La blanca luz de la lámpara capturaba su atención por momentos, luego pasaba a mirar el impecable piso y se detenía en la entrada del pasillo, concentrandose en escuchar los pasos de la gente y las lejanas voces de oficinistas.
Estaba recargado junto a la puerta de la sala de negocios, a su lado, Leone esperaba tranquilamente sin decir una palabra. Mista trataba de lucir relajado como de costumbre, enfocandose en cualquier cosa para evitar hablar con su superior.
—Mista.— La gruesa e imponente voz de Abbacchio lo hizo girar la cabeza de golpe, como si hubiera esperado por ese llamado durante horas.
—¿Hmm?...— Falló majestuosamente en ignorarlo, su mente luchaba por ocultar todo, pero algo en su interior buscaba ayuda, la necesitaba. Consolación, un consejo, cualquier cosa que calmara su corazón.
Había pasado casi una semana de su reencuentro con Giorno, donde reafirmó su promesa de ayudarlo a escapar, pero eso no era lo único que le preocupaba, Guido tenía dos problemas. El primero era el aparente hechizo que Giorno puso sobre él, pues no dejó de aparecer en sus pensamientos y recuerdos por una semana entera, algo que ni siquiera sucedió en los 2 años anteriores a su despedida.
El segundo era que Mista prometió mantener todo aquello en secreto, su inexistente plan y el reencuentro, no quería meter en problemas a sus colegas, a pesar de saber que necesitaría de ayuda, el sabía que huir de Diavolo no sería fácil.
—¿Pasó algo? Estas mucho más distante de lo usual, ¿Te pone nervioso que Buccellati está aquí?.— Finalmente Abbacchio se decidió a preguntarle con preocupación disfrazada de intriga.
Tragó saliva antes de responder, forzando su mente a idear una respuesta que no lo dejara al descubierto, pero terminó por ceder a la ayuda de una manera casi subliminal. —No es eso, es solo... ¿Crees que Buccellati podría hacerme un favor?.—
Abbacchio se reincorporó mientras saboreaba las palabras de Mista. —Sabes que Buccellati nunca se negaría.— Respondió de la manera mas pacífica. —¿Qué necesitas?.—
Antes de que pudiera responderle, la puerta se abrió permitiendoles escuchar las gratas despedidas entre ejecutivos, segundos después, Buccellati salió de aquella habitación después de cerrar el trato.
Sin cruzar palabras, ambos hombres le siguieron el paso, caminando a sus espaldas. Las recepcionistas y trabajadores despedían cordialmente al hombre de elegante traje negro, quien agradecía con una pequeña sonrisa.
Desde joven, Mista se sorprendía al ver como Bruno era bien recibido en cualquier lugar a donde iba, era sorprendente la manera en la que encantaba a la gente y la sencillez con la que se manejaba, Bruno Buccellati era un hombre irreal, honorable y de respeto, de los que parece que no existen.
Bruno dejó escapar un suspiro y se puso cómodo en el asiento trasero del auto. —Necesito un descanso.— Dijo luego de acomodar su oscuro cabello detras de su oreja.
Abbachio, quien iba al volante, avanzó sin dudarlo, tomando rumbo al departamento que Bruno ocupaba cuando visitaba la ciudad.
El aire era cálido, chocaba con el rostro de Mista y amenazaba con quitarle el gorro que se puso cuando entró al auto. Con nerviosismo, encendió la radio y dejó que la extraña melodía acabara con el silencio.
—Lou Reed.— Pronunció Bruno. —Estas muy distante hoy, Mista.—
—Puedo cambiar la estación si deseas.— Le respondió, a lo que Bruno se negó totalmente.
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Venus Doom 》Vento Aureo AU! [MisGio]
RomanceEn el burdel más secreto y exclusivo de la ciudad, Giorno Giovanna, que ha sido privado de su libertad, se vuelve complice de Guido Mista, policía que busca resolver un crimen que envuelve al misterioso burdel. Mista promete sacar a Giorno de ese l...