Me quede fría y no supe que decir, creo que el noto mi rostro de desesperación pero lo evadí y conteste.
-¿Hola?- hablaba angustiada.
-¿Por qué no me querías contestar zorrita?
-¿Qué es lo que quieres?- trataba de hablar bajo.
-Tu sabes bien lo que quiero... pero igual solo llamo para molestarte un poco.
De pronto llegamos a casa de James en cuanto paro el auto se quedó quieto sin hablar y mirándome confundido.
-No seguiré hablando. Adiós - colgué rápidamente.
-Y bien... ¿Quién era y porque te pusiste tan nerviosa?
-Nada importante.
-______ no me mientas, no por nada te note asustada.
-Es que James...
- Zierold te exijo una respuesta- subió de tono y su expresión era más rígida.
-James necesito que me prometas que si te digo no harás nada y que lo tomaras con calma.
-Dime.
-Promételo.
Apretó los labios y me miro molesto.
-Lo prometo- dijo a la fuerza.
-Era Damien.
En cuanto escucho su nombre se puso más duro que antes.
-¿Que tienes que ver ahora con ese imbécil?
-Absolutamente nada.
-¿Entonces? ¿Porque te llama?
-James... él me está acosando desde que regreso al Colegio.
-¿¡Y porque no me habías dicho!?- me grito
-¡Porque sé que te vas a poner así e ibas a querer golpearlo!
-Pues lo voy a hacer
-No, yo no quiero que te terminen metiendo a la cárcel.
-Eso me tiene sin cuidado.
-¿Entonces también te tiene sin cuidado dejarme?
Suavizó su rostro y me miro.
-No quise decirlo así... pero tu también entiéndeme, lo odio y no me gusta la idea de que quiera intentar hacerte daño.
-James... no quiero que hagas nada al respecto.- me miraba las manos
-¿Que te dijo?- apretaba los labios intentando ocultar su enojo pero no lo logro.
-No me dijo nada.
-¿Qué carajo te dijo? Dios... ____ me estas desesperando.- me grito sin medir sus palabras.
-James no me siento para nada cómoda con tu maldito tono de voz, si quieres mejor nos vemos luego.- lo miraba molesta.
Tome la cerradura del auto pero al intentar abrirlo James activo los seguros.
-Abre la puerta Maslow.
-Lo siento, no te vas a ir.
Decidí mirarlo y parecía enfadado.
-¡Que abras la maldita puerta James Maslow!
-No, no voy a abrir esa puerta y no grites que nadie te escucha.
Me di por vencida y refunfuñe recargándome en el auto y cruzando los brazos.
-Tus berrinches no funcionan conmigo, no sigas huyendo... ____.
Suspendió el silencio y se acercó a mí tomándome bruscamente del cuello plantándome un beso.
Lo empuje y me separe de él.
-Ahora no estoy para que me toques.
-No te entiendo, enserio no te entiendo, entonces nos quedaremos aquí sin hacer nada por ese estúpido.
-Pues hazlo a tu gusto Maslow.
-¿Lo hago a mi gusto?- me miro retador.
-Da igual.
-Bien.
Son decir más palabras arranco el auto, abrió la cochera y se metió ahí.
Cuando detuvo el auto abrió las puertas y se bajó, fue hasta mi puerta y abrió.
Me sorprendió lo que sucedió.
Me tomo entre sus fuertes brazos y me cargo prácticamente aprisionándome.
-¿Que estás haciendo?- dije en tono de fastidio tratando de empujarlo para separarlo de mí.