Min Yoongi era un chico callado, el típico rarito de la clase, según sus compañeros, a excepción de uno. Yoongi era callado, frío y realista, así se mostraba ante todos a excepción de una persona.
Kim Namjoon el alumno estrella de la clase, un chico...
No espero que me quieras como ayer, porque sé que sería imposible, solo quiero que me ames ahora, incluso si nuestros mundos colisionan te seguiré amando.
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La sala sobria del director general del instituto me daba escalofríos, pues nunca pensé que volvería a estar aquí. Nos sentamos en las sillas correspondientes bajo la mirada de los mayores, mire a mi costado, pero aun así el menor no me devolvió la mirada, su rostro no mostraba emoción alguna, su mandíbula apretada y sus manos en puño, deje de mirarlo cuando el director me llamó la atención.
— Señor Min, usted sabe que faltar a clases es una falta muy grave — me concentre en un cuadro que había tras de él, para así no mirarlo a la cara — Y peor aún, sus calificaciones han bajado lo bastante como para preocuparse, su estadía en este instituto se puede ver afectado debido a esto, le recuerdo que su beca es lo único que lo mantiene aquí, no quiero verme en la obligación de quitársela — temblé, mierda me sentía un estúpido.
— Fue mi culpa señor director — habló bajo el menor, lo mire con el ceño fruncido — Yo le pedí a Min que faltara a esta hora, porque necesitaba hablar con él, fue mi culpa, yo merezco un castigo — bajo la mirada, el director lo miró asombrado y puedo decir que incluso con cierto temor.
— ¿Señor Kim, es verdad lo que está diciendo? — el menor asintió — Créame estoy sorprendido — pues él no era el único, yo también lo estaba — Pero no se preocupen está vez dejaré pasar esto, pero recuerden es solo una advertencia, Min no lo quiero volver a ver en los pasillos o en cualquier lugar que no sea en la sala de clases en dicho horario — asentí aliviado.
Al cerrar la puerta me dirigí al más alto y lo estampe en la pared más cercana, sin importarme si el director o algún inspector nos llegara a ver, Namjoon me miraba atónito, aproveche su estado de incomprensión para alzar mi cabeza y besarlo, era tonto decirlo, pero había extrañado sus besos. Tomé sus mejillas descendiendo mis manos hasta llegar a su cintura y apretarla levemente, bajé mis labios hasta su cuello besándolo suavemente, sus manos en mis cabellos eran realmente agradable. Mierda me estaba encendiendo demasiado rápido.
— ¿Por qué hiciste eso? — pregunté contra sus labios. Ante la queja del más alto.
— Mi padre prácticamente mantiene a este instituto, si uno de estos tipos llegará a decir algo o hacer algo en mi contra yo simplemente puedo hablar con mi padre y hacer que esta institución se desmorone — me aleje de él — Mientras estés conmigo, nada malo sucederá con tu beca — le mire con recelo.
Se alejó de mí, caminando por los pasillos, por inercia lo seguí desde atrás, su caminar era bastante recto lo que hacía que se notará más alto de lo normal, su cabello color rubio claro estaba peinado hacia los lados dejando ver su amplia frente, simplemente todo de él era demasiado de ensueño.
Me posicione a su lado, tratando de encontrar algo que me hiciera sentir seguro, algo por lo cual el moreno me había elegido a mí, entre todos los alumnos masculinos del instituto, para ser su novio, pero terminando en nada, no era una persona interesante, era más bien una persona de pocas palabras, flaco, lo reconozco demasiado delgado, de estatura pequeña en comparación con los demás estudiantes, con una sonrisa que aunque Namjoon diga que es tierna y hermosa, yo sé que es horrenda y que me hace parecer a un niño pequeño. Dios me odiaba tanto.
