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Ya habían pasado más de 24 horas y el moreno seguía con el rencor a la mitad de su adorada familia, no deberíamos culparlo tanto cuando su pensamiento siempre fue otro tras crecer con la mentira de "Somos tu familia y siempre te vamos a apoyar". Ustedes también se sentirían así incluso peor.

Tanto era ese sentimiento que no quería volver a casa hasta que su familia se calmara y ellos también; el mayor amablemente le ofreció quedarse en su casa hasta que todo estuviera controlado pues tenía una pequeña idea de lo que podría pasar si ponían un pie en aquella casa sin antes calmar las aguas.

Los días siguientes transcurrían con total normalidad, lo único diferente era el semblante del moreno que ya no se veía para nada alegre y eso estaba preocupando a sus compañeros de trabajo.

—Miguel, ¿te encuentras bien? Te siento raro. — El pelirrojo llamó la atención del menor y retrocedió cuando cruzaron miradas

—¿Te parece que estoy bien? Es obvio que no estoy bien Jackson.

—¿Quieres hablar de eso?

—Ahora no, por favor.

El mayor dejó de insistir y siguió trabajando en la caja registradora pues últimamente le tocaba atenderla pues a quien le correspondía no había estado asistiendo a su labor.

El mayor seguía preocupado, la señora Nelly no le había permitido al moreno atender las mesas pues no quería que el ambiente se arruinara y se crearán rumores innecesarios del menor. Lo había citado en la oficina de la mayor a la hora del almuerzo para que hablasen los tres y llegar a una solución para lo que pasaba hoy.

—Hijo, cuéntame qué sucede, ¿podemos ayudarte? —Habló la mayor tomando las manos del menor y dándoles una delicada caricia como estaban acostumbrados a darse pues ambos se veían como una familia y se dieron tal confianza cuando se ayudaron mutuamente años atrás.

Aquella tercera persona que por el momento no era necesario para el par que se trataban como madre e hijo, se estaba empezando a sentir sofocado por el momento. ¿Podría sentir algo así alguna vez?, Sacudió su cabeza para despejar su mente de esos pensamientos y centrarse en el presente para ayudar a su amigo.

—Hiro y yo fuimos a hablar con mis padres sobre lo nuestro —Habló el menor dirigiendo su mirada al chico sentado al lado de la mayor, buscando algo en su mirada—

—Y me imagino que no se lo tomaron bien ¿Cierto?

—Mis padres si, pero mi abuelita fue un caso complicado, empezó a insultar a Hiro, lo agredió y  casi me golpea de igual forma a mi —Terminó de contar con un nudo en la garganta y sus ojos comenzando a cristalizarse por la situación—

—¿Y no hizo nada el chino?—Ahí estaba otra vez, esos celos mezclados con rencor hacía el asiático

—Me defendió en todo momento, encaró a mi abuela y me dejó quedarme en su casa —Comentó mirando el piso con una leve sonrisa—Nunca pensé que alguien podría hacer eso por mi.

Auch.

Su pecho se comprimió al escuchar eso pues se dio cuenta que el menor nunca vio las veces que él también lo defendió de su abuela y ajenos a su familia, pero como lo haría si estaba cegado por el amor...otra vez. No era momento de sentirse triste, debía apoyarlo como siempre, cómo su mejor amigo.

—Entiendo, mínimo hizo algo bueno.

—Jackson, es ayudarlo no arruinar más las cosas. —Terminó de decir y depositó no tan gentilmente en la cabeza del menor un sape—

¿PUEDO TOMAR TU ORDEN ? [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora