EPÍLOGO

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4 años más tarde.

Estaba en casa esperando a que viniera Miriam a buscarme hasta que oí unas llaves abriendo la puerta principal.

Durante estos años Miriam y yo seguimos estando juntas y no hemos tenido ningún problema grave, por así decirlo. Aunque si que es verdad que a veces hemos tenido discursiones bastante fuertes, lo hemos solucionado enseguida. Bueno, hubo una en la que no le hable durante toda una semana.

Pero ese ahora no es el caso, Miriam y yo llevamos viviendo juntas durante dos años y hoy me a dicho que tenía preparado una sorpresa para mi y yo la estaba esperando.

- Hey- me dijo mientras entraba por la puerta.

- ¿Hey?, ¿así me saludas? ¿Con un simple hey? Llevo esperándote un buen rato y así me saludas, muy bien Miriam. Ya puedes tener una buena sorpresa porque sino te quedas sin...- dije yo fingiendo que estaba enfadada, aunque no lo estaba. Era solo para molestarla un poco.

- Mierda Ana, lo siento. Hola amor- me dijo mientras me daba un buen beso.

- Así me gusta más jajajaj.

- Era broma ¿verdad?

- Sip, y tú como siempre picas jajajaja.

- Te vas a quedar sin sorpresa a este paso. A mí no me hace gracia.

- Pues tú te quedas sin ya sabes que- dije guiñando un ojo.

- ¡Ana! Ya vale. Venga vamos que tengo abajo el coche.

- No te enfades amor

Bajamos al coche y cuando me subí Miriam me tapo los ojos con una venda. Le pregunté porque lo había hecho y me dijo que era para que no supiera lo que había preparado. Para que fuera una sorpresa. Después de un largo rato, bueno igual no tanto pero a mí se me hizo eterno, oí el motor apagarse.

- Ya hemos llegado- me dijo Miriam.

- ¿Puedo quitarme ya la venda?- le pregunté.

- Todavía no. Ahora agárrate a mi mano para que pueda guiarte y que no te caigas.

- Pues con lo patosa que soy me caigo fijo.

Milagrosamente no me caí y llegué al sitio donde Miriam preparo todo sana y salva. Por fin Miriam me quitó la venda y pude ver todo lo que había preparado.

Estábamos en un sitio con unas vistas preciosas y justo delante de mí había una manta en el suelo con comida.

- Dios Miriam, esto es precioso- le dije.

- Algo precioso para alguien precioso- me dijo abrazándome por detrás.

- Tu nunca cambias ¿no?

- Te gusta que sea así, no lo puedes negar.

- Tienes razón.

- Siempre la tengo.

- No seas idiota- le dije y le di un pequeño golpe en el brazo.

- Eres agresiva.

- No más que tú. Solo hay que ver las marcas que me dejas jajajaj.

- ¡Ana! ¿Por qué eres tan así? Dios a veces no te aguanto- se hizo la enfadada, pero no lo estaba.

- No me aguantarás, pero sigues conmigo y yo sigo siendo la chica más afortunada del mundo.

- Ay Ana, me vuelves loca. Te quiero.

- Yo te amo idiota.

Narra Miriam

Dios estaba súper nerviosa. Lo que iba a hacer ahora era muy importante y quería que fuese lo más especial del mundo.

Malentendidos~wariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora