Nine

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¿Violetas? ¿Jazmines? ¿Rosas? ¿Claveles? Aquellos olores no se comparan contigo. A veces siento que me estoy volviendo loco por no oler un poco más de tu cuerpo.

Regrese a casa con algunos tragos de más, sabiendo que en nada ayudaría en mi estado de ánimo

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Regrese a casa con algunos tragos de más, sabiendo que en nada ayudaría en mi estado de ánimo. Namjoon con su silencio me había dado a entender que tal vez aún faltaba tiempo para que superará a Seokjin o posiblemente nunca lo haría.

Abrí la puerta de mi hogar encontrándome con una escena que para mí ya era habitual, mi padre sentado en la mesa jugando una partida de póker mientras mi madre se reía a carcajadas con los supuestos amigos de papá. Camine con indiferencia hacia mi habitación, pero una mano en mi muñeca me lo impidió.

— ¿Dónde carajos estabas? — sentí el apestoso olor a alcohol y no desprendía de mí.

— Que te importa — respondí, zafándome de su agarre.

— A mí no me respondes así, recuerda que soy tu padre.

— Dejaste de ser mi padre cuando faltó comida en la casa y tuve que recoger de los basurales, cuando dejaste de prestarnos atención, fuiste tan egoísta que por desgano terminamos con la casa embargada y sufriendo hambre — grite llamando la atención de los presentes.

Sentí el golpe seco de su mano en mi mejilla. Me tomo de la camiseta y me arrastró hacia el patio trasero, me tiró al piso y me escupió.

— Todo es tu culpa, si tú no te hubieras declarado a ese niñato rico, seguiríamos igual que antes — sus ojos ardían, y mi enojo crecía a niveles demasiados elevados para mi condición.

— ¿Mi culpa? Tú fuiste el idiota que se quiso hacer el inteligente, pensando que nadie se daría cuenta que algunos millones faltaban en la empresa — me golpeó en el estómago, me retorcía del dolor, la cerveza comenzaba a subir hasta mi garganta.

— Hay muchas cosas que tú no sabes, Min Yoongi y es preferible que sea así — su expresión cambio, no sabía si tranquilizarme o temer con mayor intensidad, sus cambios bruscos me dejaban aturdido— Pero aun así debes atener a las consecuencias de tus actos — me miro frío.

— ¿De qué mierda hablas? — abrí mis ojos más de lo normal, claramente confundido.

— Perdóname Yoongi, sé que prometí cuidarte cuando eras un crío, pero ahora necesito salvar mi pellejo y tú eres mi única opción.

Se agachó tomando fuertemente de mi cuello presionándolo con fuerza, me faltaba el aire y con mis pies y manos comencé a dar golpes a diestra y siniestra buscando así sacar sus garras de mi cuello, mi vista se nublaba poco a poco hasta que todo se volvió en negro.

Olvídalo, Namjoon soy mercancía dañada, no esperes por mí. Fue lo último que pensó mi mente, antes de ser arrastrado por la oscuridad.

Abrí mis ojos sobresaltado, escuchando una puerta cerrarse. Analice el espacio en el cual me encontraba, paredes de color caoba, sillones color carmín, algunas decoraciones con estilo victoriano, un gran escritorio de color carbón llenado por algunos libros, papeles y un portátil, tras él se encontraba una figura humana sentada en un sillón individual de cuero negro.

ᴏʟᴠɪᴅᴀʟᴏ, ɴᴀᴍᴊᴏᴏɴ © (YOONNAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora