Capitulo 16

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Vigilado

Y no puedo estar contigo.
Ni siquiera quiero estar contigo.
Solo deseo que tus fantasmas se hayan ido.
Pero no seré libre.
Hasta que hayas hecho las paces contigo mismo sin saberlo.
Lo que salió mal fue mí culpa.

-¿Estás seguro de que no puedes trabajar?- preguntó Caroline mientras presionaba el teléfono contra su oreja.

Sus manos se agarraron al sartén mientras colocaba otro lote de bollos crudos en el horno. Desde que el olor a arándanos enviaba a Caroline a vaciarse el estómago en estos días, Caroline había estado llenando las exhibiciones frontales con todas las cosas de arándano y naranja en estos días. Afortunadamente, su aversión no había asustado a ningún cliente, la mayoría de los cuales eran clientes habituales y estaban felices por ella cuando les contó sobre su nueva incorporación.

-Lo siento, Barbie. No esperaba enfermarme de gripe- gruñó Damon en el teléfono, haciendo que Caroline suspirara de frustración.

-Me parece recordar que fuiste a un concierto de Bon Jovi con una botella de Pepto-Bismol en la universidad porque no querías perdértelo aunque estabas prácticamente en tu lecho de muerte- dijo Caroline, sacudiendo la cabeza.

-Sí, pero eso fue diferente. Además, usted está embarazada y no debería exponer a su bebé a los virus-
señaló Damon, que soltó una tos casi cómica.

Caroline tenía la sospecha de que él estaba fingiendo, pero no tenía la energía para discutir con él en este momento.

-Lo sé, lo sé. Está bien, solo mejora. Elena está fuera esta noche. Veré si puedo hacer que Kasey entre y trabaje en el mostrador y yo voy a atender esta noche- dijo, tratando de subir. Con algún tipo de plan de acción.

-¿Cuándo fue la última vez que atendiste el bar?- preguntó Damon.

-Ha pasado tiempo, pero estará bien. Es como andar en bicicleta, todo volverá a mí pieza por pieza. No es como si alguien se volviera súper creativo con su pedido. Solo son cervezas y a veces, vino.Creo que estaré bien. Lo haré hasta que pueda conseguir que ingrese uno de los otros camareros- dijo Caroline, agarrando los mitones del horno y sacando otra bandeja de galletas con chispas de chocolate para colocarlas en la pantalla frontal -Lo resolveré todo. Solo duerme un poco y te sentirás mejor. Te necesito aquí mañana.

-Lo haré, Blondie.

Una vez que el siguiente lote estuvo en el horno, Caroline hizo lo que debía hacerse. Damon estando enfermo no hizo maravillas por su nivel de estrés, algo sobre lo que el doctor le había advertido, pero era algo que podía manejar.

Llamó a Kasey y le pidió que entrara y cubriera el mostrador mientras trataba con la barra y comenzó a lavar las gafas y llevar todo a donde debía estar. Cogió un delantal, se lo envolvió alrededor de la cintura y se lo ató a la espalda, antes de colocarse detrás de la barra.

No era tan difícil como ella lo recordaba. Por otra parte, eran las dos de un jueves. El bar y la panadería estaban prácticamente vacíos, excepto para una pareja de jubilados que venía todas las tardes a esta hora para tomar un pastelito y dos tazas de café.

Caroline los amaba.

Había algo tan dulce sobre eso. Ella les hablaba a menudo; lo suficiente para saber que ella tenían ochenta y nueve, y él noventa y un años y habían estado casados ​​durante setenta años. Todavía él sostenía su mano y le abría la puerta cada tarde, dándole a Caroline un poco de esperanza para el futuro.

Ella remató sus tazas antes de regresar a la barra para limpiarla por quinta vez.

-Bueno, te ves bastante bien para estar embaraza. Estaba esperando una ballena- dijo Katherine, con una sonrisa pícara que se extendía por sus labios mientras colocaba su bolso en la barra.

¡Oh, Qué noche!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora