Extra

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-¡Estoy en casa!

Solo el silencio le responde, Eiji suspira y niega al tiempo que deja la bolsa con víveres en la pequeña barra del antecomedor, la tenue luz de la mañana alumbra el corredor a su paso y los ligeros  rayos del sol comienzan a calentar la duela como cada día, para cuando llega la final de las escaleras y logra abrir la puerta de la ultima habitación otro profundo suspiro abandona sus labios, sigue ahí, justo donde lo dejó no mas de veinte minutos atrás.

-Ash...

El llamado no parece importarle al otro que inmóvil permanece en la cama completamente envuelto entre las sabanas, tan solo algunos mechones rubios se asoman, Eiji sonrie y se acerca a paso lento hasta sentarse a la orilla, se ha encargado de abrir la cortina de par en par esperando que el amanecer le ayude a despertar pero sabe que poco o nada funciona.

Es una mañana tranquila como todas las anteriores desde hace poco mas de seis meses, puede escuchar el canto de las aves afuera y el ligero traqueteo de alguna camioneta en el camino terroso a un cuarto de kilómetro de la casa, su mano se posa en el bulto sobre la cama sintiendo como el peso se levanta con cada exhalación, el lejano recuerdo de aquella tarde en Nueva York con Ash tumbado en esa vieja cama de su guarida rodeado de sus compañeros y el mismo gritándole y golpeándolo ligeramente para que se levante ante la mirada aterrada de los presentes lo hace sonreir.

Tras tanto tiempo no hay nada que disfrute más que el verlo descansar con semejante tranquilidad, sus dedos se mueven hasta hacer un pequeño hueco entre las cobijas, Ash permanece con los ojos cerrados y la respiración pausada, las ojeras que antaño recuerda han abandonado lo alto de sus mejillas, la paz con la que descansa le hace ver que las pesadillas han dejado de perseguirlo, su cabello ha crecido en ese tiempo llegando casi al mismo largo que tenía cuando lo conoció años atrás y aunque sabe que el tiempo ha pasado y sus facciones han madurado como el mismo no puede mas que ver a ese chiquillo rudo y calculador con porte de maleante que vio la primera vez en él cuando sus miradas se cruzaron.

El sonido de la tetera en la planta baja lo hacen salir de sus pensamientos, ha dejado el agua a fuego lento esperando que el otro se levante y comience con los preparativos del desayuno apenas le avisa que saldra por algunas cosas que se han terminado en la nevera pero el rubio parece haber respondido entre sueños cuando es evidente que no se ha movido de la cama que comparten.

Eiji sonrie una vez más negando al aire antes de besar la frente del durmiente y encaminarse de vuelta escaleras abajo, el que el otro no sea una persona de mañana es algo que al parecer jamás podrá cambiar.

Está terminando de freír los últimos trozos de tocino cuando los pasos perezosos se escuchan en el piso de arriba, Eiji termina de servir ambos platos y se vuelve hacia las alacenas buscando un par de tazas cuando siente los brazos desnudos rodeándolo por la cintura.

-Lo siento.

-¿Porqué te disculpas?

El mayor pregunta sonriendo, aún puede escucharle adormilado y el tacto de su cuerpo es cálido indicándole que recién acaba de salir de la cama.

-Me has pedido algo, sobre ...no lo recuerdo, lo siento no he podido despertarme.

Eiji se gira aun sintiendo el agarre, su diestra dejando ambos trastes a su lado, Ash le mira con los ojos medio cerrados y el cabello revuelto, se encarga de llevar sus manos hasta ellos y peinarlos ligeramente, tan solo lo necesario para poder ver libres sus facciones.

-Descuida, no pasa nada.

El japones se acerca y une sus labios con seguridad, hace tiempo que la pena se ha perdido entre ambos, su mano baja y se queda unos segundos acunando la mejilla del mas alto, no, definitivamente no es la misma persona de hace tanto, puede ver el brillo en sus ojos, sentir sus latidos tranquilos, completamente relajados aun cuando  escucha el ruido de la vida diaria creciendo afuera, el mismo ruido que antes seguro lo tendría alerta con el cuerpo tenso y una mano anclada al mango de su pistola favorita.

-Anda, sientate que el almuerzo se enfría.

El rubio obedece y aspira el delicioso aroma de los huevos fritos en su plato, levanta el vaso lleno de jugo de naranja para tomar el primer trago y el destello de la argolla en su dedo se  refleja en la superficie pulida de la mesa de madera, la misma argolla que el japonés porta con orgullo porque sí, sus vidas se unen a tan solo unos días de la llegada del rubio aunque estas estuvieran ligadas desde antes de conocerse siquiera y no necesitan un papel que lo diga ni testigos que lo comprueben porque lo que tienen es tan lógico, tan normal e inevitable que los anillos en sus dedos tan solo son un adorno, un capricho por hacer visible que lo siente el uno por el otro para con el mundo.

Ash sonríe y estira su mano en la mesa, Eiji no tarda en entrelazar sus dedos y dejar ambas joyas unidas, porque ahora no hay prisas ni miedos, el tiempo es infinito y ellos están listos para comenzar con un nuevo día de los muchos que tienen por vivir.

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N/A: Me he pensado que todas las ideas que me surgen no son muy largas, tengo atorado un algo de Shorter  después de la vida (lo amo :( RIP)y otra idea para un semi au con Eiji cediendo a lidiar con la mafia pero nada sale jajaja trataré de seguir sumándole extras a esta historia.

Muchas gracias por leer y por los votos, agradezco la aceptación que ha tenido así que espero poder continuar con pequeñas viñetas ya sea de la vida diaria de este par o lo que salga...en fin, saludos!! ;)

またね!

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