La última y nos vamos

Introducción

—Gael Montero, se puede saber ¡¿Qué chingados es esto?! —indagó el furioso hombre de traje negro y lustroso cabello rubio peinado hacía atrás.

Gael se removió entre las sabanas, una tenue luz se colaba por las pesadas cortinas dándole a entender que ya había amanecido. Lo que no se explicaba era qué hacía su manager dentro de la habitación del famoso hotel Imperial en Mágala.

Sebastián, con énfasis le arrojó la colorida revista que cayó sobre las piernas de Gael, el cual tenía la sensación de haber retrocedido en el tiempo y estar frente a la furia de su padre después de haber hecho una grave avería, porque justamente esa era la expresión de su amigo, la de un papá furioso con el pequeño, sólo le faltaba el cinturon en mano para completar la escena de sus pesadillas.

Gael tomó con desconfianza la revista, no se sorprendió al verse en la potada con el usual traje de vaquero de sombrero y botas, pero lo que lo dejo verdaderamente boquiabierto fue el titular.

¡Escándalo en la farándula!

Gael Montero protagonizó un candente video con la ex miss reina de belleza Tania Vega.

—No puede ser, ¿cómo...? Oh, no, no. La mató Sebastián, juro que voy a matar a esa mujer.

— ¿Entonces si lo hiciste? —Indagó su acompañante con gesto de derrota—, ¿te dejaste grabar por una ex Miss?

— ¡Claro que no! —Gritó saltando de la cama—, ¿por qué clase de pendejo me tomas? No me di cuenta. Esa bruja, esa...

Como león enjaulado comenzó a caminar por toda la habitación, dando tumbos al tropezar entre las esparcidas sillas, ropa desperdigada y copas vacías tiradas sobre la alfombra que sólo mostraban los indicios de la noche anterior con Tania.

— ¿Sabes lo que significa este escándalo?

Gael se detuvo frente al ventanal recorriendo las cortinas para ver la luz del espléndido día. A su mente vinieron su familia y amigos, los medios lo iban a destrozar, su carrera estaba en peligro. Y ella, a miles de kilómetros de distancia, ¿ya se habría enterado?

—Lo sé —susurró en tono derrotista sintiendo que podría vomitar de un momento a otro.

Sebastián soltó un suspiro, se acercó al hombre que le había otorgado su primera oportunidad como manager en el medio, el que se convirtió indudablemente en su gran amigo, en un ejemplo de humildad con un genuino amor por la música y un corazón enorme que exponía sólo en las letras de las canciones que el mismo escribía.

—Es un gran lio. Pero no te va hundir, lo juro. Algo se me tiene que ocurrir —aseguró colocándole un mano sobre el hombro derecho en signo de solidaridad.

Gael asintió con agradecimiento. Era verdad, era un gran problema y de seguro el video ya estaba siendo compartido por todas las redes sociales.

—Eso espero.

Esa noche su último concierto en Mágala fue un total caos, sus seguidores lo defendían a capa y espada de los reporteros chismosos que se diputaban unas palabras del célebre artista mexicano. Apenas si fue capaz de abrirse paso hasta el escenario y una vez arriba, se olvidó de todo, dejo a un lado el estrés, los twitter ofensivos y los innumerables memes de Facebook, rio, gritó y bailó dueño de ese carisma que tanto amaban sus fans. Y una vez terminado el show volvió a la realidad, una donde le fue muy complicado llegar hasta el hotel y en la que Sebastián ya lo esperaba dentro de la habitación con una cena digna de los dioses y una sencilla carpeta beige sobre la mesa.

—Dime que no es una demanda —suplicó el agotado hombre quitándose la tejana negra y dejándose caer sobre la silla.

—No. Es algo mucho mejor.

La sonrisa del manager lo relajó, justo necesitaba buenas noticias en su vida. 

—Sé cómo terminar con los chismes y salvar tu carrera...

— ¿Acaso Kim Kardashian se desnudará otra vez? —indagó tomando la carpeta pensando en que quizá taparían su chisme con otro aun mayor.

Sebastián rio un poco y negó la cabeza.

— ¿Entonces?

—Es algo nuevo, debes abrir tu mente...

—Sebastián, al grano —presionó con la expectación palpitante.

El manager asintió con esa sonrisa juguetona dibujada en los gruesos labios.

—Bueno, sólo recuerda que lo hice para salvar tu carrera...

—Sebastián.

— ¡Ya está bien! Te quieren como protagonista en una telenovela en teleClub.

Gael lo miró atónito, y es que no se esperaba una noticia así por más que había abierto su mente.

— ¿Estás loco? Yo no soy actor.

—Y tampoco Willian Levy, pero ya ves...

—Es una locura. Yo, ¿de protagonista en una telenovela? No, de ninguna manera —concluyó de manera energética dejando la carpeta sobre la mesa.

Sebastián la tomó, se enderezó en la silla y en tono calmado pero serio dijo:

—Necesitas hacerlo, por tu carrera. Además conseguí colocar uno de tus nuevos sencillos en la intro, será todo un hit. Gael, las grabaciones comienzan en dos meses, justo el tiempo que necesitas para descansar, salir de las portadas de escándalo y volver a la cima. 

Gael lo miró dudoso. La idea no era tan terrible y teleClub era una de las casas productoras con mayor renombre en el mundo.

—Y no me hagas hablar de la tremenda protagonista que te eligieron. Una rubia...

Una punzada de un reciente nerviosismo nació en Gael invadiéndole el pecho, haciéndole hilar ideas fantasiosas mientras se acariciaba el mentón como hacía siempre que algo le inquietaba. Ya había dejado de escuchar a su acompañante que ahora decía algo sobre la paga y el vestuario.

—Y... ¿quién esa protagonista? —indagó con el presentimiento de que pronto escucharía el nombre, el mismo que tanto había luchado por olvidar año tras año.

Sebastián abrió la carpeta.

—Déjame ver, estaba por... ¡Aquí esta! Se llama, Naomi Cantú.