Lan WangJi nuevamente incitó a seguir caminando hasta que un aroma salado inundo su sentido del olfato, ya no habrían más obstáculos para ellos, muchos contaban diferentes experiencias y es que era distinto para cada quien, de cierta forma cuando el poder de cultivo era muy poderoso, cuando se iban superando las dificultades, los monstruos, espíritus y demás reconocían a los maestros como dignos y bajaban su guardia, reconocían a los merecedores. Caminando sin nuevos percances sintieron el aroma intensificarse, de pronto Wei WuXian fue jalado por Lan WangJi.
- Este fue el noveno paso.
Wei WuXian comprendió las palabras, pero él no percibió desde cuando habían salido del bosque, ¿cómo era posible que ya hayan llegado al penúltimo paso previo a caer por el acantilado?
Como leyendo su mente, Lan WangJi contesto su pregunta.
- Lo último que el bosque pide para revelar una escena futura para dos entre los cultivadores que ingresan, es confianza, a uno se le permite percibir el fin del bosque y al otro se le nubla dicha percepción.
Wei WuXian tuvo que estar de acuerdo, podría jurar que aun sentía corrientes de aire cortadas por los árboles o los pájaros posándose en las ramas tan cerca como si estuvieran junto a sus oídos, pero no tenía motivo alguno para no creerle a Lan WangJi.
- Comprendo- dijo Wei Wuxian.
Sin soltar la mano aún de Lan WangJi, a tientas busco la otra, quedando de frente tomados de ambas manos
- ahora tengo que besarte.
Poniéndose de puntillas y sin fallar en el acercamiento le dió un corto beso en los labios, el magnetismo que poseían no erro el camino hacia los labios del dueño de su corazón.
- Desconocía que debiésemos hacer eso. – dijo HanGuang-Jun al terminar el contacto.
- Oh no, no, no, nada tiene que ver con la revelación de nuestro futuro, solo tenia que besarte, fue una necesidad mía.
Ambos sintieron sus corazones agitarse, cada pequeña muestra de afecto los hacía desbordar su emoción.
Justo en ese instante los dos con los ojos aún cerrados por supuesto, vislumbraron dentro de la oscuridad un destello, como si una luz se encendiera impactante justo sobre sus párpados y el negro se volvió rojo, y aquel rojo se disocio en una imagen que se fue tan pronto como llegó, tan sólo fue un segundo, decir que fueron dos, seria demasiado, pero fue una imagen tan desmesuradamente detallada y nítida que aunque sólo fue un parpadeo, tal y como decía el tallado de la roca, que no podrían dudar de los detalles, y quedo grabada en la superficie de sus mentes, había sido revelada una vista de su futuro, uno que les concernía a ambos, lo habían logrado, la leyenda era cierta, debían agradecer a sus conocimientos y a su alto nivel de cultivación el que el bosque se los concediera, pero tal vez hubiese sido mejor permanecer en la ignorancia.
Ambos de forma lenta y autómata soltaron sus manos, Lan WangJi posicionó su cinta en el lugar que correspondía y Wei WuXian se quitó la cinta enrollándola en su muñeca, no se molestó en rehacer su habitual coleta alta, no se miraron, los dos se perdieron unos momento en sus propias reflexiones sobre aquello que vieron, buscando quizás otra interpretación, ¿pero que otra interpretación podía haber a algo tan explícito?
Era de noche, en el fondo se podía apreciar solo casas destruidas e incendiándose, en el suelo una alfombra de cadáveres, pero al medio estaba lo peor que podían imaginar, Wei WuXian yacía en los brazos de Lan WangJi, la túnica de Wei WuXian era color rojo, pero debido a estar teñida por su propia sangre, la cual también había manchado el atuendo del joven Lan, quien lo abrazaba y apretando sus ojos cerrados con fuerza, de los cuales lágrimas brotaban, era desgarrador, era doloroso, la escena más desoladora posible, ver así de lamentable a Lan WangJi para Wei WuXian fue por lejos lo más lacerante que vió, pero no era igualable a lo que estaba en ese momento sintiendo Lan WangJi. Él siempre conservaba la calma y su estoico rostro aún en momentos de extrema tensión, pero ahora, después de haber visto aquella imagen de su futuro junto a Wei WuXian expresaba una mirada de angustia, tal vez no demasiado efusiva, pero al ser él quien tuviera ese gesto significaba que le había devastado. Esto no eran juegos, no eran alucinaciones, no era algo cuestionable, aquello que vieron ocurriría si o si, ambos estaban sobrecogidos.
ESTÁS LEYENDO
Ya no necesitamos palabras
RomanceLan Wangji dedica mucho de su tiempo a analizar a una persona en particular en su vida, pues cuando se ven involucrados en una misma situación su naturalidad se pierde, dice y hace cosas que no expresan la realidad de lo que siente, no se comprende...