Es automático, apenas aquella imponente figura aparece frente a él su cerebro simplemente se desconecta, la enorme sombra a contra luz en medio del camino, el largo cabello ondeando por el viento, su voz.-Hola, Aslan.
Cuando abre sus ojos lo primero que ve es el techo blanco de su habitación, aquella que comparte desde hace más de año y medio con Eiji, la ventana a unos metros está abierta dejando que una ligera brisa onde la tela de la cortina, por la luz que entra piensa que son las tres o cuatro de la tarde y el silencio invade el lugar, si presta atención tan solo el leve ruido de la naturaleza y algo de movimiento en la planta baja llega a sus oídos.
Intenta moverse pero una fuerte punzada en la nuca lo hace gemir adolorido, levanta su mano para tocar la zona pero ve algunos raspones y la manga llena de tierra, está confundido.
La puerta de la habitación se abre y un desorientado se gira encontrando a un sonriente Eiji acercándose a paso lento hasta sentarse a su lado, sus dedos despejando los cabellos de su frente en una suave caricia.
-Despertaste, ¿Cómo te sientes?
Ash parece pensar la respuesta y baja un momento sus párpados disfrutando el tacto del otro en su piel.
-¿Que ocurrió?
Eiji sonríe y sus dedos bajan ahora hasta la sonrosada mejilla.
-Todo está bien, necesito que estés tranquilo ¿Vale? ...¿que es lo último que recuerdas antes de despertar?
El rubio arruga la frente ansioso pero el gesto tranquilo del japonés le dejan claro que no hay de que preocuparse, suspira pesadamente intentando volver sus pensamientos atrás.
La mañana en la escuela*, la salida tarde, el camino de vuelta vacío, aquella persona frente a él.
-Serguei.
El murmullo sale claro y la molestia regresa a su adolorida cabeza, no es el hombre el que lo molesta, no es su presencia lo que lo aturde siendo que la última vez que hablaron quedaron en buenos términos, a pesar de todo Ash piensa en el cómo un tutor, como alguien que le enseño y cuido, no al grado paternal que hizo Max pero si estando en ese rango de respeto y aprecio, no puede evitarlo, apenas sus miradas se cruzan los recuerdos vuelven.
Eiji herido, Blanca ayudándolos, el enfrentamiento en el centro médico, disparos, gritos, el dolor del cuchillo en su hombro, el peso de Fox en su cuerpo intentando ahorcarlo, explosiones, Dino muriendo frente a él, el encuentro en el parque poco después, la biblioteca, la carta, Lao.
Entiende que se ha perdido demasiado en sus pensamientos cuando escucha a Eiji clamando su nombre a voz baja, su diestra entrelazando sus dedos, su mano libre acariciando insistente su rostro, el cuerpo temblándole entero.
-Lo siento.
-Está bien... tranquilo.
-¿Él...?
-Está abajo, no quería alterárte más de la cuenta y dijo que esperaría, no hay prisa, te trajo hasta aquí cuando te desmayaste.
La vaga duda de cómo es que el otro sabía a dónde ir, en donde vivía -independientemente del cómo llego a Japón- le llega a la cabeza desechandose al momento, es Serguei, la pregunta es obvia.
Ash intenta levantarse y agradece el apoyo en su espalda que Eiji hace para ayudarle a erguirse, sus labios besando su sien en agradecimiento.
-¿Estás seguro? No tienes que bajar ahora, puedes descansar.
-Estoy bien, solo me tomo por sorpresa.
Eiji asiente no muy convencido y le ayuda a caminar a la salida, aunque el menor trate de aparentar lo contrario puede sentir la ansiedad que desprende.
ESTÁS LEYENDO
Promesas
FanfictionUna despedida no necesariamente es para siempre, después de cada final hay un nuevo comienzo. AshxEiji, SPOILER ligero del final. Serie de pequeñas viñetas.