nueve.

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Era domingo por la mañana cuando decidí escribir a Elle

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Era domingo por la mañana cuando decidí escribir a Elle.

Le dije que ya estaba en casa, ella se puso muy contenta y me informó de que llegaba a casa mañana por la madrugada.

Cuando la viese le preguntaría el porqué de ese viaje. Se suponía que eran unas vacaciones para desconectar pero tres meses me parecían demasiados.

(...)

Esa noche me fui a la cama pronto. Intenté dormirme. Pero no podía. Mañana sería mi primer día de universidad después de todo este lío.

No paraba de dar vueltas en la cama. No dejaba de pensar en cómo sería todo a partir de ahora. ¿Volvería a tener la vida que tenía antes? Lo dudaba.

Tuve que tomarme una tila para relajarme.

Y así, finalmente, conseguí dormirme.

(...)

Maldecí todo lo que pude y más cuando sonó mi despertador.

Odio madrugar.

A duras penas, fui a la cocina a por algo que desayunar.

Me preparé un zumo tropical y una tostada en la que unté nutella.

Cuando terminé, me puse unos vaqueros negros rotos y una camiseta de tirantes blanca simple.

En el pelo simplemente me hice un moño.

Luego, en la cara, puse corrector en mis marcadas ojeras y rímel en mis pestañas.

Nunca me ha gustado llevar mucho maquillaje.

Metí algunos libros que encontré por mi habitación, que suponía que eran de la universidad, y cuando me quise dar cuenta Alexa ya estaba tocando mi puerta.

(...)

Los cinco primeros minutos estuvimos en un incómodo silencio.

Hasta que por fin rompió el silencio.

–Quería pedirte perdón por mi comportamiento en el hospital. Lo estabas pasando mal, se supone que somos mejores amigas y yo te dejé allí. Me siento fatal de verdad.

–No, no. Fue mi culpa yo... lo siento por haberte hecho sentir así.

Me sonrió con ternura.

–Veo que sigues siendo igual que siempre. No fue tu culpa Emerine.

Le devolví la misma sonrisa.

–Puede que no la sea del todo pero, no puedo evitar sentirme así.

Seguimos caminando, hasta que esta vez hablé yo.

–¿Tú conoces a Elle?–pregunté con curiosidad.

–Sí. Siempre íbamos las tres juntas–rió con nostalgia.

–Me gustaría que siguiese siendo así... quiero decir como si nada de esto hubiese pasado.

Recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora