Capítulo 18.-Esas preguntas no merecen una respuesta

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Tras aquel beso que Wei WuXian le dió en el bar, Lan WangJi desistió de agredir a Ming Zhao, concentrado en corresponder el gesto del más bajo tranquilizó su ímpetu, se había revelado un arma muy eficaz para dominar al otro.

Wei WuXian sin soltar el rostro de Lan WangJi cortó el beso.

- Lan Zhan, ¿te gusta que te bese?

Una respuesta fue innecesaria ya que Lan Zhan le dió el siguiente, suave y corto, luego se separó mirándolo con intensidad.

- No debes mirarme de esa manera, es malo para mi corazón - bromeó Wei Ying intentando ocultar el nerviosismo que sentía con una capa de su usual humor.

- ¿De qué manera te observo? - preguntó Lan Wangji sin cambiar su mirada.

- Como si fueras a saltarme encima al ataque.

Wei WuXian dijo aquello en un sentido literal, pero ciertamente ocurría que Lan WangJi contenía sus deseos. Después de haber dicho sus sentimientos y haber tenido experiencias besándose, el anhelo de tocar a la persona que amaba se había intensificado, pero la contención era una de las disciplinas más importantes por parte de su secta, aún así, por primera vez en la vida esto estaba significando un esfuerzo enorme para él, además las circunstancias y el que Wei WuXian fuese alguien atrevido no estaban cooperando en ayudar a su racionalidad.

Wei WuXian gritó que se retiraban en dirección a la puerta por la que se había marchado el joven, ambos salieron del local y comenzaron a caminar hacia fuera del área de bares.

- Bien Lan Zhan, ¿hay algo que quieras hacer ahora? -Wei WuXian se estiró un poco - aún tengo hambre.

- Compraremos algo e iremos a Zuimei de Jingse.

Wei Ying detuvo sus pasos y miró desconcertado Lan WangJi.

- ¿Estás seguro de que quieres ir ahí conmigo? Si quieres ver el futuro te recuerdo que sólo se puede una vez en la vida, ¿desperdiciaras esa oportunidad conmigo?, deberías guardarla para ir solo algún día, bueno, ahora que lo pienso, al final Lan Zhan no es de los que cree en leyendas, aunque he oído que la vista es realmente hermosa.

Lan WangJi miró a Wei WuXian asintiendo a sus palabras.

- Quiero ir ahí contigo. Aquella es una leyenda, pero como todas, poseen una raíz verídica, puede que haya mito mezclado con verdad y si resultara cierta tendría dos motivos por los cuales desearía estar ahí contigo.

Wei Wuxian controló su rostro de sorpresa, huyendo para que su sonrojo no fuese visto dió una evasiva a Lan WangJi y fue a comparar panes al vapor, fruta y comenzaron a caminar.

En el transcurso Wei Ying comenzó a platicarle a Lan WangJi que pese a sus innumerables viajes nunca tuvo la oportunidad de ir Zuimei de Jingse, siempre lo deseo, pero también evitó pasar cerca de GusuLan. Además, también confesó que siempre quiso ir acompañado de alguien especial.

Durante los primeros días como discípulo en GusuLan, oyó a algunos alumnos hablar sobre aquel mito, el cual decía que existía un lugar hacia el Este en el que tras un bosque profundo se llegaba a un acantilado, llamado Zuimei de Jingse, el cual ofrecía la vista más hermosa de toda la región, y que recostándose en ese lugar se podía observar un punto exacto donde se unen los elementos de la naturaleza, cielo, árboles, montañas y el mar, una hermosa vista en la que se une lo terrenal y lo celestial.

Comiendo los alimentos comprados por Wei Wuxian, platicando sobre el lugar al que se dirigían y sobre aventuras en sus viajes el tiempo pasó con rapidez, tenían realmente bastante que hablar y ahora mismo el tiempo no era un problema. Wei WuXian en sus viajes había aprendido muchos conjuros, había aprendido a utilizar un sinfín de artefactos, sus habilidades eran increíbles, básicamente a la par de las de Lan WangJi, había muchas historias que contar. Entre tanta charla, principalmente dirigida por el de túnica negra, ambos comenzaron a disminuir los paso, se observaba a lo lejos un lugar que destacaba mucho, árboles que bloqueaban la vista por lo menos en un radio de medio kilómetro, y frente a ellos, como un guardián, yacía una roca enorme que podía presumir ser una muralla, se alzaba imponente alrededor de tres metros de alto y dos metros de ancho, tal cual habían platicado los discípulos en ese entonces. Tras apreciar la imponencia del lugar unos momentos, retomaron su rumbo.

Ya no necesitamos palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora