Querido Dan:
Cada tanto mis padres me preguntan por qué ya no vienes a visitarme como antes lo hacías.
Y duele.
Duele tener que tragarme las lágrimas, fingir una sonrisa despreocupada y decirles la verdad:
Que no lo sé.
Querido Dan:
Cada tanto mis padres me preguntan por qué ya no vienes a visitarme como antes lo hacías.
Y duele.
Duele tener que tragarme las lágrimas, fingir una sonrisa despreocupada y decirles la verdad:
Que no lo sé.