esquizofrenia ↬ jay/jinhwan & tu [iKON]

chapter three

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Me estaba dirigiendo a la casa de Jinhwan como todos los días. Por las mañanas debo ir a la universidad, es por eso que solo tengo tiempo de estar a su lado a las tardes. Incluso cuando tengo evaluaciones voy a la casa de mi novio y estudio allí. No hay ni un día que no esté a su lado. Me agradaba pasar tiempo junto a él y a él hacía bien estar junto a mi. De alguna manera lo tranquilizaba. 

Siempre estuve interesada en la psicología y, luego de enterarme acerca de la enfermedad de mi novio, me entregué a lleno a esa rama de la ciencia. Si bien de acuerdo a la enfermedad de Jinhwan debería estudiar psiquiatría, no me gusta demasiado aquella especificación ya que debería aprender mucha medicina y realmente no soy buena para ello. Es por eso que me decidí a estudiar psicología. Además, en mis exámenes, Jinan me ayuda a estudiar y eso le sirve a él para conocer un poquito más de cómo funciona la mente.

Cuando llegué a la casa de Jinhwan me topé con su madre saliendo de ésta. La madre de Jinan es una mujer muy dulce y atenta. La conozco desde que soy una niña. Lamentablemente la enfermedad de Jinhwan la ha deteriorado. Ahora porta diariamente una sonrisa cansada casi por compromiso, en sus ojos se adornan una oscuras ojeras y su aura ya no brilla de felicidad, por el contrario, se ha vuelto una mujer más apagada. El padre de Jinhwan trabaja todo el día para poder pagar la costosa medicación de su hijo, por lo tanto son muy pocas las horas que él se encuentra en su hogar. Y la hermana mayor de Jinan, la cual es seis años mayor, ya se ha mudado de su hogar. Ella vive en una preciosa casa de los suburbios junto a su marido e hijo pequeño. Ella, a penas enterarse de la enfermedad de su hermano, se mudó de la casa de sus padres ya que no se sentía preparada para vivir aquello. Y no la culpo, no debe ser fácil vivir junto a una persona con esquizofrenia. Aquel dicho que la esquizofrenia no solo destruye al susodicho que la porta, sino que también a su familia, es cierto. 

—Minah —dijo felizmente mi suegra. Sus ojos se veían aliviados al verme. —Me alegra mucho verte. 

—Igualmente —dije dirigiéndole una pequeña reverencia. 

—Debo ir de compras, ya casi no hay comida en casa. Me alivia que hayas llegado antes de marcharme, no quería dejar solo a Jinhwan. Ha estado un poco... extraño.

La preocupación me alarmó rápidamente. 

—¿Extraño? ¿qué ocurrió? ¿se encuentra bien? —pregunté asustada. Ella suspiró.

—Hoy no quiso salir de su dormitorio en todo el día. Constantemente mira hacia la ventana y murmura cosas. Cinco veces ha bajado corriendo, ha salido por la puerta principal como si buscara a alguien y luego ha entrado para nuevamente encerrarse en su dormitorio. 

—Ha vuelto con la paranoia —dije, ella asintió tristemente. —Tranquila señora, yo cuidaré muy bien de él. 

—Lo sé Minah, estoy muy agradecida de tenerte en la vida de mi hijo —dijo maternalmente. 

Luego ella se marchó y yo me introduje a su casa. 

No es la primera vez que Jinhwan se siente perseguido u observado. De hecho, la esquizofrenia de tipo paranoide es la que más le cuesta controlar, aún tomando medicamentos. Los doctores creen que esto se debe a que la enfermedad fue detectada muy tarde. Si la esquizofrenia es detectada a temprano momento, es más fácil controlarla.

Pero aún así me extraña que haya regresado con la paranoia a tal extremo que debe salir de su hogar. Sospecho que se debe a que Jinhwan no está tomando adecuadamente su medicación. 

Le he dado la oportunidad de no decirle a su madre acerca de mi sospecha, pero ya es el colmo.  No puede continuar así. Si Jinhwan sigue sin medicarse le dará una recaída. 

Subí las escaleras lentamente. No quería asustarlo. 

Cuando llegué a su cuarto, golpee tres veces la puerta. Al no recibir respuesta, entré. 

Al escucharme Jinhwan volteó bruscamente. Él se encontraba en frente de su gran ventanal, observando al patio. 

—Oh, eres tú. Lamento no abrir, creí que estaba imaginando el sonido —dijo, dedicándome una leve sonrisa. 

—Esta bien —dije acercándome a él. Uní nuestros labios castamente. —¿Cómo estás? —le pregunté. 

—Bien —me mintió. La sabía porque cuando me mentía él no podía observarme a los ojos, además su tono de voz se volvía más agudo. 

—Tu madre me ha dicho que has estado todo el día en tu dormitorio, ¿por qué no vamos a la sala? No hay nadie en casa y podremos estar tranquilos.

Desde que la esquizofrenia en Jinhwan se había hecho más notoria, él se volvió más solitario. No le agradaba estar en lugares con mucha gente ni socializar. Ni siquiera le gustaba pasar tiempo con su familia. Los doctores aún no comprenden por completo ese gran cambio en Jinhwan ya que él solía amar salir de fiesta y pasar tiempo con sus amigos. Sospechan que es debido a que él no quiere que otras personas lo vean teniendo alucinaciones.

Me sorprendía que mi presencia no le molestara, de hecho le agradaba. La madre de él dice que puede ser porque ambos tenemos una conexión especial. Tan especial que ni siquiera su familia más cercana puede lograr. 

—No quiero —dije indiferente, regresando su mirada hacia la gran ventana. 

La apatía. Éste es un sintoma de la esquizofrenia desorganizada. Casi siempre actuaba indiferente hacia cualquier cosa que le proponía, lo cual me hacía sentir incompetente. Es muy difícil que Jinhwan se motive a realizar alguna actividad fuera de su dormitorio, aún más desde que dejó la universidad y todas las actividades recreativas que conllevaban salir de su hogar. 

No lo hace apropósito, pensé. Y volví a colocar una sonrisa en mi rostro para intentar convencerlo de salir de su habitación. 

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