Escrito 9: Cenizas de lo que fue amor

1 0 0
                                    

Intenté buscar entre las estrellas la manera de arreglar los asuntos que nuestras galaxias interponían, intenté llamar su atención en cualquier ámbito y sólo ganaba la abertura de aquellas heridas que lograron cicatrizar. Eran palabras inútiles de su parte, las que lograban sacar lágrimas de mi ser. Inclusive había una manera en mi de herirme con sólo observar, de agonizar con el masoquismo de la mirada. Estaba siendo estúpida conmigo misma, auto-lastimándome con el simple hecho de observar universos que simplemente debo bloquear ante la primera vez. En cambio, no podía dejar de cortar más los pedazos que ya yacían en el suelo, pidiendo ser desechados en el abismo del alma.

Me estaba sintiendo inferior, poco más creativa, alguien común a todos; cuando comenzaron las letras a ser plasmadas y convertirnos todos en escritores al dolor. Simplemente era ilógico como ahora comenzaba a ser algo tan igual, el plasmar recuerdos en un vestido de porcelana. Pero no es aquello lo que inunda mis preocupaciones, si no el hecho de que los otros comenzaban a levantar aquellos vestidos, y yo he quedado atrás en la luz de la exposición de sueños.

- "Brilla como nadie pudo en la oscuridad"

Aquella frase era inservible ante la brillantéz que comenzaba a alumbrar el universo. Aquella perfección del viento comenzaba a dejar en ridículo mis sentimientos, mientras cautiva las mentes que en algún futuro yo quería enamorar. Lo más doloroso es que comenzó a robar el instinto de sentimientos de aquel ente. Ahora yo simplemente era alguien más, mis escritos eran rocas sin oportunidad de llegar a la cima. En cambio, no puedo dejar de escribir, de expresarme por medio de las letras. Fue aquella única fuente de liberar mis sentimientos y ser escuchada sin interrupciones. ¿El problema? No recibía respuesta, no habían consejos, no había un hombro para desechar lágrimas inútiles al silencio. Teniendo que hacerme la invencible ante las fuerzas sobrepoderosas, aquellas que aunque no vieran mis lágrimas rompían lentamente en pedazos mi alma. Aquella que debía sanar sola, pues aquel ente en la lejanía de mis brazos se encontraba.

Entonces eran palabras secas las que adornaban sus mensajes, su voz. Siendo la dolencia la que vivía en mi alma, en cambio, no era capaz de alejarme. Aún soñaba con el estar juntos, sabiendo lo que en el pasado atormentó nuestra unión hasta derrumbarnos con la distancia. Igual aquella ilusión se deterioraba con ciertos reproches o simples bromas sin gracia de su parte. Una burla hacia aquel amor tan fuerte que teníamos. Entendí que me estaba haciendo pagar mis daños con la misma moneda, excusas. El problema era que mis obstáculos no eran excusas, eran simplemente el miedo vagando por los pasillos de mi mente, negándose a irse.

Poco a poco me estoy convirtiendo en la segunda luna de su planeta, recordándole al universo que ya no era yo quien alumbraría su camino. Odiaba amarlo, y era algo que él aún no entendía. Aquella distancia que imponía la vida, sólo me hacía querer tenerlo más cerca aún, sus labios me pertenecían. Estaba siendo masoquista a un amor perdido, aquel con el que sueño cada noche sin poder dormir; recordándome el notar de nuestras sonrisas a la cercanía de nuestros cuerpos. Allí entendí al amor. Estaba enamorada de un ser cuya superación avanzaba, dejándome atrás en el ciclo de la llegada. Me tenía recordando las promesas y preguntándome el cómo y por qué terminó todo esto, como murió aquel amor que prometimos que sería eterno.

- ¿Merecíamos esto? - recuerdo haber llorado entre las sábanas, intentando responder aquella pregunta.

Nadie merece vivir con un corazón roto y con las cenizas de aquel amor . En cambio, es el orgullo quien nos obliga a escoger ante las fases del amor. Es la ruptura quien roba la nuestra esencia y maltrata el alma débil. Siendo el olvido la opción más explícita pero la más dolorosa, pues es ahí cuando los recuerdos vagan por la mente y deciden dar presencia terminando de rompernos, haciendo caer cáscadas de lágrimas de nuestros ojos, aquellos pidiendo a gritos el detenimiento del dolor.

Con cariño, Anie

Con cariño, Anie🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora