Nacido en un pequeño pero agradable pueblo bajo el nombre de "Santa Cecilia"; un chico que es conocido tanto por su apellido "Rivera" que va ligado a la familia de zapateros más distinguida en ese lugar y su hermosa voz que se hizo conocido tras cantar una de las canciones más populares, escritas por nadie más que su Tátara abuelo Héctor Rivera que en vida fue el compositor de muchas de ellas.
"Ahora la música nos mantiene unidos como familia"
—Miguel. Despierta mijo, ya son las 8 — Habló la madre del Moreno que se encontraba durmiendo tranquilamente en su cama. —
—¿¡Las 8!? —Gritó — Mamá te dije que me despertaras a las siete y media, es muy tarde. Dios. — Se paró de la cama sin siquiera asimilar bien las cosas—
—Madre. Son las siete, no me asustes de esa forma.
—Perdóname, pero era la única opción que veía, ambos sabemos que se te haría tarde si no era de esta forma. — Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al ver a su hijo sentarse de nuevo en la cama — Tu abuela ha hecho migadas, así que no tardes en bajar.
Esperó a que su madre saliera de la habitación para dirigirse al baño y tomar una ducha rápida; pues el tiempo le era importante. Saliendo de esta se acercó a su armario para sacar su camisa blanca; pantalón negro; sus zapatos del mismo color que el pantalón, al tener todo listo y en orden bajó al comedor donde toda su familia se encontraba sentada esperándole, no era tan difícil saber que amaba a su familia.
—Mijo se te enfría la comida.
—Buenos días a todos. Lo siento abuela, traté de bajar lo más rápido posible pero viendo la hora es mejor que me lo lleve de lonche —Habló mirando la hora en el reloj de la pared — Nos vemos en la tarde.
Era muy tarde, faltaban tan solo cinco minutos para que la cafetería abriera sus puertas y tenía cosas que hacer antes de eso. Aceleró el paso hasta que dio con aquel letrero viejo que colgaba con el logo de su trabajo "La cafeteria Sweetyr".
Al entrar llamó la atención de su jefa que lo miró preocupada, pues sabía la hora y no tenía a nadie más, puesto que los otros empleados llegarían unos minutos después de abrir.—Miguel. ¿Está todo listo para abrir?
—Claro que si señora Nelly. Pero a decir verdad nos falta algo.
—¿Nos falta algo? Miguel ¿Qué nos falta?
—Evidentemente nos falta abrir para que la gente llegue, señora Nelly, para que todo esté perfecto como siempre.
—Tienes razón, pero no lo digas así que casi me da algo al pensar que faltaban cosas.
—Usted no se preocupe, todo irá bien como es debido.
Después de dar los últimos arreglos abrieron las puestas del negocio y ya tenían una larga fila de gente esperando afuera de esta. Miguel y sus cuatro compañeros que habían llegado justo a tiempo, empezaron a tomar las órdenes.
—Buenos días y bienvenida a la Cafetería Sweetyr. Soy Miguel y tomaré su pedido si está lista para ordenar. —Sonrío levemente—
—Oh, claro que si Miguel. Quiero un pastel de zanahoria y un frappé por favor.
—Claro que si señorita, en un momento se lo traigo.
La mañana iba bien, todo estaba en orden y muchos clientes se iban satisfechos con sus ordenes y por la forma de ser tratados sutilmente por los empleados. Pero no siempre las personas son amigables con ellos.
—Buenos días y bienvenidos a la Cafetería Sweetyr. Soy Miguel y —Es interrumpido —
—Si sí, ya sabemos que te llamas Miguel. Toma de una vez el pedido niño.
—Cariño, no seas mal educado con el muchacho, él solo está haciendo su trabajo. —Miró al señor que estaba frente a ella y luego miró al chico — Disculpa por eso querido, puedes continuar.
—No se preocupe señora. Como estaba diciendo soy Miguel y tomaré su orden si así desean.
Llegó la hora de cerrar pero mientras se concentraban en guardar todo en su lugar la puerta sonó indicando la entrada de alguien al local, cosa que los dejó intrigados.
—Buenas tardes. Disculpe ya hemos cerrado por hoy.
-Oh, lo siento, venía a preguntar unas cosas a alguien de por aquí cerca pero no conozco mucho el lugar y —Calló cuando sintió una presión en su cabeza, cosa que la provocó contraerse en su lugar por el dolor —
—Señorita. ¿Se encuentra bien? —Se acercó lentamente —
—Yo, estoy bien es solo que estos mareos me han estado atormentado mucho últimamente, me sorprende que no fuera un desmayo —Dijo tocando su cabeza.
—Muchacha. Deberías checarte, estoy segura que eso no es normal.
—Estoy segura que no lo es pero no hay mucho que pueda hacer.
—Toma un pastel de galleta y un café, espero que sea suficiente para que te sientas un poco mejor ahora —Comentó entregándoselos —
—Muchas gracias chico. ¿Cuál es tu nombre?
—Soy Miguel Rivera, un gusto.
—El gusto es mío, soy Carolina Gómez.
Después de un rato de conversar, la chica pidió ayuda para dirigirse a una tienda que le habían recomendado por el camino, lo primero que pasaba por la mente de todos es que era una de esas turistas que venían de paso al pueblo por sus coloridas casas. Puesto que la chica no dio más vueltas al asunto de su problema o su visita se retiró no sin antes disculparse por la interrupción y agradeciendo la atención brindada por los presentes.
Se sentía feliz, si bien la llegada de esa chica había sido muy inesperada, se le hizo muy amable para conversar con dos extraños y contar su situación.
Al dar la noche, Miguel volvió a casa y recibió un regaño por parte de su abuela, pues había llegado horas después de la hora de siempre, no le molestaba que llegase a esa hora sino que no había avisado y los tenía con una alta preocupación.[・・・]
Hola.
Soy el creador de este "Fic" por así decirlo, la verdad no pensé que las personas volverían a interesarse por el Hiroguel, ni que leyeran esto; me emociona saber que de cierta forma llegan aquí.
No sé, gracias por darle la oportunidad a esto y veré si en un futuro le puedo corregir todos los errores ( que la verdad son bastantes) probablemente los títulos también cambien con el tiempo y pues sería eso, un pequeño comunicado.
Cuídense.
-Nico/Min
06.03.22
Hola nuevamente.
Se han empezado a editar los capítulos.
Como los estoy reescribiendo sobre un capítulo viejo los comentarios no tendrán nada que ver o ya sea que se borren dichos comentarios.
-Nico/Min
17.04.22
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¿PUEDO TOMAR TU ORDEN ? [En edición]
Fiksi PenggemarUn chico muy servicial de diescisiete años que trabaja en una cafetería cuando no se encuentra ocupado dando conciertos. Llevaba una vida tranquilo, sin problema alguno hasta la llegada de aquel grupo de chicos extranjeros que decidieron ir a la caf...