La maldición Potter

29-ministerio

Me levanté muy temprano a la mañana siguiente, debían ser las cinco de la mañana, pero no tenía sueño, estaba inquieta, no sabía que era lo que la profecía podría decir.

Me levanté, me duché y vestí ya que estaba sudando por haber tenido una pesadilla,en la cual entrábamos al ministerio y comenzaba la guerra, la tercera guerra mágica, mis amigos y familiares sufrían y morían, hasta que me desperté.Una vez lista me peiné y bajé a desayunar a la cocina,y mientras desayunaba me quedé mirando a la nada.Ni siquiera me dí cuenta de que Albus había bajado las escaleras y estaba a mi lado.

Albus: Luuuucy

Lucy:que?

Albus:estás bien?

Lucy:si, solo estaba pensando

Albus:en la Profecía esa?

Lucy: si, no tengo un buen presentimiento Albus

Albus: estaremos contigo

Lucy: no podemos ir muchos, supongo que irá mi madre, mi padre y el señor Weasley

Albus: y James?

Lucy: qué?

Albus: él querrá ir

Lucy: y si la. Profecía dice algo malo, no quiero...

Albus: James te quiere Lucy, todo saldrá bien, somos muchos para luchar si es necesario

Lucy: eres un buen amigo Albus Severus Potter

Albus: lose Cassiopeia

Solo le sonreí y abracé, era como un hermano, mi amigo, sabía que estaría a mi lado pasase lo que pasase.

Cuando acabamos de desayunar, nos sentamos en el sofá para jugar al ajedrez mágico, hasta que bajarán los demás, los cuales bajaron a las siete, Arthur Weasley el primero junto a Molly y tras ellos mi madre y papá.
James fue el último, me levanté y Le besé, a lo que él se puso rojo y todos se rieron.

James:y eso?

Lucy: para despertarte Potter

Media hora después todos estábamos preparados para ir, James esperaba en la puerta y yo me crucé de brazos.

Lucy:enserio piensas venir?

James:totalmente y Albus también

Laura: vamos entonces

Lucy:vale

Entramos en el ministerio por el servicio muggle, es decir, por el retrete.

Lucy: bien, vamos

Arthur Weasley iba junto a Sirius y Laura, mientras que James y Albus iban a mi lado. La gente saludaba a mis padres y a Arthur conforme íbamos andando, hasta llegar al ascensor donde presionamos el botón y fuimos al departamento de misterios.

James: vaya...

Laura: James viene porque también tiene una Profecía, al igual que Albus y yo

Lucy: como dices?

Sirius: casi todas las personas tienen una Profecía, de mayor o menos importancia, pero las tienen

Albus: vale, pues vamos a por ellas

Lucy: Vale,vosotros primero

Mi madre se acercó a mi lado,aún era extraño tenerla cerca mio, después de no haberla tenido nunca conmigo, por lo que supongo que saco una coraza, para no salir lastimado de nuevo.

Laura: Albus, coge la tuya

Albus agarró la que tenía su nombre y una neblina apareció en ella

Hijo del elegido, quien derrotó al señor oscuro, será esencial para derrotarla, aquella que busca venganza, hija de las tinieblas en busca de una identidad, corrompida por la soledad.

Laura:bien, guárdala Albus, la repasaremos en casa, ahora tú James

James me miró dudoso, quizá porque él tampoco quería escuchar lo que decía la Profecía, como me pasaba a mí, pero no había opción si queríamos ganar,la agarró y la neblina empezó a espandirse por la bola, con un color grisáceo y una voz comenzó a hablar.

Primogénito del elegido, quien correrá riesgos por su Rosa, la muerte estará cerca y deberá derrotar a aquellos que se enfrentaron hace años, tiempos oscuros acechan y la duda siempre estará allí salvo que crea en el ascenso del águila.

James: que narices significa eso?

Sirius: tengo teorías, pero hablaremos en casa chicos

Cuando me dí la vuelta buscando ami madre ella ya había encontrado la suya,una luz azul salía de su bola y la Profecía seguía hablando, hasta que se calló dejando a Laura callada y asombrada, pero sobretodo pensativa.

Lucy: que decía?

Laura: yo soy el águila y Lucy la Rosa, ya que dice que la Rosa es hija del águila y llevaban años separadas, pero la guerra las juntará y su poder será contraatacar a la serpiente

Papá se pasó la mano por la cara nerviosos por lo que había dicho mi madre y yo estaba nerviosa también, ya que ahora si era mi turno, tocaba escuchar mi Profecía.