Sentado en un pequeño banco, en la esquina de un viejo bar mientras su mirada se perdía en las luces amarillas del lugar, se encontraba él, paciente.
El olor a humo, cerveza y hombres compradores de mujeres estaba por todo el lugar, un aroma desagradable para Giorno.El encargado de la barra lo llamó, su encargo estaba listo. Lo tomó discretamente mientras le pasaba los billetes doblados al cantinero, guardó la pequeña bolsa dentro de su camisa blanca y salió del lugar.
Corría bajo la lluvia por los peores barrios de la bella Italia, lo único que podía escuchar era el golpeteo de las gotas y el sonido de sus suelas chocando contra el asfalto. Detuvo su paso al ver a su madre con sus compañeras de trabajo, sabía que tenía que esperar para entregar el "encargo".
Era una rutina para él, ocultarse en el oscuro callejón donde veía a su madre ir y venir en distintos autos hasta altas horas de la noche, y no solo ella, también el resto de mujeres con las que ambos compartían casa.
Giorno solo podía acercarse a aquella esquina cuando la jornada de trabajo acababa y la cuota de las chicas era recogida, entonces entregaba el paquete de tabaco y cocaína al jefe, entonces él y su madre podían volver a la casona.
Hijo de prostituta, su madre no fue una buena madre, pero no por eso le odiaba, después de todo, decidió tenerlo, y cuidar de él le presentó un gran problema en su trabajo.
Su madre nunca cuidó de él como debía, por ello siempre fué un niño demasiado autoritario, Giorno era el único niño(ahora joven) de la casa, y las otras mujeres siempre le hacían comentarios como que su padre seguramente fue un hombre bastante apuesto.
Minutos y horas pasaban, la lluvia iba y venía en forma de pequeñas y escasas gotas, después rápidas y abundantes. En un abrir y cerrar de ojos pudo notar aquella esquina vacía, era hora de que terminara su trabajo, tomó aquél paquete entre sus pálidas manos y se echó a correr.
Al llegar a aquel edificio viejo donde solamente había una habitación con la luz encendida, logró escuchar algunos gritos, pensó que el "jefe" estaba de malas y ahora maltrataba a una de las chicas, cuando eso pasaba, Giorno dejaba el paquete sin decir nada y se retiraba silencioso.
Subió sin prisa por las desgastadas escaleras, escuchaba murmullos al pasar, seguramente las mujeres estaban en otra habitación, esperando pasar a pagar.
Sus pies estaban firmes sobre el viejo y sucio tapete frente a la puerta, se agachó para dejar la bolsa café sobre este, pero antes de que sus blancas manos pudieran abandonar la bolsa en lo aspero de la alfombra, escuchó un grito familiar, seguido de la gruesa voz de Polpo, reclamando. —¡Maldita puta!.—
Sus verdes ojos se clavaron en la perilla de la puerta, sorprendido al escuchar los gritos de su madre. Estaba paralizado, no era la primera vez que Polpo agredía a las mujeres, y tampoco la primera vez que Giorno escuchaba, pero si era la primera que oía la paliza que le tocaba a su madre.
La puerta azotó, llamando la atención de las dos personas dentro de la habitación. La mujer temblaba, había pequeñas manchas rojas en su fino rostro que pronto pasarían a ser oscuras, sin embargo, su mirada permanecía fría sobre la delgada figura de Giorno.
Con una mano cargaba el paquete y la otra yacía sobre el marco de la puerta, aún había diminutas gotitas de agua sobre su cabello, sentía como el sudor de su frente se mezclaba con estas al sentir la presencia de Polpo.
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Venus Doom 》Vento Aureo AU! [MisGio]
RomanceEn el burdel más secreto y exclusivo de la ciudad, Giorno Giovanna, que ha sido privado de su libertad, se vuelve complice de Guido Mista, policía que busca resolver un crimen que envuelve al misterioso burdel. Mista promete sacar a Giorno de ese l...