Ermine sufre un grave accidente.
Como resultado, olvida a prácticamente todos.
No recuerda a su novio, Adler.
Pero este no se da por vencido.
Intentará que se vuelva a enamorar de él.
Si ha podido una vez, ¿porqué no podrá una segunda?
...
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Al día siguiente, al abrir los ojos, esperaba ver delante mío a Adler pero, por alguna razón, no fue así.
Bostezando, aparté las sábanas de mi cuerpo y salí de la cama.
Abrí el armario y cogí un top granate de manga larga y un pantalón vaquero negro. Una vez lista, bajé al salón, donde estaban los hermanos, Adler y Elle, sentados en el sofá.
–Buenos días–dije al verlos.
–¿Has dormido bien?–me preguntó Jack.
Asentí sonriendo.
Mi mirada, por alguna razón, se dirigió a Adler, al hacerlo, vi que él ya me estaba mirando.
Cuando nuestros ojos se cruzaron, me guiñó uno de ellos.
–¿No me vas a dar un beso de buenos días?–preguntó divertido.
Reí y me acerqué a él.
Cuando ya estaba lo suficientemente cerca de Adler, me incliné para darle un beso en la mejilla.
Al hacerlo, me iba a alejar pero, él lo impidió, cogiéndome de la cintura.
–No, no. Ahí no–dijo sonriendo.
Alcé una ceja divertida. Y con sus manos en mi cintura me atrajo a él.
Sus labios quedaron a milímetros de los míos y corté la distancia que los separaba.
Las dos veces–que yo recordara–que nos habíamos besado, había sentido miles de cosas, besaba jodidamente genial.
–Vosotros dos bien ¿no?–preguntó Alexa entrando.
Nos encogimos de hombros sonriendo.
No sé qué éramos pero, me sentía bien.
–¿Cuáles son los planes de hoy?–preguntó Elle.
–¿Qué os apetece?
Miré a Daniels.
–¿Qué tal si compramos algo y comemos en la playa?–propuse.
–Planazo–dijeron Elle y Alexa al unísono.
(...)
–¿Compramos Cheetos?–preguntó Scott.
–Eso ni se pregunta–contestó Elle.
–Podemos comprar pan y hacernos unos bocadillos–dijo Jack.
Asentí de acuerdo.
Fuimos a comprar lo que cada uno quería, después, volvimos a casa.
–Cada uno que se haga el suyo–dijo Shawn.
Cogí un trozo de tortilla que había comprado, corté un trozo de pan y me hice mi delicioso bocadillo.
–Oye, no sé vosotros pero yo tengo hambre–dije cuando mi estómago rugió.
–Comilona.
Miré mal a Adler pero, no me duró mucho porque me eché a reír.
Tenía muy poco aguante.
–Con orgullo–le respondí.
Se acercó a mi y cogió mi cintura.
–Te echaba de menos–dijo mirándome a los ojos.
–Lo habrás pasado fatal por mi culpa.
–Por enésima vez, no fue tu culpa, nena–cogió un mechón de mi pelo y lo colocó detrás de mi oreja.
Le sonreí y le abracé. Como era más alto que yo, mi cabeza descansaba en su pecho.
–¿Has terminado tu bocadillo?–pregunté alejándome un poco.
Asintió.
–¿Habéis acabado ya?–preguntó a todos Jack.
–Espera...–dijo Scott, terminando de poner su jamón York–Listo.
–Pues, cojo las toallas y sombrillas y nos vamos–Jack salió a por las cosas.
Elle y Scott se acercaron a nosotros.
–Os veo bien–dije mirándolos.
Sonrieron los dos a la vez.
–Lo estamos–dijo Elle.
–Os habíais comportado como dos niños pequeños, ya era hora de que arreglaseis las cosas–dijo esta vez Adler.
En ese momento, Alexa y Shawn se acercaron.
–Estamos todos emparejados, ¿eh?
Reímos.
–Hasta tu primo–me dijo Shawn.
Fruncí el ceño y le busqué con la mirada.
Estaba hablando con Rossie.
Como no.
Bufé.
–Pues parece que sí.
Como si lo invocáramos, Axel se acercó.
–¿Donde has dejado a tu novia?–le pregunté alzando y bajando las cejas.
–No somos nada–rodó los ojos.
–Haré como que te creo–le dije.
–¿Nos vamos?–preguntaron Jack y Daniels al llegar donde estábamos.
