Palabras: 1240 Playlist: Shiver - Lucy Rose Pretending - Glee Cast Version
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Shawn era todo lo que yo siempre quise en un hombre, podría decir que era eso y más. Era todo un caballero, cariñoso, tierno, sincero, amable y me hacía reír cada vez que él podía.
Lo más importante, me aceptaba por cómo yo era, me amaba con cada parte de su ser. Y me lo demostraba todos los días, cada momento que estábamos juntos. Yo hacía lo mismo, jamás pensé sentirme tan llena y feliz al estar cerca de alguien, realmente me hacía feliz.
Era increíble la manera en que hacía mover mi corazón, con tan solo un toque hacía que hubiera un zoológico entero dentro de mi estómago.
No supe en qué momento todo se fue por la borda, nada era lo mismo. Trate de contar las veces que sonreí a su lado en los últimos meses, podía contarlos con los dedos de mis manos. Conté las veces que lloré por él, me faltaban dedos para hacerlo.
—Esto es estupido— dije soltando mi cubierto haciendo que este cayera con fuerza en mi plato y aquel sonido retumbara por toda la sala.
Tomé mi cabello entre mis dedos y lo coloqué hacia atrás, la mirada penetrante de Shawn cayó en mi.
—Una vez, tan solo una maldita vez quiero comer tranquilo. Trato de llevar las cosas bien, te preparé una estupida cena y parece no ser suficiente para ti ¿que más quieres de mi?— respondió irritado.
—Oh ¿tú ves esto bien? ¿Tú enserio piensas que esto es llevar las cosas bien? Ni siquiera nos dirigimos la palabra, ninguna mirada, nada. ¿Quieres pretender? bien, pretendamos que todo está bien pero los dos sabemos perfectamente que esto, esto, nosotros, estamos jodidos— dije al fin sin tragarme ninguna palabra que quise decir hace semanas atrás.
—Sabes que está relación se está yendo a la mierda y no es por mi culpa— atacó.
—¿Entonces qué? ¿Es por mi culpa?— pregunté exigiendo una respuesta ante el descaro de sus palabras.
Me miró con ironía por unos segundos, se paró de su asiento tomando su plato y caminó hasta el fregadero, dándome la espalda.
—Mierda, Shawn, dime las cosas a la cara— exclamé.
—Creo que entendiste muy bien lo que dije, no necesito repetírtelo dos veces— respondió volteando su mirada, sin embargo, segundos después la apartó.
Sentí mis mejillas y ojos arder. Sentía tanta impotencia, quería gritar, quería llorar, quería hacer demasiadas cosas y no las hice.
—Increíble que pienses que esto es mi culpa, sabiendo que tú tienes la misma culpa que yo— respondí rápidamente.
