dieciseis.

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Nada más llegar al recinto de la protectora, miles de perros vinieron a recibirnos

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Nada más llegar al recinto de la protectora, miles de perros vinieron a recibirnos.

Me agaché para acariciarlos, a cada uno de ellos.

–Hola chicos, yo también me alegro de veros–reí cuando un husky me chupó la cara.

Adler también estaba agachado, junto a él estaba un pastor alemán precioso. Me recordaba a Nicolás, mi antiguo perro.

Sonreí con tristeza hacia él, extrañaba a mi bebé.

–Está es Wendy, mi cosita–anunció haciendo que muriese de ternura.

Me quedé mirándolos durante unos minutos, viendo como Adler hablaba con ella, como si pudiese entenderlo. Se veía tan tierno.

Se levantó y me tendió la mano para que hiciese lo mismo.

–Vamos, quiero que veas a alguien.

Asentí y caminé tras él.

Entramos en una especie de casa. En esta se encontraban un chico y una chica.

–¡Emerine! ¿Hace cuanto no nos veíamos? ¿Cinco meses quizás?–me recibió efusivamente ella. Max, estaba con un ordenador, ausente.

¿Y ahora qué digo?

–Mucho tiempo, sí–sonreí demasiado falsamente.

¿Qué le iba a decir?

–Oye, no te recuerdo, ¿podrías decirme quien eres? Es que tuve un accidente y perdí la mayoría de mi memoria. Lol.

Adler al parecer notó mi incomodidad porque, se acercó a mi oreja y me susurró:

–Son Chloe y Max, voluntarios.

Sentir su voz tan cerca hizo que un escalofrío recorriese mi cuerpo.

–La he traído para que vuelva a ver a Wendy y a los demás, y a que conozca a los nuevos–dijo Adler esta vez más alto.

–Me parece bien y...–nos paró–oye Adler, la mujer de ayer ha vuelto y dice que quiere adoptar a Leo. Llámala y prepara los papeles de adopción para la semana que viene.

Dicho esto, nos dejó ir.

No sé donde nos dirigíamos, yo solo seguía a Adler.

A nuestro lado, habían miles–y cuando digo miles es miles–de jaulas con todo tipo de animales dentro.

Sufría al ver a un ser vivo así. Nadie merece vivir en cautividad.

Adler–que estaba a unos pasos más delante– se giró hacia mí.

–Tranquila, luego los dejamos que corran por aquí, como a los demás. Estos son nuevos y nos obligan a tenerlos por unas semanas ahí.

Eso hizo que me sintiese más tranquila.

–Esa es la zona de los conejos–dijo señalando a una especie de caseta con jardín–esa, la de las aves–señaló a otro jardín–y bueno, todas esas de allí–ahora, señalaba a un montón de casetas que había a lo lejos–la de los demás animales.

Yo asentí embobada, me encantaba el trabajo de Adler.

De repente, este, paró haciendo que me chocase contra su pecho.

–Cuidado princesita–rió.

–Uy, perdón–me disculpé falsamente, haciendo que Adler, vuelva a reír.

–Este es Marco–dijo mirando a una jaula en la que se encontraba un cachorrito herido–y es la causa por la cual tuve que venir ayer.

Me horroricé al verlo así.

–¿Q-Qué le pasó?–se me quebró la voz, no podía ver a animales en ese estado.

–Maltrato. Algún hijo de puta le dio una paliza y después de eso, lo abandonó. Lo encontré en un contenedor–informó.

Miré a Marco, se encontraba en una esquina, acostado, en su rostro reflejaba tristeza. ¿Cómo la gente puede ser tan cruel?

–¿Puedo entrar?–pregunté.

Adler asintió, sacó unas llaves y me abrió la jaula.

Me acerqué con cuidado al perro, teniendo temor de que se asustase.

–Hola pequeño–dije cuando ya estaba a su lado, acariciandole despacio.

Me asusté cuando el animal se levantó, pero no se movió, se quedó ahí para que le siguiese acariciando. Cerraba sus ojos como si estuviese cómodo conmigo y mi pecho se infló de felicidad ante eso.

Alcé mi vista hacia Adler, el cual se encontraba unos pocos metros alejado.

Este, miraba la escena con una sonrisa.

No sé si lo he dicho alguna vez pero: me encanta cuando sonríe.

Me encanta, como lo está haciendo justo ahora, cuando se le marcan esos hoyuelos tan bonitos que tiene.

Con un gesto de mis manos hice que se acercara, se agachó quedando a mi altura.

–Es muy bonito esto que haces Adler–le dije con sinceridad.

Al verle así, ayudando a seres indefensos. Joder, mentiría si dijese que no sentía nada hacía él.

Adler's POV.

Emerine es tan preciosa, joder.

Y verla con Marco hizo que me enamorase aún más de ella.

No podía evitar sonreír ante la escena que veían mis ojos.

Ella le acariciaba cuidadosamente como si temiese hacerle daño.

Me hizo un gesto y yo me acerqué hacia ella.

–Es muy bonito esto que haces Adler–me había dicho.

Tú si quieres bonita, joder.

Vale, ya paro.

No dije nada. Me quedé mirándola durante segundos, al igual que ella.

Nos separamos al escuchar a Marco ladrar.

Emerine le miró asustada.

–Tranquila, al parecer tiene una especie de trauma y a veces le dan ataques de pánico–expliqué.

Por desgracia, era muy común en él. Teníamos que estar pendientes, para, cada vez que le pasaba, estar ahí con él y tranquilizarlo.

–Si le acaricias aquí–dije cogiendo su mano y poniéndola en la cabeza de Marco–se relaja.

Em, se quedó unos segundos quieta, mirando nuestras manos. Carraspeé y la aparté y, viendo como Marco se relajaba, me levanté alejándome de Emerine.

Esta, al tiempo, me imitó y también se levantó.

–Me gustaría adoptarlo–fruncí el ceño–a Marco.

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¿Os gustan los animales?

¡Espero que os haya gustado este capítulo!

Muchas gracias por los más de 180 leídos, me hace muy feliz <3

El lunes tendréis el próximo capítulo :)

INSTAGRAM: @lidiasstorm

-Lidia

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