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Jaehwa siempre había estado del otro lado.
Ella había gemido y arrugado la cara como si hubiese probado algo amargo cuando una pareja era demasiado empalagosa. Ella había rodado los ojos cuando los labios parecían no poder despegarse y cuando las pupilas tomaban pequeñas formas de corazón cuando los enamorados se miraban.
Ahora era a ella a quién arrugaban la cara.
Sehun y ella se habían convertido en la pareja asquerosamente empalagosa…o algo así.
Sehun era bastante tímido como para pasarse cada segundo besándola con lentos y largos besos.Él solo dejaba un piquito rápido y se alejaba (la mayoría de las veces con las mejillas adorablemente rojas).
Lo que sí,sus manos siempre estaban tocándola: estaban en su cintura,entrelazada con la suya propia,acariciando su cabeza o su cuello tan suavemente,su brazo sobre sus hombros…
Y a Jae le gustaba así.
Ella prefería tener sus momentos en privado,donde las mejillas de Sehun todavía tomaban un color rosado pero él parecía mucho más cómodo cuando se encontraban solo ellos dos. Él respiraba pesado y sus labios bebían todo de ella,sus manos la tocaban con firmeza a pesar de los leves temblores,y él la miraba con ojos oscuros y profundos mientras le susurraba dulces cosas sobre la boca.
Ella lo prefería mil veces así.
Por otro lado...su relación no había impactado ni a sus amigos,ni familia…quizás ni a ellos mismos.
Luego de que ambos confirmasen su noviazgo habían recibido repetidos (repetidos) "¡por fin!".
Pero Jaehwa estaba feliz.
Las cosas no habían cambiado mucho con Oh Sehun,sólo que besos en la boca habían sido agregados. Muchos,muchos besos en la boca.
Su historia no era una de cuentos de hadas,pero ella la amaba tal cual-
Un ruido la hizo saltar en su sitio,y con un repentino dolor de cabeza,se dirigió a la sala de estar.
Un vaso yacía roto en el suelo,con líquido anaranjado esparcido por los azulejos,y su novio congelado,a unos metros atrás,con una cosa peluda y blanca entre los brazos.
—¡Oh Sehun!.—ella gimió,mientras las mejillas de su novio se ponían rosadas y él tenía la decencia de mirarla avergonzado. Él intentó ocultarse detrás del pelaje de Vivi pero el can comenzó a retorcerse en su agarre,y con un suspiro de resignación,tuvo que dejarlo ir.
Las garritas de Vivi resonaban alejándose mientras se miraban,él esperando una buena reprimenda,y ella intentando contener una risotada.
Jaehwa suspiró.
Y estas eran las aventuras de salir con Sehun.

Adventures of Jaehwa and Sehun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora