Capítulo 35.- Un segundo más con él

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Todo lucia misterioso... una penumbra extrañamente acogedora, oscuridad y nada más, era como si el espacio en el que se encontraba fuese infinito, pero no había ningún lugar al que ir, nada se distinguía, por breves momentos no recordaba cómo llegó ahí, pero era lógico, lo que acababa de suceder era demasiado difícil de asimilar, no sabía cuándo tiempo había transcurrido, solo podía recordar que había arrebatado su propia vida para hacer un pacto con el dios del designio, eso o al menos intentarlo. No se movía para nada, Wei WuXian estaba apenas intentando entender lo acontecido, y como el golpe azaroso de un rayo vino a su mente la cruda situación que intentaba modificar, ¿Cómo era posible? ¿Qué pasaba por la cabeza de Lan XiChen al haber hecho todo aquello? Básicamente entrego a su hermano menor a aquel fatídico destino, imposibilitando incluso el poder ayudarlo, era inentendible, y ciertamente el salvarlo se veía como un imposible, pero fue la peor tortura el tener que presenciarlo. No era justo, ese destino le pertenecía a él, era él quien debía morir, no Lan Wangji, el no merecía terminar de esa manera, no merecía el sufrimiento que pasó, nada de eso tenía que ocurrir, y era por ello que el haría lo que hiciese falta para corregirlo.

Mientras intentaba enfocar su mente en lo que planeaba hacer, vio caer con el ritmo de una pluma al aire una pequeña y fina hebra dorada, era bastante resplandeciente y por supuesto de inmediato capturo la atención de Wei WuXian e intento tocarla, y al momento de tocarla todo a su alrededor se iluminó. Miles de millones de largar hebras doradas y destellantes en todas direcciones se podían observar, pero no era lo único que se encontraba ahí. Al seguir con la vista los múltiples hilos pudo notar el origen de estas.

Sería la primera vez en la vida que a Wei WuXian le costara tanto trabajo describir algo.

Hacia arriba en lo más alto se observaba una silueta muy semejante a la de un humano, pero no se podían distinguir demasiados detalles, solo se podía describir como una sombra humanoide, y sobre lo que sería la cabeza flotaba una esfera dentro de la cual se divisaban múltiples puntos similares a estrellas, encendiéndose y apagándose. Además del escaso análisis que podía realizar, Wei WuXian se vio más enfrascado en observar los movimientos que realizaba aquel ser, parecía como si tuviera decenas de brazos, pero ciertamente eso se debía únicamente a la velocidad con la que los movía, con una agilidad que era obviamente sobrenatural, tomaba hebras que surgían de aquella esfera flotando sobre su cabeza y las soltaba frente a él y con un dedo las dirigía y así estas se extendían y se posicionaban a lo largo de ese espacio negro en donde se encontraba aquel ser y Wei WuXian (o mejor dicho, su alma), repetía aquello incontables veces por segundo, era un espectáculo increíble todo aquello que se observaba, con mucho esfuerzo Wei WuXian pudo notar que no todas las hebras se manipulaban de la misma manera, si bien la mayoría se extendía a lo largo de ese espacio, algunas se enredaban con otras, unas eran más cortas y otras apenas las sacaba de la esfera las tensaba y con una uña rasgaba el hilo y este se cortaba y desaparecía.

Con cautela y sin llamar la atención Wei WuXian comenzó a ascender hasta estar cerca de aquella entidad, no era como si el dios no hubiese advertido su presencia, pero Wei WuXian deseaba actuar con sigilo. En aquel sitio no había suelo, no había paredes, ni ningún punto de apoyo, y tampoco era necesario, ¿para que querría dichas cosas un espíritu o un dios?

En cuanto se aproximó, el dios pareció tomarle atención al "intruso", no se le veía el rostro o facciones, pero el leve cambio en su posición dio a entender a Wei WuXian que lo observaba, este de inmediato lo reverencio, pero de su boca ni una palabra salió, a pesar de ser solo un alma, de alguna forma experimentaba la imponencia de estar frente a un dios.

En ningún momento el dios dejo de ejecutar sus acciones, continuaba hilando, sacando hebras de aquella esfera, dirigiéndolas y cortándolas.

- Bienvenido Wei Ying. – se oyó una voz de ultratumba.

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