04: If i was your girlfriend.

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Comenzaba a acostumbrarse a dormir tarde y los dolores corporales al despertar, pero aun así se negaba a continuar de esa manera para siempre.

Ahora estaba en la lavandería, acomodando su ropa limpia junto a algunos otros empleados. Giorno se había dado a la tarea de entrevistar a algunos de ellos, descubrió que había gente que entró por voluntad propia, otros porque no tenían opción, y gente como él, practicamente obligada. Preguntó por la chica de cabello rosa, pero nadie reconocía su nombre o su apariencia.

Se alejó del grupo cuidadosamente mientras que el chico de lentes rojos les gritaba que era hora de desocupar la lavandería.
Giorno no tenía mucho que hacer, llevaba un par de días sin ver a Mista, aquello le desmotivaba de cierta manera, sus posibilidades de irse desaparecían. Aun así, Giorno no podía bajar la guardia, cada día su investigación avanzaba un poco más.

Avanzaba a paso lento por los largos pasillos blancos que le enfermaba tanto ver, siendo de los últimos del grupo. Se detuvo por un momento, volteando su cabeza hacia la puerta que parecía conducir a otro lugar. Volvió su vista al frente, viendo como el grupo se alejaba cada vez más y más hasta dejarlo solo, y sin pensarlo, cambió de camino.

El pasillo era corto, con apenas unos pasos llegó al final sintiendo como la luz del sol le golpeaba en el cuerpo por los enormes ventanales que tenía al frente.
Una voz familiar y el sonido de los timbres telefónicos llamaron su atención, Doppio se acercaba rápidamente al fino escritorio mientras cargaba una caja llena de papeles.

Dejó la caja encima y tomó uno de los tantos teléfonos que había. —¿Hola?.—

Giorno sonrió divertido, se acercó a donde estaba y tomó asiento en la silla giratoria que había, dando un par de vueltas sin hacer mucho ruido, hasta quedar de espaldas mirando directamente a la pared.

Aquello lo tomó por sorpresa, su sonrisa creció al ver el cuadro forrado de elegante terciopelo rojo donde cada una de las llaves de esa enorme mansión colgaba.
Miró a Doppio, hablando pacientemente y completamente distraído, asegurandose que no se diera cuenta del crimen.

Giorno buscó el número de su habitación, tomando una de las dos llaves que había y guardandola en el pequeño bolsillo de su pantalón.

—Giorno, ¿No deberías estar con el resto?.— Le preguntó con la fina y neutral voz que poseía.

—No tengo nada más que hacer.— Estiró sus brazos hacia arriba, arqueando su espalda y luego dejandose caer sobre el escritorio. —¿Te puedo ayudar en algo?.—

—Bien. Estoy solo aquí todo el día, así que me vendría perfecto.—

Giorno se levantó un poco para escuchar las instrucciones de Doppio. Su trabajo consistía en atender las llamadas, todo lo que tuviera que ver con la correspondencia y pagos de la casa.
Cada vez que tenía oportunidad, miraba hacia la enorme puerta de madera que tenía en frente, a los vidrios por donde escapaban los rayos de luz que iluminaban de manera elegante la recepción. No podía evitar pensar que al cruzar esa puerta estaba la libertad, estaban las calles que recorría sin miedo en la noche, los faroles que lo acompañaban sobre la lluvia, su madre en algún lugar de Nápoles, y de repente, pensó en Mista.

Desde su infancia, apenas y convivía decentemente con personas, pero él nunca había conocido a alguien como Guido. A pesar de estar en una misión tan importante, lucía tan relajado, como si fuera cualquier situación, y a pesar de recién conocerlo, confió en el y le hizo una pesada promesa.

Venus Doom 》Vento Aureo AU! [MisGio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora