Querido Dan:
Trece cartas he escrito para ti
hasta ahora.
Por alguna razón tenía la esperanza de que,
al llegar el tan esperado trece,
algo cambiaría.
El trece es algo así como mi número.
A pesar de que no es mío en realidad.
Estoy casi segura de que tú no lo sabes.
Pero ahora estás en todas partes.
Te oigo en todas mis canciones,
te escribo en todas mis libretas,
te leo en todas mis estúpidas novelas,
y ahora también te veo en el trece.
Mi trece.
El número que no es mío en realidad.
El número en el que confiaba para acabar con esta tortura.
