Ash está furioso, tanto que las lágrimas bañan sus mejillas y las manos le tiemblan complicándole su labor.
-Dáme un poco más de agua.
A su lado Eiji asiente igual de afectado que él, le extiende una pequeña bandeja y se acerca para hacer espacio en la que hasta hace unos minutos les servía de mesa en la estancia, las toallas limpias se les han terminado hace rato y las telas manchadas de sangre adornan la duela.
-Máldita sea...mierda...
El rubio pasa su antebrazo con fuerza por su cara tratando de despejar su vista, ambas manos ocupadas en el pequeño cuerpo frente a él.
-Ash...
-Está bien...puedo hacerlo, está bien.
Pasa poco menos de una hora cuando por fin ambos pueden descansar, Ash se deja caer de espaldas chocando con el borde del sofá aspirando todo el aire que sus pulmones pueden mientras Eiji acuclillado frente a la mesa acaricia con delicadeza el sucio pelaje del perro herido que descansa sobre la superficie de madera.
Esa mañana inicia como todas, Eiji debe acercarse a la ciudad por material de revelado y Ash se ofrece a acompañarlo después de revisar algunas tareas que un par de sus ahora pequeños alumnos le piden evalúe, a través de los meses el par aprende a adaptarse a la vida juntos, no son lo que se puede llamar una pareja convencional pero lo sobrellevan bastante bien, más después que sus amigos más cercanos se enteran del regreso de Ash y les visitan de vez en cuando.
El día se les va en mil cosas y para cuando van de vuelta es tarde, pasan por algo de comida cuando llegan al último cruce de la avenida principal, ese que abandona el concreto y se convierte en terracería que los lleva hasta lo alto de la colina donde viven, donde las viviendas son pocas y el silencio remplaza la ajetreada vida de la ciudad, es cuando escuchan los gritos.
Primero les parece una riña, hay algunas risas de por medio y aunque la situación les pinta familiar les extraña no escuchar quejas o pelea, solo burlas.
Era un hecho que intervendrían de ser necesario ambos habían estado suficiente tiempo entre pandillas como para entender a la perfección de qué iba pero el primer aullido los alerta, Ash parece más consciente de la situación cuando suelta las bolsas de compras que lleva acuestas y corre hacia el grupo, Eiji lo sigue al segundo identificándo a tres sujetos en claro estado de ebriedad, no los conoce, el lugar es demasiado pequeño, conoce a comerciantes, estudiantes, familias enteras pero esos hombres no son de ahí.
Cuando Ash suelta el primer golpe sin preguntar se detiene asustado, es obvio que la pelea no dure mucho si se trata del rubio y menos con la clara furia que se refleja sus facciones, a los pocos segundos los sujetos están en el suelo y Ash sigue golpeando y gritando cosas que apenas logra entender, todo pasa demasiado rápido.
-¡¿Creen que es divertido pedazos de mierda?!¡¿Lo creen?!
Uno de los hombres, el que termina más alejado no lo piensa demasiado para echarse a correr apenas tiene oportunidad y es cuando lo ve, justo detrás de Ash un pequeño Husky enroscado entre botellas de cerveza y tierra, Eiji termina con la distancia que los separa en un par de zancadas y se hinca tembloroso al ver el estado del animal, su mente hilando lo obvio.
-¡Podría matarlos en este instante como ustedes pensaban hacer con ese pobre perro! ¡¿Les parece divertido bastardos?!
Eiji entiende la furia de Ash pero no tienen tiempo y está seguro que después de la paliza que recibieron aquellos hombres no volverán, sin mencionar que el mismo piensa encargarse de avisar en la estación de policía.
Se gira sosteniendo al pequeño can entre sus brazos tras envolverlo en su abrigo y respira con fuerza un par de veces intentando calmarse.
-¡Ash, Ash, es suficiente vamonos tenemos que ayudarlo!
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Promesas
FanfictionUna despedida no necesariamente es para siempre, después de cada final hay un nuevo comienzo. AshxEiji, SPOILER ligero del final. Serie de pequeñas viñetas.