Ayuda.

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Estoy con la chica en la enfermería de la universidad, la enfermera se está ocupando de ella tras una cortina blanca que solo me permite ver las sombras de sus figuras, no me sorprende ver que la sala está vacía, las sombras que lloran no suelen venir aquí.

Escucho los sollozos de Ha-Yun, realmente no sé si llora por el dolor de sus heridas o por el miedo que ha pasado, quiero dejar de preocuparme por ella, quiero dejar de preocuparme por si está bien, no me gusta preocuparme por las sombras, aunque poco a poco creo estar seguro de que no es una sombra de sí misma.

Pasan los minutos y la enfermera sale de su escondite, con un bol de metal con algunas gasas usadas en él y un par de pinzas, me mira durante un par de segundos, antes de ir a una habitación a parte y salir con dos trozos de papel que me entrega.

—Id a vuestras habitaciones, la última hora ya debe estar a unos minutos de acabar y Ha-Yun necesita descansar. — cojo los papeles y vuelve a entrar en la misma habitación, esta vez no vuelve a salir.

Suspiró rendido y abro la cortina, donde veo a la pequeña chica sujetando su mandíbula, no puedo creer que la enfermera no le haya dado ni si quiera una bolsa de hielo.

La cojo del brazo y la levanto, no tengo demasiada paciencia o energía en este momento.

Caminamos por los pasillos, en completo silencio, hasta que llegamos a la salida, ponemos rumbo a la residencia, no suelto su brazo en ningún momento, por alguna razón me gusta el tacto de su piel.

Llegamos y espero a que entre en su habitación, no lo hace, sólo se queda mirándome a mí y a mi puerta.

—El líquido que tenías en tu comisura... ¿era sangre? — mi pregunta es rara, soy muy consciente de ello, sin embargo la veo asentir tímida, no incómoda.

—Sí. — suspiro y abro mi puerta, tengo la sensación de que ella va a entrar, no me equivoco, cuando ya estoy dentro ella pasa y cierra la puerta. —¿Puedes explicarme el significado del rojo?

—Después de esto quieres estudiar... cada vez me pareces más rara, sombra. — No sé por qué la llamo así, ella parece algo perdida ante mi extraño apodo.

—¿Sombra? — asiento mientras me siento en la silla, frente a mi mesa, comienzo a hacer un nuevo boceto. —¿Qué se supone que es eso?

—Rojo... — cambio de tema, recordando lo primero que me ha preguntado, no me gusta hablar de mis pensamientos con la gente.





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—No entiendo cómo puede molestarte ver lo colores.— cambio de tema cansado de sus continuas preguntas, me dejan sin energía, ¿en qué momento la llamé sombra?

—¿A qué viene eso?— me encojo de hombros, tal vez por fin se dé por vencida, me equivoco.—No me cambies de tema JungKook.— se cruza de brazos, está sentada en la silla de mi escritorio mientras que yo me encuentro tumbado en la cama, de vez en cuando la veo mirar de reojo al boceto del lienzo, junto a mi ventana. No dice nada al respecto.—¿Vas a volver a hacerme la ley del hielo?— se queja.

Definitivamente no me apetece seguir hablando, de hecho nunca me apetece y, con esta chica, me es imposible mantener mi silencio, me obliga a hablar a base de no callarse, ¿por qué tiene tanto interés en mí?

Suspiro y cierro mis ojos, tengo un poco de sueño, los dedos de mis manos comienzan a picar, una imagen algo borrosa me seduce y acabo por levantarme de mi cama de un salto, completamente espabilado, cojo un carboncillo y un par de hojas, Ha-Yun está sentada frente a mi mesa por lo que no puedo dibujar allí asique, por mucho que lo odie, acabo trazando líneas y sombras que acaban formando un boceto medianamente mal hecho al que debo darle bastante retoque antes de llevarlo a un lienzo o a mi tablet de diseño.

Siento su mirada en mí, resulta pesado sentir esa presión que dan sus ojos, creo que quiere algo.

—Es muy bonito, ¿de dónde sacas la inspiración?— su voz se muestra en un tono que no se definir, frunzo mi ceño y muerdo mi labio inferior, yo tampoco sé de dónde vienen todas estas imágenes.

Termino el boceto y lo repaso, queda mucho más estilizado y limpio; me levanto otra vez y cojo la tablet de diseño que está junto a Ha-Yun, abro una lámina y, junto con un lápiz especial comienzo a dibujar.

—¡Eres muy rápido y diestro!— eso me irrita, no me gustan los cumplidos por obligación. Dejo el dibujo, lo continuaré cuando ella no esté.—¿Por qué paras?

—No me gustan tus cumplidos.— vuelvo a tumbarme en la cama.—Ni los tuyos ni los de cualquier som-persona. — no me creo que casi vuelvo a nombrar a las sombras frente a ella.

—Hablando de eso...— trago con fuerza, no creo que haya entendido som-, ¿verdad?—¿Por qué?— suspiro, no sé si es que tengo mala suerte o el mundo me odia demasiado.

Una idea surca mi mente durante unos segundos.

—Te responderé con una condición.— llevo esto a mi terreno, ya lo he dicho antes, soy egoísta y ella me está pidiendo que comparta algo. También veo una posible forma de que me deje en paz y se aprenda los colores.

—¿Cuál?— su sonrisa se tuerce cuando la comisura con la herida se alza, hace una mueca de dolor y vuelven a invadirme esas ganas de golpear a quienes la han hecho esto.

—Te responderé una pregunta por cada significado que aprendas.— alza sus cejas, sus ojos y boca se abren.—Te responderé a esa pregunta si me dices a qué se asocia el color rojo y, te responderé a otra si me dices su significado.

—¡Eso no es justo!— se queja, no logro esconder la media sonrisa que muestro, se sorprende aún más, pero no dice nada.

—Si fallas no responderé a esa pregunta. — me cruzo de brazos y me apoyo en la pared.—Es una buena manera de motivarte a estudiar asique... adelante, mañana tenemos la primera clase, si no me explicas correctamente a qué se asocia el rojo no tendrás respuesta. Suerte.— la señalo la puerta de mi habitación.

—Pero no tengo apuntes de eso y...— ruedo los ojos, ésta chica no quiere salir de mi habitación al parecer.

Me levanto y abro uno de los cajones de la mesa, de donde saco varios tacos de folios, busco durante algunos minutos hasta que doy con un pequeño taco de un centímetro o dos de grosor, no es demasiado. Se los doy y la vuelvo a señalar la puerta.

—De... de acuerdo...— sujeta las hojas con extrema delicadeza, parece que no quiere hacerles ni una sola arruga, me sonríe y vuelve a hablar.— Gracias por esto, nos vemos mañana tutor.— me paralizo mientras la escucho salir de la habitación.

Tutor... ¿por qué lo ha dicho de una forma tan extraña?

Y, lo peor, ¿por qué me siento tan extraño?      


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5/7

Black.

En Blanco, Negro, y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora