Querido Dan:
He soñado contigo.
Maldita sea, he vuelto a soñar contigo.
Me abrazaste
y me dijiste que me habías extrañado.
Y yo lloré en tus brazos,
aferrándome a ti.
Al despertar lloré aún más.
Dolió.
Ese sueño dolió muchísimo más que todos los anteriores.
No fue un reencuentro de película,
no corrimos el uno hacia el otro por un campo floreado.
Tú solo me abrazaste.
Me sostuviste y yo a ti,
como si no fuese a haber un mañana.
Pero ese fue el problema,
que la mañana llegó
y la noche se esfumó
junto con nuestro reencuentro.
Y, Dios...
De verdad dolió.