Min Yoongi era un chico callado, el típico rarito de la clase, según sus compañeros, a excepción de uno. Yoongi era callado, frío y realista, así se mostraba ante todos a excepción de una persona.
Kim Namjoon el alumno estrella de la clase, un chico...
Eras todo lo que necesitaba, deseaba poder consumirme en tu cuerpo y hacerlo mío, pero tenía miedo, me cerré ante ti y no permití que volvieras a entrar, y aquí estas mirándome expectante como la última vez que te vi en verdad.
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Con paso lento me dirigí a casa, sintiendo el frío calar mis huesos, la noche llegaba más temprano al mismo tiempo que el frío. Amaba el frío, pero no cuando este me encontraba desprevenido. Tire prácticamente la puerta de mi casa, observe a mi alrededor encontrando a los ya conocidos amigos de mi padre —junto a este — jugar una partida de pokér, divisé en una esquina la mano traviesa de uno de sus socios tocar indebidamente a mi madre, pero esta en vez se molestarse, se dejaba hacer.
Bufé molesto, caminando a paso silencioso por las escaleras hasta mi habitación, no me apetecía saludar a las "visitas". mi felino me recibió encantado, acostado en mi vieja cama, imite su acción, acariciándolo recibiendo su ronroneo en respuesta. Tome de mi mesita de noche una libreta con estampados de letras musicales que al costado derecho decía en letras cursivas Para Yoongi, de parte de NamNam, había intentado muchas veces borrar su nombre de la libreta, pero había sido inútil.
Conocí a Kim Namjoon alrededor de mis trece años, cuando mi padre formaba parte del emporio de la familia Kim, él era contador. Ante las insistencias de mi padre fui a una fiesta de la empresa según mi papá para conocer chicas —él tenía una obsesión con hacerme sentir un hombre de verdad — lo cual era patético porque tener sexo no te hace algo mejor, sin mencionar que las mujeres no son de mi interés.
En ese instante lo divisé, nunca podré olvidar la época en la cual tiñó su cabello morado, fue algo que marcó nuestra amistad, al yo tener en ese entonces el cabello color menta, nos molestábamos entre sí por nuestra estúpida idea de intentar parecer mayores. Nos hicimos amigos rápidamente pues compartíamos demasiados gustos, nos gustaba el mismo género musical, la misma banda musical, compartíamos la misma pasión por el 'rap' como el mismo color.
A pesar de que nuestras familias fueran distintas jamás sentí en él esa brecha de desigualdad social. Inclusive una navidad le obsequiaron una guitarra costosa, la cual yo anhelaba comprar, pero por cuestiones económicas nunca pude, el me dejo ocuparla cuantas veces quisiera incluso dejaba que me la llevará a casa. En un momento creí que me había enamorado de él, él era diferente, el me defendía ante todos los que me llamaban 'emo' e incluso una vez lo suspendieron por lo mismo. El dejaba que colocará mi cabeza en su regazo, él me escuchaba.
A los quince años me le declare en el río Han, con mis ahorros le compre una pulsera que tenía estampado nuestros nombres abreviados Myg y Knj, el me recibió la pulsera, pero nunca me dio el sí. Al día siguiente lo busque en su casa para obtener una respuesta por su comportamiento, pues este después de recibir mi regalo me pidió permiso y se fue corriendo, pero nunca salió, ese mismo día me entere que a mi padre lo despidieron de la empresa y mi mundo se fue abajo.
