Déjà vuCreo que he estado aquí antes
Creo que me he encontrado contigo
Sé las cosas que haces
Porque esto es un Déjà vu
-Padre no estará contento con que permanezcamos hasta altas horas de la madrugada en la víspera de su anuncio de promoción- comentó Kol mientras los dos entraban en la abarrotada barra de la entrada.
Con la cantidad de lloriqueo que Kol había estado haciendo desde que salieron de la mansión del embajador, Klaus estaba empezando a arrepentirse de haber traído a su hermano menor. Kol prácticamente se había invitado, no es que tuviera muchas opciones.
-¿Desde cuándo crees que piensa Mikael sobre nuestras acciones?
-Desde que decidí que no quiero perder la inmunidad diplomática que me brinda su carrera- dijo Kol, levantando un vaso de la bandeja que llevaba una de las camareras.
-Es bueno ver que finalmente te rindes y le permites que comience a comprar tus afectos- gritó Klaus sarcásticamente mientras tomaba su propia bebida, bajando el whisky antes de escanear la habitación.
Su gusto había cambiado en el ultimo año. La forma en que su desastrosa relación con Tatia había terminado, él quería a alguien que no se parecía en nada a ella. Sin compromiso, sin citas. Se había permitido volverse demasiado vulnerable con ella y lo usó en su contra. Él nunca estaría en esa posición otra vez. Mientras miraba alrededor de la habitación, sus ojos se posaron en una pequeña rubia sentada en el bar junto a una morena. Perfecto, pensó para sí mismo.
-Conseguiré otra bebida- dijo presionando su vaso en el pecho de su hermano hasta que se lo quitó. Se apartó de la entrada y se dirigió hacia la barra.
-Borbón, limpio-le dijo al barman inclinándose en el bar entre las dos chicas.
-Disculpe- dijo Caroline, frunciendo el ceño mientras miraba al hombre que tan bruscamente se abrió paso entre ellos en su prisa por llegar al bar. Si había algo que ella no podía tolerar, era gente sin modales. Ella tenía una política en la panadería que sí alguien no hacía cola, los enviaba a la parte de atrás como una maestra de kinder. Esto fue simplemente grosero.
-Ah, y lo que sea que estas dos hermosas damas estén bebiendo- añadió Klaus, tratando de calmar la tensión que había creado a propósito. Se recostó en el taburete mientras se negaba a moverse esperando su bebida. Nunca había necesitado de emplear trucos o líneas para llevar a las chicas a casa con él, pero descubrió que si alborotaba algunas plumas primero, era mucho más divertido. A él le encantaba un buen desafió.
-Estamos tratando de tener una conversación aquí- dijo Caroline, tratando de no dejar que su enojo se esfumara cuando se giró para mirarla con sus penetrantes ojos azules.
-Te das cuenta que este es un bar ruidoso, ¿verdad? No es exactamente propio para una conversación, amor. Quizás, deberías de probar la biblioteca o una cafetería si buscas un lugar tranquilo para conversar- agradeció al cantinero con un asentimiento antes de colocar un billete de cincuenta dólares en el mostrador para cubrir las tres bebidas que colocó frente a ellos.
-Estoy seguro de que las veré mas tarde chicas- dijo sonriendo maliciosamente mientras tomaba su bebida y se alejaba, haciendo su camino de regreso a Kol.
-Ouch. ¿Ya te rechazaron, hermano? ¿ Pensé que se suponía que estabas enseñándome algo esta noche?- inquirió Kol, en la esquina de su boca apareció una sonrisa mientras se llevaba su bebida a los labios. Burlarse de su hermano mayor siempre había sido uno de sus pasatiempos favoritos, especialmente cuando vio la oportunidad de atacar su arrogancia.
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¡Oh, Qué noche!
Fiksi PenggemarCaroline golpeteó nerviosamente su pierna mientras esperaba a que terminara el cronómetro. Su vida, su vida libre de bebés, brilló ante sus ojos junto con el sonido del cronómetro interrumpiendo sus pensamientos. Los ojos de Elena expectantes mientr...