CAPÍTULO 27

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Tome una silla y la puse a un lado de la camilla de Leander, me senté para escuchar qué es lo que está pasando.

—¿Crees saber dónde está Evan?—Le pregunte, ya que me preocupa mucho no saberlo.

—No, no tengo idea, pero déjame decirte lo que está pasando

La abuela me contó todo lo de la leyenda, y me contó algo de lo que no estaba segura, ya que en el libro no decía nada sobre el tema, pero supuso que fue porque no paso eso en aquel entonces. Según algunos escritos que ella encontró en el sótano hubo una generación de maldecidos que se negaron a aceptar su destino y trataron de evitar entrar al bosque, pero la bestia y el cazador no podían hacerlo por mucho tiempo, y la bruja sabía que para terminar con esto alguien tenía que morir, pero como ellos se negaban a continuar con la maldición, ella decidió pedir ayuda, pero no de cualquier tipo, ella hizo un ritual para invocar las almas de los que habían muerto en el bosque por culpa de la maldición, no le fue muy difícil pues esas almas estaban atrapadas en el bosque, solo fue cuestión de hacerlas salir, se supone que las obligo a recomponer el balance de la maldición ya que este estaba inestable por quienes se negaban.

Las almas salieron y empezaron a tratar de recomponer el balance, pero a su manera, si ellos no se mataban entre sí, entonces ellos los matarían.

La abuela no estaba segura de esto, pero con lo que me acabas de contar me doy cuenta de que es cierto, estas almas vinieron a devolver el balance a la maldición.

—¿Entonces lo que te atacó a ti fue un alma?

—Sí, no fue Evan, fue el alma de otra bestia

—No puede ser, ¿y cuantas almas hay?

—No lo sé, solo están las que murieron por la maldición, no sé cuántas ni de qué tipo hay

—Bueno yo anoche vi a una chica que salió del lago, y a un hombre sin un brazo, el cual me salvo de que Evan me atacara, supongo que él era un cazador pues le lanzo un hacha, pero luego me llevo hasta la casa de la abuela y desapareció, ¿Por qué me ayudo? ¿No se supone que están para matarnos?

—Sí, pero por como lo cuentas, tal parece que se quedan con sus instintos de atacar al enemigo y proteger al aliado, en este caso te salvo porque al ser el cazador ese es su deber

—Pero la bruja del lago...

—¿Te hizo algo?—pregunto angustiado

—No, solo me persiguió—y fue horrible

—Bueno no sé qué quería de ti, pero si te hubiera querido hacer daño lo hubiera hecho

—Pero se veía muy macabra y me dio mucho miedo, y ahora que lo recuerdo ella también intento atacar a Evan

—Bueno seguramente es porque la bestia quiere matar a la bruja, además la bruja no está del lado de nadie, ella solo busca estar a salvo

—Eso no pasa conmigo—refute

—Lo sé, tú quieres ayudarnos a ambos—sonrió

—Claro que sí, pero ahora tengo que ayudar a Evan, aún no se en donde pueda estar

—Tranquila, en un par de días me darán de alta y...

—¡¿Tan pronto?!

—Sí, estuve muy lastimado, pero gracias a este cuerpo resistente de cazador me estoy recuperando muy rápido, de hecho hoy me van a quitar el yeso del cuerpo, y una vez que salga si aún no encuentran a Evan yo te ayudare a buscar—me reconforto

—Leander no puedo esperar un par de días, Evan podría estar en peligro, tengo que actuar ya

—Lo sé y no te detengo, solo te digo que en cuanto pueda yo iré a ayudar, solo promete una cosa—dijo serio

La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora