No hay Verde.

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Ya son las dos pasadas y mi estómago ruge con hambre, salgo de mi habitación, cada vez me sorprende menos ver a Ha-Yun frente a mi puerta, llevo puesta la chaqueta que la dejé anoche, la mira y tanto sus mejillas como sus orejas toman un color grisáceo más oscuro. Camino hacia el ascensor y pulso el botón, espero a que las puertas se abran.

Gracias... por lo de anoche.es la quinta vez que me agradece, esto empieza a ser cansino, asiento con la cabeza y espero a que no diga nada más.

Las puertas se abren y entro acompañado de Park.

Yo... ¿qué tal te cayeron mis amigos?está esperando a que hable, ¿en qué momento decidí soltar más de tres palabras en una frase?

Nam me agrada.vuelvo a las tres palabras, su ceño se frunce.

¿Y Jin y Tae? me encojo de hombros, Jin podría llegar a ser agradable pero TaeHyung... tendría que adaptarme a él, sobrevivir a él.

Salgo del ascensor, mis piernas se quedan paradas y mis ojos no miran nada en particular.

Me doy cuenta, estoy adaptándome a Ha-Yun, estoy sobreviviendo a ella, mis puños se cierran con fuerza, mis piernas tiemblan un poco. Joder. Estoy seguro de que no sé vivir, tengo miedo y me encierro en la supervivencia, incluso si no es necesario, porque Ha-Yun, que ahora está delante de mí moviendo sus manos frente a mis ojos y llamándome con voz nerviosa, incluso ella se está adaptando a mí. A mis silencios. A mis frases de tres palabras. A mis malos gestos. Incluso a mi nula intención de ver a mi alrededor. Porque ahora lo veo.

La otra cara de la Luna, la oculta, ahora brilla con fuerza delante de mí. Ella me está enseñando a vivir, no a sobrevivir.

Sujeto sus hombros, mis ojos bajan hasta los suyos, la veo tragar con fuerza, soy capaz de sentir su nerviosismo y, aunque el impulso de abrazarla es fuerte no lo hago, pero la sonrío. La sonrío de verdad.

(-*-*-*- 0 -*-*-*-)

No ha pronunciado ni una sola palabra desde que la he agarrado de los hombros hace más de media hora, de hecho me preocupa y sorprende el hecho de que juegue con la comida.

Termino mi plato de pasta, ella se da cuenta, la veo levantarse y llevar su bandeja, aún llena de comida, a su lugar, vuelve hacia mí y suspiro y la imito, ahora parece distante conmigo. Seguramente la he incomodado antes.

Tengo que hacer algunas cosas, nos vemos luego.se despide con la mano.

Está rara. Más de lo normal. Demasiado.

Repito el camino de vuelta hacia mi habitación y entro, el lienzo me recibe, me llama y no tardo en continuar con él.

Mi teléfono suena, aprovecho para mirar la hora cuando lo cojo, ya son las cuatro y media, descuelgo y miro al lienzo, realmente me está absorbiendo.

JeonGguk... la voz de mi madre no me llama la atención, a pesar de que ella brilla con su presencia, eso no significa que sea bueno. La escucho hablar sin parar, me cuenta cómo le van las cosas en el trabajo, en casa, pero no me importa demasiado, estoy pendiente del reloj.

Los minutos pasan con rapidez y llegan las cinco, mi madre continúa hablando, ya no sé ni si quiera de lo que está hablando, frunzo el ceño.

Adiós.corto la palabrería de mi madre y cuelgo, no tardo en buscar el número de Ha-Yun, un número que no tengo porque no me he molestado en pedírselo en ningún momento. Abro el gmail, con suerte se le ha ido la hora y aún está estudiando, la mando un mensaje.

En Blanco, Negro, y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora