Adventures of Jaehwa and Sehun.

should i ask...?

—¿Debería preguntar por qué tienes un cuchillo en la mochila?.
Jun se había quedado congelada,con su reciente cabello rubio que reflejaba los rayos del sol,cayendole sobre uno de los ojos. Ella la miró,con un pánico creciente mientras su boca intentaba formar palabras coherentes.
Jaehwa había sospechado que su amiga se traía algo entre manos desde el inicio del día. Jun era una chica fuerte,confiada y feroz,así que Jaehwa tuvo que preguntarse por qué de repente parecía saltar con cada sonido que explotaba cerca suyo,y por qué sostenía su mochila entre sus brazos como si la respuesta a todos los problemas estuviesen allí.
—Si es para un trabajo de espionaje,o algún asesinato,dejame decirte que eres una agente terrible.
—¡Jaewha!.—la chica gimió,dejando caer la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos con fuerza. Parecía como si estuviese debatiendo consigo misma. Luego de unos segundos de deliberación,soltó un suspiro que era de resignación más que nada,y la tomó de la mano,llevándolas a un aula vacía.
—Primero que nada,no puedes decirle a nadie sobre esto.—Jae abrió la boca...—Ni siquiera a tu chico amante,¿capicci?.
—Yo-
—Segundo. Hay un noventa por ciento de posibilidades de meternos en problemas,así que si no estás dispuesta...es tu momento para hablar.
—Pero-
—Tercero—Jun estaba un tanto agitada y Jaehwa estaba empezando a ponerse nerviosa por el constante tartamudeo de la ahora rubia. Lo positivo era,que los sonidos casi se habían detenido por completo,dado que la jornada escolar había terminado hacía unos minutos.—Necesito un abrazo.
Un poco descolocada,Jae abrió los brazos para su amiga,quién inmediatamente escondió el rostro en su cuello (lo que parecía un poco incómodo dado que Jun era bastante alta a comparación de ella),y se dedicó a mantener la respiración estable,aunque la tensión de su cuerpo podía palparse en el aire mismo.
—Jun.—por fin habló,todavía manteniéndola en el calor de sus brazos.—Ahora sí que estoy asustada.¿Qué está pasando?.
La chica negó con la cabeza todavía en el refugio que le brindaba su cuello y Jae estaba a punto de dejarla ir,pero Jun se echó hacia atrás primero.
El corazón de Jaehwa cayó en picada.
La chica tenía los ojos rojos y cristalizados con una lluvia de lágrimas preparadas para escapar al primer descuido,y la tez pálida,casi traslúcida.
—Yo...—su voz tembló.
—N-no tienes que...
—Han abusado de mí,Jae.
—¿Qué?.
—Alguien...alguien me ha tocado sin permiso,y y-yo...
—Jun...Dios mío.— Jaehwa la envolvió en sus brazos una vez más,sintiendo cómo el corazón le palpitaba mientras rodeaba el cuerpo tembloroso de su amiga.
Su mente iba a toda marcha mientras por qué y quién revoloteaban frente a sus ojos. Una rabia desmedida le apretó la garganta,e impotencia. Más que nada impotencia.
¿Por qué se sentían con el derecho de tocar a una chica sin su permiso?.¿Como si fuera una cosa y no una persona?. Dejándola temblorosa como una hoja,con la mente en blanco y el corazón marchito dentro del pecho. Y con impotencia. Impotencia. Impotencia. Impotencia.
Jaehwa sabía lo que implicaba ser mujer. Ella misma había pasado por experiencias de acoso con chicos,y aunque no graves,no menos importantes,tampoco. Se había sentido indefensa frente a miradas lascivas y comentarios sucios,se había sentido diminuta pasando frente a un grupo grande de muchachos,con miedo a que le dijesen algo,a que le hiciesen algo.
Impotencia.
Ella la odiaba.
—¿Le has dicho a alguien?.¿Jun?.—le preguntó,tragandose las propias lágrimas que le causaba la desazón de su amiga.
—No...No puedo. Yo-
—¿Quién es?.¿Quién te hizo esto,cariño?. Sabes-sabes que puedes decírmelo. Estoy para ti,Jun. Estoy aquí.
—E-el lunes en clase... Jae,no puedes decirle a n-nadie.
—¡Lo juro!. No voy a decirle a nadie,Jun. Pero creo que deberías hablarlo tú. No puedes dejar al maldito que lo hizo salirse con la suya.
—Tengo miedo.—susurró,cerrando los ojos con fuerza.
—Estoy aquí,Jun. Voy a estar a tu lado todo el tiempo que me necesites,hasta que el miedo no esté más. ¿Bien?.
La chica tomó un respiro,limpiando las últimas lágrimas que se escurrían por sus mejillas y respiró hondo.
—Estoy fallando en física.—dijo,con la voz más firme que antes,manteniendo la mano entrelazada con la de Jae. Esta la escuchó en silencio.—E-el profesor Kwon me pidió que me quedase después de clase para hablar sobre cómo podía ayudarme...—Jaewha tragó,sintiendo cómo su estómago se revolvía,nauceoso,sabiendo lo que iba a pasar.—Y él sólo... En un momento se levantó,y se paró detrás de mí y... Comenzó a acariciar mis hombros y a hablar...no sé sobre qué estaba hablando,Jae. Me congelé. Mi cuerpo,mi cabeza no funcionaban mientras sus manos estaban sobre mí y luego...y luego llegaron hasta mi falda y...
—Oh,Jun.—una lágrima se le escapó,mientras veía a su amiga,esa chica fuerte,contener todo dentro y luchar.
—Una puerta se cerró de golpe en el pasillo y eso fue...lo que lo hizo separarse de mí. Él no dijo nada. Ninguna amenaza. Simplemente me miró,y salí,mis piernas por fin recobraron la vida,pero estaban tan temblorosas que me caí sobre las rodillas... No había nadie,Jae. No había nadie y yo...
—¿Para eso es el cuchillo?.¿Para—dudó—...usarlo en él?.
—Sí.
—Vamos.

       
                              (....)
Había sido un comienzo de año brutal,pensó, mientras se apoyaba en la pared exterior de la escuela,sintiéndose segura debajo del calor del brazo de Sehun.
Él seguía mandándole miradas preocupadas. Jaehwa estaba muy callada,y cansada.
La noche anterior,había acompañado a Jun a su casa,y se había quedado hasta largas horas de la noche,sosteniéndola hasta que se quedó dormida. Ella había tranquilizado a su madre inventandole una ridícula historia sobre Jun teniendo un mal día en el trabajo,a pesar de que no se había presentado,y luego se había marchado a casa. No había contestado los mensajes de Sehun,ni de nadie. Sus padres la habían dejado en paz luego de unas respuestas vagas,pero ella sabía que en unos días iban a retomar su extraño estado de ánimo. Casi no había dormido pensando en su amiga,y en las miles de chicas alrededor del mundo sufriendo las mismas situaciones. Situaciones peores. Y se había molestado con el mundo por no ofrecerles el respeto y la libertad que todas merecían.
Jun había faltado a clase,naturalmente,y Jae le había dejado saber que luego del colegio iba a ir a visitarla.
Ahora sólo estaba esperando.
Y esperando.
Y los jadeos llegaron por fin.
Su grupo de amigos se arremolinó alrededor de la entrada trasera. Ella los había llevado allí a propósito,queriendo ser testigo de todo.
—¿Qué está pasando?.—habló Sehun y suavemente,la llevó hacia donde se amontonaba todo el alumnado,y pudo escuchar risitas,jadeos horrizados y palabras demasiado bajas como para escuchar.
Y allí,delante de todos,se encontraba el señor Kwon. Con la tez pálida,y los ojillos de rata dilatados detrás de sus lentes mientras observaba el lío que era su oficina.
La sangre (falsa,por supuesto) cubría cada parte del espacio. El suelo,las paredes,los muebles,las ventanas.
Y allí,en medio de todo,un cartel clavado a la pared con el cuchillo que le había encontrado a su amiga el día anterior,y una escritura rojiza que citaba "No tocarás ni a una más."
Jaehwa pudo escuchar cómo las autoridades superiores se hacían presentes,intentando sacudir al profesor de su estupor,del horror que lo estaba sacudiendo por dentro y por fuera.
No era mucho,pero Jun había dejado su miedo y su rabia allí dentro,había abandonado el cascarón de víctima allí dentro,en medio del desastre ensangrentado,y había llorado las lágrimas que aún le quedaban allí.
Había salido con el cuerpo más liviano,y con una risa mezclada con sollozos mientras corrían hacia la oscuridad del aparcamiento antes de que alguien las descubriese.
Jaehwa sabía que ella iba a recuperarse,y que iba a poder contarlo y dejar saber la naturaleza verdadera del monstruo que se vestía de profesor. Y quizás,otras chicas se animarían a hablar también. Jaehwa estaba segura de que Jun no era la primera. Generalmente,siemore había más. Y él iba a pagarlas a todas.
Jaehwa sabía que Sehun estaba mirándola,pero su mirada estaba pegada al espacio donde su amiga había convertido en víctima al abusador.