que los dejaran ir, pero fueron arrastrados hasta afuera sin piedad.

Yo estaba aterrada, no quería que me encontraran, pero quería ayudar a mi familia, cuando me arme de valor salí por el pasadizo para hacer algo, cuando mire ya tenían a mi madre y a mi hermano amarrados a un poste de madera, trate de acercarme, pero antes de poder hacer algo un hombre les corto el cuello a las dos haciendo que sus cuerpos se bañaran en sangre.

Me quede petrificada al ver como mi madre y mi hermano morían lentamente amarrados a esos postes, no pude reaccionar, solo vi como a esa gente, si aún se les puede llamar así, no le basto con cortar sus gargantas, también les prendieron fuego. Me dio tanto miedo que me fueran a hacer lo mismo que salí corriendo hacia el bosque, nadie me vio por estar mirando a mi madre y hermano arder en su hoguera.

Quería morir, corrí y corrí sin detenerme, pues era más mi miedo que el cansancio o el dolor de mis pies descalzos pasar por las rocas, seguí así durante mucho tiempo, hasta que caí exhausta e inconsciente al piso. Cuando desperté estaba oscuro, apenas podía ver un poco por la luz de la luna, me senté y recargue mi espalda en el tronco del árbol más cercano, abrace mis piernas, y me puse a llorar, sentía que mi corazón había sido arrancado cruelmente, y aunque mi estómago rugía de hambre y mis pies punzaban de dolor y cansancio me importaba menos, este dolor profundo que desbordaba mis lamentos era mucho más fuerte que cualquier cosa que me aquejara ahora.

A la mañana siguiente me levante y empecé a caminar, no tenía rumbo, era como si mi cuerpo simplemente se moviera, mi mente no pensaba en nada, solo repetía una y otra vez las imágenes de aquellos horribles y dolorosos momentos, encontré un árbol bastante grande en donde podría trepar y esconderme, y eso hice, estuve escondida en el bosque sin comer ni beber nada por días, no tenía ningún ánimo de vivir, pero un pensamiento llego a mí, no puedo dejarme morir, el sacrificio de mi madre y hermano seria en vano, así que comencé a comer, buscaba arbustos con fresas y frambuesas, algunas raíces, y de vez en cuando lograba atrapar un conejo o ardilla, bebía agua de un pequeño arrollo que estaba cerca, la vida en el bosque me estaba gustando.

Así que decidí no volver a ningún lugar donde hubiese gente, no quería que se enteraran de lo que soy y me pasara algo, así que me adentre aún más en el bosque para evitar que alguien me encontrara y empezar una nueva vida, tristemente no sabía que lo peor apenas comenzaría para mí.

La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora